El martes 11 de noviembre por la noche, con la realización de la Cena de la Concordia comenzó la décimo primera edición del Foro Metropolitano, en el Palacio San Miguel de la Ciudad de Buenos Aires. La Cena contó con la presencia del ex Presidente de Uruguay, Julio María Sanguinetti, quien conversó con Facundo Manes y Rafael Bielsa sobre la gobernabilidad de las ciudades en el siglo de las metrópolis.
El diálogo comenzó con un encuadre a cargo del Presidente de la Fundación Metropolitana, Pedro Del Piero: “Este año invitamos a un Presidente latinoamericano que gobernó 10 años su país y a dos figuras de muchísimo prestigio para que dialoguen con él, sobre Gobernar en América Latina en el Siglo de las Metrópolis. América Latina es un continente que tiene más del 80% de su población viviendo en ciudades, Argentina y Uruguay tienen el 92% cada uno. Además, en el caso concreto de Argentina, con la característica de que casi la mitad estamos en áreas metropolitanizadas: en núcleos urbanos que rompieron el molde de la ciudad original, que se conurbanizaron, que complejizaron sus problemas, y que la escala de esos problemas llegó a la mesa de trabajo de los decisores más importantes”.
“A 30 años de democracia nos damos cuenta que lo fundamental es tener resultados, hay que tener soluciones para los problemas, hay que tener hacedores y la política está para articular. En todo este tiempo fuimos aprendiendo que los problemas como la basura, el suelo, la cuenca, el transporte, la seguridad demandan un abordaje integral, sistémico y de orden metropolitano. También fuimos descubriendo que el abordaje de las soluciones sólo es posible resolverlo si hay voluntad de cooperación de las autoridades fragmentadas institucional y políticamente que conviven en las metrópolis. Por este motivo al plan de trabajo es necesario gestionarlo y para ello es principal y fundamental la voluntad política de los gestores y gobernantes para resolver estas cuestiones de manera conjunta”.
“En Argentina es posible encarar la necesidad de pensar en conjunto, integral y sistémicamente a través del Federalismo de Concertación. En nuestro sistema democrático, federal, estadual, municipal, por más que se articule virtuosamente la legitimidad, no es posible que esta pueda sostenerse si no cuenta con un aval y una satisfacción de la ciudadanía. Allí es donde aparece la importancia de la cuestión metropolitana para la etapa que viene de la Argentina”.
“En los años 80 nos dimos cuenta que lo importante era el sistema democrático; en los 90 lo importantísimo era la moneda; y que la política se plantara frente a los mercados fue lo importante de la década pasada. Ahora, esta etapa nos obliga a aprender que los problemas hay que solucionarlos, que debemos satisfacer las demandas de nuestra ciudadanía. En este punto no hay otra posibilidad, como en el caso del AMBA, que establecer acuerdos y cooperación para encarar los grandes problemas que tiene este área, y que hasta el día de hoy no han podido ser solucionados, a pesar de los esfuerzos e intentos como COMCOSUR, Región Metropolitana Norte, ACUMAR y CEAMSE”.
“El Área Metropolitana de Buenos Aires tiene casi 50% del Producto Bruto de la Argentina, merece ser un área competitiva, desarrollada y con presencia en el mundo. Les dejo como broche una utopía que tenemos en la Fundación Metropolitana: nos gustaría que en el 2030 tengamos una Argentina desarrollada que le permita al AMBA haber decrecido en población”.
Luego del encuadre comenzó el diálogo con las palabras del ex mandatario uruguayo, Julio María Sanguinetti, quien expresó: “Hace 25 años se cayó el Muro de Berlín, y con ello imaginamos que empezaba la paz eterna, que no íbamos a tener más conflicto. En ese contexto, habíamos empezado el proceso de democratización. Latinoamérica empezó la oleada de dictaduras en el 64 con Brasil y después fuimos cayendo todos de a uno. Hace 35 años empezó la contra oleada, que empezó en República Dominicana y llegó hasta Chile y Paraguay en 1988. Esos 25 años marcan un tiempo histórico. Se habla que desde la Toma de la Bastilla se dieron los dos siglos más políticos de la historia. Y desde allí comienza otro tiempo. Como el mundo era bipolar no habíamos advertido, una revolución científica y tecnológica que globalizaba el mundo y hacía ilusorias todas las pretensiones hegemónicas. De esta manera irrumpía un nuevo mundo dado por la sociedad del conocimiento, El productor es menos importante que quien tiene el conocimiento específico o la patente. La sociedad de la información nos instala en un mundo abonista. El mundo pasa a ser global”.
“Paralelamente crece una sociedad de consumo que, a través de nuevas modalidades de producción, genera una sociedad de clases medias, de acceso a nuevos medios. Esto tiene una doble cara: la positiva que es la democratización del consumo, es decir, los más pobres pueden acceder a nuevos bienes del confort, a los que antes sólo accedía las altas expresiones de la burguesía o la aristocracia; y la contracara es la enfermedad del consumismo”.
“No olvidemos que la democracia nació en las ciudades. Y el actor principal de la república es el ciudadano. La ciudad fue el pensamiento, fue la organización. Hoy estamos en otro mundo y en otras ciudades. El mundo hoy es urbano, porque el mundo rural también se modificó. La revolución científica, la revolución técnica, cambió al mundo rural: hoy se produce distinto, con otras características y los cambios son tan rápidos que han producido migraciones internas de todo tipo. En el mundo hay más de 36 ciudades con más de 10 millones de habitantes, 126 ciudades de más de 3 millones de habitantes. Incluso en las cuatro ciudades grandes de América Latina: México, San Pablo, Río de Janeiro y Buenos Aires son más de 70 millones los habitantes”.
“Hoy cambió la modalidad de producción, hay mucha gente fuera del mercado laboral y con una exigencia de educación como nunca antes. Siempre la educación fue el arma del desarrollo del cambio, pero antes la manejaban las elites, y desde ellas se manejaba la sociedad. Hoy, nuestra democracia felizmente no es eso. Pero requiere la educación del pueblo, e incluso la necesita, para sobrevivir. Tenemos migraciones internas del campo a la ciudad, de los lugares más pobres a los lugares más ricos, debido a que la gente va quedando afuera del mundo rural por su tecnificación y porque vienen de las ciudades de países limítrofes. Esto impacta en la gobernabilidad democrática, porque la sociedad de consumo es una sociedad demandante, inconforme, que sale a la calle a protestar”.
“La ciudad es el mayor de los desafíos. Porque uno vive en un trabajo, en un transporte que lo lleva al trabajo, en los bienes, la salud o la educación a los que puede acceder en esa ciudad y es allí están sus demandas. Son demandas domésticas. Este es uno de los grandes desafíos de nuestra democracia”.
“Tenemos democracia, votamos, pero eso no es condición suficiente. Estamos amenazados por nuestros personalismos, por nuestra tendencia al cesarismo, nuestras vanidades. Tenemos estas clases medias demandantes. Tenemos un feroz reclamo de educación, que hoy es la que incluye o excluye. Cuando los inmigrantes de Europa poblaban al Río de la Plata no eran gente culta, sólo tenían la ética de trabajo, huían de la pobreza, de la miseria, de las guerras, de las intolerancias religiosas. Esa fue nuestra fuerza, la que hizo grande nuestro país. Hoy tenemos migraciones distintas, los que migran son gente preparada. Hoy todo es operaciones tecnológicas, científicas y eso hace que la democracia en ese mundo global, en ese mundo sobre noticiado y sub informado, sea distinta. Yo diría que las ciudades son de todos o son de nadie”.
Rafael Bielsa: ¿Cómo hace un político, presidente, para que el mundo pase y él sepa hacia dónde está pasando?
Julio María Sanguinetti: La especialidad del político es la generalidad. Tiene que ser el que resume, el que generaliza, el que trata de conciliar, porque la democracia es conciliación, es diálogo, es concordia. Esa es la sustancia del tema democrático y el político tiene ese desafío. Es importante que nunca perdamos el rumbo. Después, en política nunca la distancia entre dos puntos es una línea recta, siempre hay que saber llegar. Por eso la política es un arte y no una ciencia.
Nuestro mundo en medio de esa avalancha de conocimientos, de cambios, es impresionante. La fuerza del cambio científico, la proyección del cambio científico a la tecnología, la aplicación práctica nunca fue tan corta. Antes pasar del principio científico a la técnica duraba años, a veces siglos, ahora se traslada en seguida. La velocidad con que se van produciendo los cambios, también nos llega a la ciudad, nos llega a la política.
Hoy los políticos se venden como las góndolas en los supermercados. Todo transcurre en los medios, en la televisión, es la sociedad del espectáculo. Las redes sociales son la opinión pública. Por eso es importante defender los partidos políticos para la estabilidad democrática. Porque las redes pueden romper un imperio, pero no han construido nada. Esto porque las redes no son una comunidad, es una multitud de a uno. Pero están y tenemos que convivir con ellas. Esos son los desafíos de la democracia. Es una democracia distinta y es necesario darle anclajes para que no se agriete.
Facundo Manes: Lo más lindo de la ciencia, no son los resultados sino el método. En la ciencia tenemos la responsabilidad de revisar el pasado y tomar lo que hicieron antes a pesar de que no queramos a esa persona. Hoy la principal riqueza de un país es el conocimiento y este se genera en equipo. La inteligencia colectiva es una extensión de la suma de inteligencias individuales. A su vez la ciencia es tener ideas novedosas, es decir, una vez que tenemos la idea, tenemos el equipo y revisamos el pasado, necesitamos del dinero para hacer el experimento. Y una vez que lo hacemos, estamos expuestos a las críticas de nuestros colegas, que lo hacen para hacer mejor ciencia. Yo estoy convencido que el método científico tiene mucho para aportar a la sociedad.
La Primera Revolución Industrial encontró a la Argentina bien parada y nos convertimos en una de las potencias económicas mundiales. La Segunda Revolución Industrial (de las comunicaciones, la industria del cine, el petróleo) no nos encontró muy bien parados. Hoy estamos frente a una tercera revolución que es la del conocimiento. ¿Cómo podemos hacer para instalar en los políticos, en la dirigencia, en la sociedad, que hoy, la tercera revolución industrial, es el conocimiento, y que si no lo abrazamos vamos a quedar atrás como quedamos en la segunda revolución industrial?
Julio María Sanguinetti: Hay que predicar. Para eso están los periodistas, los pensadores, los partidos políticos y los líderes, quienes no deben perder de vista el objetivo.
Estamos frente a una post industrialización, una globalización distinta. La primera Revolución la condujeron España y Portugal. En ella se descubrió América, el África para Europa. La segunda la condujo Inglaterra, allí pasamos nosotros a integrar el imperio informal. Esta tercera globalización es distinta porque no la conduce nadie, no tiene gobernabilidad. Incluso las dos potencias dominantes de la revolución industrial: Inglaterra y Estados Unidos ya no son lo que eran antes. Hoy Inglaterra es mucho menos y Estados Unidos si bien sigue siendo un formidable país, comparte tanto poder como el que puede tener China o el Oriente. Estamos asistiendo al más grande cambio de poder económico de una región a otra que ha ocurrido en la historia. Este es el drama que tenemos, que no es una globalización gobernada ni gobernable.
Lo que se nos impone es tener una gran versatilidad para poder adaptarnos. El método científico que necesita el hombre es el de la adaptación. Tenemos que adaptarnos a esa velocidad. Y a esto tenemos que llegar con la educación. No estamos bien en educación. Esta es la patria de Sarmiento y la mía la de José Antonio Varela pero hoy no estamos bien. Desgraciadamente hay mucha mentalidad conservadora que no se adapta, a veces en las propias gremiales de los docentes, que curiosamente en América Latina muchas veces lejos de estar en la vanguardia están en la retaguardia. Entonces lo que tenemos que lograr es un mensaje colectivo sea interpretado por los líderes de un país (políticos, empresarios, los que innovan, los artísticos, los científicos). Tenemos ese desafío.
Rafael Bielsa: Una pregunta para los dos. Unos meses antes de la caída del Muro, Miterrand le pregunta a Gorbachov “Mijaíl porque no contempla la posibilidad que se unifiquen las dos Alemanias”. “Si, dijo Gorbachov, lo tengo previsto para dentro de 100 años”. Y a los pocos meses no teníamos más muro. Para recuperar un poquito la autoestima. No hay ninguna duda, Facundo, de que un mundo del conocimiento requiere la producción del conocimiento. La pregunta es: con ciudades profundamente injustas ¿Como la política armoniza esas dos realidades que existen?
Facundo Manes: Es muy bueno ese punto porque muchas veces cuando uno habla de conocimiento la gente dice “este/a piensa en el conocimiento porque tiene las necesidades satisfechas”. Primero estamos hablando del futuro del país, hoy la sociedad tiene que entender y tenemos que predicar que aunque haya crecimiento económico 10 años sino hay una revolución educativa no se reduce la pobreza. Es más, la educación es la principal arma para combatir la mortalidad infantil.
A veces la sociedad argentina está concentrada en lo inmediato, y no nos damos cuenta que lo inmediato está impregnado de futuro, y el futuro a su vez resuelve lo inmediato. Es una combinación. No tenemos que dedicarnos sólo a lo inmediato. Me parece que tenemos que entender que cuando uno habla a largo plazo es para resolver la pobreza, la marginalidad, la injusticia social, y eso se resuelve con educación no con crecimiento económico. El crecimiento económico es indispensable pero sin mejoras en la calidad educativa no hay reducción de la pobreza, y tampoco hay crecimiento ni desarrollo.
Julio María Sanguinetti: Ahora doy una respuesta como político. La mortalidad infantil la tiene que combatir el científico trasladando a la madre esa información. Y el político tiene que poner agua sana y saneamiento. Al político qué le pasa: llegar con el agua es muy popular, ahora el saneamiento es horrible. Al agua se la agradecen, al saneamiento no. A pesar de esto, el político debe esforzarse por hacer las dos cosas.
Facundo Manes: Lo mismo pasa con la desnutrición. El estado puede llevar el paquete de fideos a la puerta de la casa, pero si no hay educación también va a haber desnutrición. Es un fenómeno cultural que pasa por la educación.
Julio María Sanguinetti: Para recuperar nuestro autoestima, creo que nuestros países tienen mucho para hacer y para decir, pero no podemos conformarnos. América Latina en general ha tenido muchos avances. Pero hay nuevas realidades, el individuo que no tiene un mínimo de educación está excluido, no es pobre, está afuera de la sociedad.
Rafael Bielsa: Pedro (Del Piero) dijo que le gustaría que en el 2030 el AMBA tuviese la misma cantidad que habitantes o menos, lo cual implica, en algún sentido recuperar la ruralidad, porque si no ¿esa gente a donde iría a parar? O crear nuevas ciudades. La pregunta es ¿de qué manera evitar que siga creciendo el núcleo urbano?
Julio María Sanguinetti: Creo que ahí hay un tema. Porque el crecimiento demográfico se está deteniendo. Vivimos más años, vivimos mejor, pero tampoco hay un crecimiento demográfico fuerte. Las ciudades han crecido mucho por desplazamientos de las zonas rurales. Yo creo que va a haber, como en Europa, una cierta estabilidad demográfica. La sociedad se reconstituye a través de migraciones. Pero esto trae otro problema que son los seguros sociales, como hacemos para mantener sistemas de pensiones cuando todos somos sub 60, sub 70, sub 80.
Facundo Manes: Somos humanos por la complejidad social que nuestra especie alcanzó pero no estamos preparados para vivir en grandes comunidades de millones de habitantes. Nosotros somos humanos y tenemos los genes muy parecidos a los primates. Lo que nos diferencia es la complejidad social. En miles de años avanzaron mucho más las ciudades que la capacidad del cerebro para adaptarse, no estamos preparados para vivir en ciudades metropolitanizadas. A su vez, estas grandes ciudades causan ansiedad y depresión. El problema de la salud mental es muy importante en las ciudades. La gente está aislada, no se contacta con el vecino. A veces es recomendable para ciertos tratamientos de desarrollo vivir en ciudades chicas. También los gobernantes van a tener que pensar en la calidad de vida, en la felicidad de los ciudadanos. Es muy bueno hacer trenes, hacer puentes pero también saber que son sociedades para las que nuestro cerebro no está preparado. El líder moderno va a tener que tener en cuenta esto, como mejorar el bienestar general, que no solo pasa por las cosas más materiales (subtes, puentes, trenes). Me parece que el líder del futuro va a tener que pensar cómo mejorar las condiciones para que la gente sea más feliz
Julio María Sanguinetti: agrego el tema de la gobernabilidad. Porque un habitante de San Pablo que vive a 3 horas de su trabajo no es un ciudadano que ame su vida, sino que esta resentido con ella. Alguien que está 5/6 horas arriba de un transporte es alguien que está enojado con la vida y que va a estar enojado con el sistema. Es uno de los factores de ingobernabilidad que hay que empezar a administrar. También importa la recuperación de los barrios, esa unidad tan fantástica que tuvimos en nuestras ciudades. Esto hay que incorporarlo a la conducción política.
Tenemos que saber claramente hacia dónde vamos, hacia donde caminamos. La política es el modo de ir llegando a esos objetivos. Pero hay que fijarlos. Ese es el gran debate. Por eso hay algunos políticos que pasan a la historia y otros que no.
Durante el cierre de la cena se proyectó el Video de la Concordia, que contó con la participación de personalidades de la política, la academia, empresarios y el tercer sector. Entre otros estuvieron presentes: Fernando ‘Chino’ Navarro (diputado PBA) Héctor Daer (diputado nacional) Jorge Macri (intendente Vicente Lopez), Eduardo Anguita, Beatriz ‘Pilu’ Giraudo (presidenta de AAPRESID), Daniel Chain (ministro Desarrollo Urbano GCBA), Fernando Straface (director ejecutivo CIPPEC), Darío Giustozzi (diputado nacional), Carlos Accaputo (Pastoral Social), Daniel Bolettieri (intendente Alte Brown), Graciela Camaño (diputada nacional), Julio Zamora (intendente de Tigre), Sergio Federovisky, Rosario Lufrano y Aldo Neri.