Por Abril Mira
Históricamente, los censos se realizan cada diez años, según la recomendación de la División de Estadísticas de las Naciones Unidas.
Los censos son cruciales para el desarrollo de la sociedad, ya que la información que surge a partir del operativo sirve para diseñar políticas públicas esenciales en diversos ámbitos. El censo 2022 brinda una fotografía del progreso argentino en términos de habitabilidad y modernización, pero también deja ver las áreas que necesitan atención urgente.
Este año estuvo la posibilidad de autocensarse en línea a través del Censo digital. Esta opción, junto con la tradicional entrevista presencial, brindó a los/as ciudadanos/as la libertad de elegir qué método usar. Esta flexibilidad representa un paso gigante hacia la era digital, facilitando la participación de quienes tienen fácil acceso a estas tecnologías. Pero es importante tener en cuenta que no todos/as tienen celulares o medios tecnológicos para realizar el censo de manera digital, por ello es importante que el mismo se siga realizando de manera presencial. A más de un año y medio del Censo 2022, recién en noviembre se publicaron los datos definitivos, que se pueden visualizar en el sitio del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), a cargo de Marco Lavagna.
Ahora sí, a los datos
Finalmente son 46.234.830 los y las habitantes de la República Argentina. Es la tercera vez que este número varía porque, los resultados provisionales de mayo del año pasado y de enero, fueron variando.
La cifra exacta de la población censada fue 45.892.285, es decir, abarcó un 98,6% del territorio. Ciertamente, hubo gente que quedó sin ser censada debido a que no estaban en su domicilio en el momento del censo, o a causa de la dificultad de acceso que tienen algunas zonas. Es por ello que, probablemente, el número final de habitantes se encuentre por debajo del número real. Los datos arrojados por el censo muestran un crecimiento del 15,24% en relación con el 2010, cuando se había contabilizado un total de 40.117.096 habitantes. Algunos datos relevantes son que del total poblacional, 23.705.494 son mujeres (51,7%), y 22.186.7961 son hombres (48,3%) según “el sexo registrado al nacer”. En los resultados provisionales las personas que se identificaron como no binarias sumaban un 0,02%, (8293) un dato que se registró por primera vez gracias a la incorporación de la “x” en los formularios. Sin embargo, esa categoría no figura en los resultados finales.
Las provincias con más habitantes son Buenos Aires (17.523.996), Córdoba (3.840.905), Santa Fe (3.544.908) y Mendoza (2.043.540), y las que menos tienen son Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur (185.732), Santa Cruz (337.226), La Pampa (361.859) y La Rioja (383.865). En tanto, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) tiene una población total de 3.121.707. Tierra del Fuego es la jurisdicción de mayor crecimiento demográfico, entre 2010 y 2022, aumentó un 46%. La de menor aumento fue Chaco, con un crecimiento del 7%.
Estos datos resaltan la complejidad y los desafíos que existen hoy en día. Casi la mitad de la población se encuentra centralizada en la Provincia de Buenos Aires, y esto genera un problema de hacinamiento, y de vivienda. Si bien el Gran Buenos Aires es el territorio con más recursos y con más intervención estatal, es necesario que todos tengan una vida digna, en una vivienda salubre. Ahora la responsabilidad recae en los responsables de formular políticas para resolver estas y otras problemáticas.
Los datos difundidos del último censo sirven para confirmar una tendencia que se acrecentó en este último tiempo, esta es el envejecimiento de la población, acompañada de la caída de los nacimientos, que puede ser explicada por la creciente difusión de información y accesibilidad sobre métodos anticonceptivos y la caída de embarazos adolescentes, como así también la proclividad de las personas a tener menos hijos/as debido a la crisis económica que se viene atravesando en los últimos años. Algunos especialistas caracterizan esta circunstancia como una oportunidad para el desarrollo económico a nivel país, ya que al nacer menos niños/as baja la tasa de dependencia de una población. Siguiendo estos lineamientos, la población menor a 14 años disminuyó 3,5 puntos porcentuales respecto de 2010. Las provincias que registran mayor cantidad de niñeces son aquellas del norte argentino. Y del mismo modo, el porcentaje de personas mayores de 65 años incrementó 1,7 puntos porcentuales en los últimos años. La edad mediana total es de 32 años, dos años mayor que en 2010. Este número divide a la población e indica que hay una gran cantidad de personas jóvenes en el país. En mujeres llega a 34 y en hombres, a 31.
Los aglomerados urbanos del país
Una aglomeración urbana es una región que se extiende a lo largo de varias circunscripciones administrativas; por lo general comprende una ciudad central y pueblos o ciudades a su alrededor que han sido absorbidas por el crecimiento de la misma. Los aglomerados urbanos son definidos por el Indec como aquellas localidades censales que atraviesan los límites de provincias, departamentos o partidos o áreas de gobierno local formando áreas urbanas. La diferencia de los aglomerados con otras localidades es que los mismos comprenden una población de más de 500.000 habitantes.
Se suele nombrar a los aglomerados con el prefijo “Gran”, por ejemplo Gran Buenos Aires o Gran Córdoba. Según las estimaciones del Indec en base a los dos últimos censos (2001 y 2010) los aglomerados urbanos con más de quinientos mil habitantes (con datos actualizados del censo de 2022) son:
- Gran Buenos Aires: 13.971.006 (GBA: 10.849.299 / CABA: 3.121.707)
- Gran Córdoba: 2.339.455 (Capital: 1.505.250 / Colón: 295.725 / Punilla 221.273 / Santa María: 144.829 / Río Primero: 58.428 / Río Segundo: 113.950)
- Gran Rosario: 1.543.305 (Rosario: 1.348.725 / San Lorenzo: 194.580)
- Gran Mendoza: 1.273.144 (Capital: 127.160 / Luján de Cuyo: 175.056 / Godoy Cruz: 195.159 / Maipú: 219.402 / Guaymallén: 321.966 / Las Heras: 234.401)
- Gran Tucumán: 1.187.698 ( Capital: 590.342 /Cruz Alta: 228.077 / Yerba Buena: 102.741/ Tafí Viejo: 172.986 / Lules: 93.552)
- Gran Santa Fe: 775.312 (Capital: 572.265 / Las Colonias: 115.740 / San Jerónimo: 87.307)
- Gran La Plata: 768.470
- Gran Salta: 695.952 (Capital: 627.704 / Cerrillos: 55.949 / La Caldera: 12.299)
- Mar del Plata: 682.605
- Gran San Juan: 522.029 (Capital: 115.390 / Rawson: 136.617/ Rivadavia: 101.666/ Chimbas: 105.627/ Santa Lucía: 62.729)
¿Y por qué es importante hablar de aglomerados urbanos a nivel país? Los mismos son claves para la planificación del desarrollo, ya que buscan apostar por un federalismo activo y eficiente; de esta forma los gobiernos pueden diseñar políticas y estrategias que promuevan un desarrollo equitativo y sostenible, evitando la concentración excesiva de recursos y oportunidades. Por ello, es importante gestionar los recursos de manera racional y justa, para tratar problemáticas sociales, climáticas y demás. También estos aglomerados suelen ser motores económicos, concentrando industrias, comercios y servicios.
Es importante impulsar el crecimiento económico a nivel nacional para así regular la oferta y la demanda, y la distribución de la población (teniendo en cuenta flujos migratorios). De forma concluyente, hablar de aglomerados urbanos a nivel país es esencial para una planificación estratégica que promueva el desarrollo sostenible, la equidad social, y la eficiencia económica.
Desigualdades latentes
Según los datos estadísticos oficiales, 5.705 personas viven en situación de calle en todo el país, si bien hay un gran porcentaje de ese número que vive en refugios o paradores. La gran mayoría de las personas que viven en estas condiciones está en la Ciudad de Buenos Aires, siendo el 78,4% del total, varones (a nivel nacional). ¿Y por qué sucede esto, pensando más allá de la difícil situación económica que venimos atravesando sobre todo para aquellos que no tienen nada? Las ciudades, al no poner en funcionamiento mecanismos efectivos de integración social, obligan a esta parte de la población a construir asentamientos o viviendas de manera precaria, con elementos que encuentran en la calle, esta situación sólo perpetúa la desigualdad en las condiciones de vida. La falta de programas urbanísticos eficaces que realmente busquen resolver el problema habitacional de estas 6.000 personas, refleja la agigantada brecha que existe entre quienes pueden construir y quienes deben conformarse con subsistir.
Guido Carlana, profesional técnico en Registro Nacional de las Personas, explicó que censar a las personas que viven en las calles es importante porque “sirve para destinar políticas apuntadas no sólo a la población en calle general sino diferenciar los grupos que la componen: cuántos adultos, cuántos niños, cuántos discapacitados, qué género, y poder entender el problema de una población de características cambiantes y que en general es difícil de poder censar. Para saber dónde poner paradores de diversidad (…)” (Infobae, 2023).
El acceso a servicios básicos como el agua potable muestra que un 93% de las viviendas disponen de agua por cañería dentro de la vivienda, lo que representa a más de 42 millones de personas, estos números son alentadores. Sin embargo, cuando se trata de saneamiento, el porcentaje desciende al 57.4%, lo que indica que casi la mitad de las viviendas aún carecen de acceso a servicios esenciales de desagüe cloacal. La carencia de servicios de saneamiento en casi la mitad de las viviendas destaca una falta muy importante con respecto a la salúd de la población.
Reflexionar y pensar estos datos debe traducirse en la implementación de políticas públicas efectivas, como así es necesario un compromiso colectivo para lograr una mejor sociedad, más justa y equitativa. En el tejido urbano de una sociedad, las desigualdades se manifiestan de manera evidente y, a menudo, cruda. El contraste entre barrios privados y asentamientos populares revela una realidad en donde los servicios básicos y la vivienda digna son escasos, la comunidad se ve obligada a construir su propia realidad con recursos limitados. Se observa una creciente carencia en la planificación urbana e intervención estatal para revertir esta situación, por ello, es vital que se garantice el acceso equitativo a derechos y servicios básicos para toda la población.