POR NATALIA ARIÑO, FADA (FUNDACIÓN AGROPECUARIA PARA EL DESARROLLO DE ARGENTINA) – Las cadenas agroindustriales generan más de 3,7 millones de puestos de trabajos, representando el 22% del empleo privado argentino. Este dato surge del último estudio de Empleo de FADA (Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina). El dato surge bajo una visión amplia de las cadenas agroindustriales, teniendo en cuenta la rueda de empleo compuesta por: la producción primaria, industrial, comercialización, transporte y logística y servicios e insumos para la producción.
De allí se desprende información que derriba un mito comúnmente escuchado, que el campo no genera trabajo. Cuando se analiza la generación de empleo por etapa, el 38% está concentrado en la producción primaria, equivalente a 1,4 millones de empleos, que tiene en cuenta la actividad agrícola, pecuaria, silvicultura y los servicios a la producción. Luego el 26% queda en manos de la comercialización, el 21% en la industria, 15% en las cadenas proveedoras de bienes y servicios como insumos, bienes de capital, servicios profesionales, transporte y logística. Desde esta visión del empleo agroindustrial, cambia la perspectiva cuando hablamos del agro, ya que muchas veces se nos viene sólo la imagen del productor cosechando, sembrando o criando animales. Pero el agro abarca mucho más, la agroindustria genera empleo desde el trabajo en el campo hasta en una oficina en cualquier localidad del país. Es decir que, para producir necesitamos del campo, las regiones, las ciudades y de variados rubros, profesiones y oficios.
Si además analizamos el empleo que se origina por tipo de producción, el 32% proviene de las cadenas de granos y forrajeras (maíz, trigo, soja y otros granos), 32% regionales (vitivinícola, azucarera, tabaco, frutas, verduras, hortalizas y legumbres, entre otras), 24% cadenas pecuarias (bovina, láctea, aviar, porcina y otros ganados) y 1% bienes de capital. Los servicios conexos y un resto suman 11%.
Una vez más las cadenas muestran su aporte al país, a través de la importancia en la generación de empleo en las economías regionales y su rol social en las mismas. Las cadenas agroindustriales son un motor dinamizador para la economía, que excede a la región pampeana para extenderse al NEA, NOA, Cuyo y Patagonia con un fuerte componente de federalismo a lo largo y ancho del país. Haciendo un paneo, en todas las provincias de Argentina existe al menos una cadena principal, desde la cadena vacuna presente en todas las provincias, la cadena vitivinícola en la región cuyana principalmente, o la azucarera en el NOA, la yerba mate en el NEA o la cadena ovina en la Patagonia, por mencionar sólo algunos ejemplos.
Otra arista muy importante que hay que poner en primer plano, es que el empleo en las cadenas agroindustriales impacta de manera directa e indirecta en nuestras vidas diarias. Por ejemplo, podemos verlo en nuestro desayuno, donde miles de empleos están sobre la mesa. Cada mañana se necesitan parte de los 187 mil empleos que genera la cadena láctea para la taza de café con leche, también personal de la azucarera, algunos de los 385 mil trabajadores de la cadena triguera para las tostadas; si agregamos mermelada, involucra a la cadena de frutas, si nos gustan los copos de cereal, entran los cerealeros, los de algodonera en el mantel y los de forestal en la mesa donde lo servimos. O incluso, podemos verlo en diferentes comidas, en las cuales cada ingrediente crea miles de trabajos en las cadenas. Por ejemplo, para hacernos una clásica pizza, o ricas pastas, la típica mila con papas o un buen asadito, se involucra el trabajo de tamberos, criadores, productores, transportistas, trabajadores de molinos, industria láctea, veterinarios, comerciantes, contratistas, bancos, administrativos, ingenieros, camioneros, estacione de servicio, y la rueda sigue hacia innumerables empleos que abarcan distintas profesiones y oficios.
Si hacemos un “Top five” de las cadenas que más generan trabajo resulta que: en primer lugar, aparece la de frutas, verduras hortalizas y legumbres con el 12%, le sigue la carne vacuna con 11%, después la de soja con el 11%, trigo el 10% y maíz 7%. Estas cinco cadenas juntas concentran 1,9 millones de puestos de trabajos y representan la mitad de todo el empleo agroindustrial. El resto del empleo se distribuye 5% en la cadena láctea, 5%, azucarera, 4%, vitivinícola, 3%, forestal, 3% aviar, 3%, tabaco, 2,5% porcina, 2% pesca y 1,5% bienes de capital y otros granos, cultivos industriales, ganados que concentran el 9,5%.
Por todo lo descripto anteriormente, una vez más podemos concluir que se requiere de políticas públicas estables en el tiempo que generen crecimiento y desarrollo en todas las regiones de Argentina. Políticas que logren dinamizar la cantidad y calidad del empleo, a través del aumento de la producción de las cadenas. La seguridad jurídica y la estabilidad macroeconómica, son pilares claves para generar desarrollo que repercuta en la calidad de vida de la población y en la salud económica de nuestro país.
El contexto de Argentina y el mundo le impone a las cadenas agroindustriales el triple desafío de maximizar la producción, el empleo y la generación de divisas, minimizando el impacto ambiental y optimizando la inocuidad y calidad de sus productos.
Transitar este camino con consensos básicos hacia adentro de las cadenas, entre las cadenas y la sociedad, como también entre las cadenas y la política, nos daría la posibilidad de potenciar las capacidades de los argentinos como personas, de las cadenas como sector, y de la Argentina como país.