Por Abril Mira.
En Argentina el transcurso del tiempo y el empoderamiento femenino, a partir del año 1983 con el retorno de la democracia, lograron que esta fecha pase de ser un día de celebración a uno de lucha y resistencia, en el que muchas mujeres comenzaron a alzar sus voces para revolucionar la escena política nacional.
¿Qué pasó el 8 de marzo de 1908?
Aquel 8 de marzo, un grupo de mujeres en Nueva York inició una protesta en la fábrica donde trabajaban para obtener una mejora laboral, ya que la jornada de trabajo era demasiado extensa, los salarios eran bajos y las condiciones en las que debían realizar sus actividades eran pésimas. Mientras se manifestaban un incendio se desenvuelve en la fábrica y fallecen 129 obreras textiles. Por ello, el 8 de marzo no es un día de celebración, sino un llamado a la acción. Es un recordatorio de que la igualdad de género es esencial para el progreso social, económico y político de todas las sociedades. Significa reconocer y abordar las disparidades y desigualdades que enfrentamos las mujeres. Es un día para apoyar y empoderarnos, para amplificar nuestras voces y para trabajar hacia un futuro de igualdad.
Mujeres, política y poder en Argentina.
En Argentina el rol de la mujer en la política comenzó a tener peso a partir del año 1947, en el cual, por iniciativa de Eva Duarte de Perón, se sancionó la Ley 13.010 que concede a las mujeres derechos políticos. Los cimientos legales de la Argentina, han crecido a paso firme, y las mujeres continuamos reclamando la equiparación de derechos con los varones.
En una elección histórica, luego de la incorporación del derecho de sufragio femenino en la reforma constitucional de 1949, las mujeres argentinas votaron por primera vez.
Retomando dichos de Nina Brugo, abogada laboralista, militante política y feminista argentina, uno de los primeros acercamientos de las mujeres a la política (por fuera del voto) fue en los años 70 a partir de la realización de reuniones conformadas unicamente por mujeres. Allí comenzaron a hablar sobre su rol en la sociedad y a manifestar su interés por participar en política. Las críticas por parte de los varones no tardaron en llegar, ya que la política no era para mujeres, pero estas rebeldes siguieron adelante a pesar de todo. “Más vale morir con honor que vivir con vergüenza” (Nina Brugo en Podcast “Generaciones Feministas”). Dichas reuniones duraron hasta la llegada de la dictadura en el 76, y recién con la vuelta de la democracia se retomaron dichos encuentros y comenzaron a adentrarse cada vez más en la vida política argentina.
Más adelante, la reforma constitucional del 994 elimina toda forma de discriminación hacia las mujeres y establece la necesidad de que se garanticen la igualdad real de oportunidades. Otros hitos importantes son: la sanción de la Ley de Cupo Femenino 24.012, una legislación a la vanguardia; la ley 27.412, de Paridad de Género en Ámbitos de Representación Política sancionada en 2017; y, por último, la conquista más reciente, la Ley de interrupción voluntaria del embarazo 27.610.
Todos estos números y leyes nos hacen pensar que hubo muchos avances, pero aún no son suficientes. ¿Qué nos queda por hacer? ¿Sancionar más leyes? Todavía nos queda romper con las estructuras y barreras que regulan el mundo político de la Argentina.
Según un estudio de Idesa, en Argentina, el año en el que hubo más gobernadoras fue en el 2019, cuando 5 de 23 provincias estuvieron lideradas por mujeres. Al día de hoy, del total de las 23 provincias no hay ni una mujer ejerciendo la función de gobernadora. Por otro lado, a nivel local, sólo uno de cada 10 municipios tiene una intendenta mujer.
A partir de distintas investigaciones realizadas por ONU mujeres, se puede decir que la paridad de género en los puestos legislativos nacionales se logrará recién en 2063.
El poder, en su expresión dominante dentro del ámbito público ha sido, y continúa siendo, una cuestión de varones. Sin embargo, en los últimos tiempos, las mujeres hemos ganado terreno en la esfera política, ocupando cargos clave en el ejecutivo, legislativo y judicial. La elección de Cristina Fernández de Kirchner en 2007 marcó un hito importante en la historia política de Argentina, siendo la primera mujer elegida presidenta. Su mandato consolidó la presencia de las mujeres en la política nacional. La dificultad que encuentran las mujeres para el acceso laboral se debe al concepto recientemente difundido como techo de cristal, conocido como una barrera invisible contra la que chocan las mujeres cuando intentan progresar en su carrera profesional, incluso cuando están igual o mejor cualificadas que sus compañeros, por supuesto que esto está ligado a los estereotipos y construcciones socioculturales que atribuyen un rol tanto a las mujeres como a hombres y el lugar que deben ocupar tanto en el ámbito profesional como en el privado. Pero es difícil para las mujeres salir en busca de trabajo cuando ya tienen otro trabajo adherido de nacimiento que es el del hogar, por ello es importante traer a colación el reclamo que existe con respecto al sistema de cuidados, hace ya varias décadas que las mujeres salen de sus casas para trabajar y en todo ese tiempo las tareas del hogar/hijxs siguen siendo un peso para las espaldas femeninas. Entonces si el mundo avanza, las políticas también deben avanzar. Estos términos no son nuevos, ya que empezaron a ser estudiados en los años 70, pero sí son mundialmente difundidos recientemente, gracias al avance sobre los estudios feministas y a la globalización.
¿Y ahora qué hacemos? El desafío por delante.
Los cambios que se dieron en la argentina y en el mundo fueron pasos agigantados, en 70 años se logró que las mujeres no seamos discriminadas, no seamos tratadas como objetos, conseguimos muchos derechos, así como la inclusión en la vida política. Pero aún queda mucho por delante. Nuestro objetivo es volver a lograr la masificación femenina que se dio por allá en el año 2018, es necesario reagruparnos y salir a luchar por nuestros derechos. A lo largo de los años, el 8 de marzo ha evolucionado para abordar una amplia gama de problemas que afectan a las mujeres en todo el mundo, desde la igualdad salarial hasta el acceso a la atención médica, y desde la representación política hasta la lucha contra la violencia de género. Los estudios feministas realizados con respecto a los conceptos “techo de cristal” y “sistemas de cuidados”, no son estudios, conceptos o conocimientos sólo para mujeres, todo lo contrario, la difusión de estos conceptos debe darse en toda la sociedad, no es contenido exclusivamente de mujeres. Por ello, a través de esta nota invito a romper con el pensamiento de que las investigaciones feministas son sólo para mujeres, son para toda la sociedad.
Las mujeres seguimos enfrentando barreras estructurales y culturales que limitan nuestro acceso a cargos de liderazgo y toma de decisiones. Así como la problemática con respecto al sistema de cuidados, la violencia política de género sigue siendo un problema grave que dificulta la participación plena. Si bien la Ley de Paridad de Género contribuyó a aumentar la representación femenina en el Congreso, persisten desafíos en otros niveles de gobierno y en la participación política a nivel local. Es crucial implementar medidas para promover la igualdad de género en todos los niveles de gobierno y garantizar que todas las mujeres tengan voz y poder en todas las decisiones que afectan sus comunidades. Es necesario garantizar que la política argentina sea verdaderamente inclusiva y representativa.