Elecciones Bonaerenses 2025: señal de alerta para octubre - Informe Digital Metropolitano

Elecciones Bonaerenses 2025: señal de alerta para octubre

Por Juana Farias.

La Provincia de Buenos Aires es un actor central en el escenario político argentino. Lejos de ser meros datos locales, sus triunfos o derrotas electorales tienen implicancias a nivel nacional. Su capacidad de incidencia se explica por su magnitud territorial, el número de bancas en el Congreso y su proximidad geográfica al núcleo de decisión política.

El pasado 7 de septiembre, la Legislatura bonaerense renovó la mitad de sus bancas, en una elección marcada por una novedad clave: por primera vez, los comicios se desdoblaron del calendario nacional. La decisión, tomada en abril por el gobernador Axel Kicillof, fue leída como una jugada estratégica que buscó provincializar la elección. 

En esta ocasión, se votaron 23 senadores/as provinciales titulares (1ra, 4ta, 5ta, 7ma secciones electorales) y 15 suplentes, 46 diputados/as provinciales titulares (2da, 3ra, 6ta y 8va secciones) y 28 suplentes. Además, se eligieron 1097 concejales y 401 consejeros escolares en los 135 municipios bonaerenses.

Para comprender lo ocurrido en las urnas, es necesario tener en cuenta, por un lado, el peso electoral de la provincia y, por otro, considerar tres ejes posibles de análisis:

  • ¿Quién obtuvo la mayor cantidad de votos?
  • ¿Quién ganó en más secciones electorales? 
  • ¿Quién sacó más bancas en la Legislatura?

División geográfica 

En primer lugar, Buenos Aires es el distrito con mayor peso electoral del país: representa cerca del 40% del padrón nacional, con casi 14 millones de personas habilitadas a votar. El territorio se divide en 8 secciones electorales, que agrupan la totalidad de los municipios. Entre ellas, la Primera Sección y la Tercera Sección concentran alrededor del 70% del electorado bonaerense, y son claves en cualquier elección provincial o nacional. 

Su peso demográfico creciente, junto con características estructurales como la industrialización, la urbanización desordenada y los altos índices de pobreza, han convertido a esta región en un territorio estratégico para cualquier proyecto político con aspiraciones de poder.

 

                                                                                           Fuente: TV Pública

Resultados: un triunfo amplio con matices

En la sumatoria general, Fuerza Patria se impuso con el 47,28% de los votos, sacando una ventaja de más de 13 puntos sobre La Libertad Avanza, que obtuvo el 33,71%. En tercer lugar, se posicionó Somos Buenos Aires (5,25%), mientras que el Frente de Izquierda y de Trabajadores alcanzó el 4,37%

En términos absolutos, el oficialismo provincial consiguió 3.820.119 votos, ganando en 6 de las 8 secciones. La Libertad Avanza logró 2.723.710 sufragios, quedando a más de un millón de votos de distancia.  Este resultado consolida al peronismo como fuerza dominante en el territorio, especialmente en el Gran Buenos Aires, donde históricamente el voto proveniente de los sectores trabajadores y de las clases medias bajas fue y sigue siendo un bastión fundamental.

Sin embargo, más allá del triunfo categórico, en números legislativos, los avances logrados por Fuerza Patria fueron más bien moderados: en Diputados, sumó sólo 2 bancas (37 a 39), sin alcanzar aún el quórum propio. En el Senado, en cambio, conquistó 3 nuevos escaños, alcanzando los 24 necesarios para controlar el recinto. La Libertad Avanza amplió su representación y consolidó su lugar como segunda fuerza en ambas cámaras. 

Fuente: Elaboración propia con datos de la Junta Electoral de la Provincia de Buenos Aires

Desde una perspectiva institucional, implica un fortalecimiento relativo del oficialismo en la Legislatura. Mientras el Senado deja de ser un espacio opositor, la Cámara Baja seguirá manteniendo la necesidad de establecer negociaciones. 

Participación en baja: una advertencia

Uno de los datos significativos de esta elección fue el nivel de ausentismo: sólo el 60,98% de las personas habilitadas para votar asistieron a la jornada. Esta cifra confirma una tendencia sostenida y plantea interrogantes sobre el vínculo entre ciudadanía y sistema político. Interpela de alguna manera a la dirigencia política a escuchar a una sociedad cada vez más escéptica y fragmentada que decide no participar. De cara a las elecciones de octubre, la participación es una variable clave no solo para anticipar resultados, sino también para medir el ánimo social.

Una posible respuesta del resultado

Varios factores pueden explicar el triunfo de Fuerza Patria. Desde una mirada coyuntural, la evaluación de la gestión económica parece haber sido determinante. La recesión, el ajuste fiscal, la caída del poder adquisitivo y los escándalos por presunta corrupción que salpicaron al gobierno de Javier Milei pudieron haber inclinado la balanza a favor del peronismo bonaerense. Además, los intendentes peronistas, lideraron una gran movilización de votantes en municipios clave. Otros análisis sostienen que no se trató tanto de un apoyo directo o una evaluación positiva de la gestión de Axel Kicillof,  sino más bien un voto “antimilei”. 

Una elección que marca la pulseada nacional

Como se mencionó anteriormente, Buenos Aires es uno de los principales campos de disputa política y lo que sucede rara vez puede considerarse  estrictamente local. A diferencia de otras provincias, donde predomina una lógica de territorialización o provincialización del voto, el comportamiento electoral bonaerense está profundamente atravesado por dinámicas nacionales. Pese a ello, el oficialismo bonaerense mantuvo firme su decisión de desdoblar las elecciones y desarrollar una campaña diferenciándose del Ejecutivo nacional, apostando a la territorialidad, al aparato político y a un discurso de contención, que sigue resonando en amplios sectores del conurbano. Frente al malestar social, supo presentarse como una alternativa viable, más cercana y sensible a las urgencias cotidianas.

En este sentido, los resultados del 7 de septiembre no sólo reconfiguran el mapa político provincial, sino que proyectan un posible escenario para octubre. Aun así, todo dependerá de los incentivos que tenga la ciudadanía para concurrir a las urnas, teniendo en cuenta que las sanciones por no votar son bajas y que para muchos electores el sufragio no representa una herramienta efectiva para transformar la realidad inmediata.

Es difícil anticipar con certeza el desenlace, especialmente en un contexto donde el voto tiende a definirse a último momento. Pero lo que sí parece quedar claro es que las elecciones continúan siendo un momento vital de la dinámica democrática: la ciudadanía premia o castiga a quienes ejercen el poder político.