(Por Juan Pablo Csipka). Ideado por el Foro de Porto Alegre, el Presupuesto Participativo es una herramienta que tiene a Morón como caso testigo en el área metropolitana. Hoy, cerca del 25 por ciento de la población argentina vive en ciudades que lo han implementado.
El Presupuesto Participativo es una de las más innovadoras herramientas de participación a nivel de los gobiernos locales. La idea surgió en el Foro de Porto Alegre hace unos 20 años, y esa ciudad brasileña lo implementó, seguida por Montevideo. En la Argentina, el primer caso se dio en Rosario, en 2003. La idea es que la ciudadanía tenga voz en el debate sobre el destino que se le dará a un porcentaje del presupuesto total.
En el área metropolitana, Morón fue el primer municipio en llevarlo a la práctica, en 2006, bajo el gobierno de Martín Sabbatella. Desde entonces, lo aplica todos los años. En el conurbano le han seguido Avellaneda, Berisso, Ituzaingó, La Matanza, La Plata, Quilmes, San Fernando, San Martín y San Miguel.
El municipio de Morón implementa el Programa de Presupuesto Participativo en el marco del Programa de Descentralización Municipal. Lo desarrolla a través de las siete Unidades de Gestión Comunitaria y en diferentes organizaciones comunitarias en todo el territorio. En una primera instancia los vecinos y vecinas plantean ideas y alternativas para mejorar la ciudad. Las propuestas son remitidas a las correspondientes áreas municipales para la elaboración de proyectos y su cotización. Finalmente se llevan a cabo las Ferias de Proyectos, una instancia en la que los vecinos y vecinas deciden a través de su voto qué acciones y obras implementará el Municipio en 2013 con una parte del presupuesto municipal. Por lo general, se trabaja en materia de mobiliario urbano, como semáforos, refugios de colectivos o reductores de velocidad. Si un proyecto no es aprobado, es factible intentar que sea votado con más suerte al año siguiente. En total, funcionan alrededor de 50 asambleas. Durante 2011 hubo 51 asambleas y se votaron 54 proyectos. Y el 30 de abril pasado, terminó la ronda de asambleas correspondientes a este año.
En detalle, y siguiendo las etapas establecidas previamente, el proceso consta de cuatro instancias. En la primera se llevan a cabo las asambleas barriales, de donde surgen las principales propuestas; luego, las áreas del gobierno municipal confeccionan los proyectos y los presentan a los vecinos para que realicen sugerencias y modificaciones; la tercera etapa es la feria de proyectos, donde eligen con su voto las propuestas que se ejecutarán el año siguiente. Por último, se conforma una comisión de seguimiento, que se encarga de monitorear los proyectos seleccionados. Según el municipio, en la última convocatoria votaron más de 25 mil personas. En la web del municipio, se encuentra disponible la información, con un detalle de los montos y las asignaciones, y también los proyectos elegidos así como la cantidad de vecinos que participaron en cada edición.
“Hay grupos cada vez más jóvenes en la participación, promoviendo asambleas y votaciones en las ferias de proyectos. La idea es hacer algo inclusivo y que mejore la calidad de vida de los vecinos. Se empezó con un 1 millón de pesos en el primer año y ahora estamos en 4 millones”, cuenta Enrique Louteiro, concejal de Nuevo Encuentro, la fuerza que gobierna Morón. “Es importante hacerlo, genera que los vecinos tengan ganas de ser parte, que deseen usar esta herramienta. Se va haciendo un proceso creciente, cada vez con más gente”, agrega.
Claro que el porcentaje destinado al componente participativo es específico, dado que hay aspectos presupuestarios que son rígidos y deben contar con el visto bueno del órgano legislativo, el Concejo Deliberante, tales como los servicios, los salarios públicos y las obras de infraestructura.
“Nosotros estamos a favor de esta herramienta, el tema son los montos”, dice por su parte Francisco López Ruiz, de la Coalición Cívica de Morón. “En 2010 se destinaron 3,5 millones de pesos. Eso es menos del uno por ciento del presupuesto anual. Se usó la misma cantidad el año pasado, pero se pueden hacer menos cosas, por la inflación. Ahora, para este año, hay cuatro millones, es un aumento del 15 por ciento, pero queda por debajo del índice de inflación, que es del 20 por ciento. Es una muy buena herramienta, pero hay que jerarquizarla, contar con más recursos y abrir la posibilidad a que se discutan temas de mayor envergadura”.
Alejando López Acotto es investigador y docente del Instituto del Conurbano de la Universidad Nacional de General Sarmiento y tiene su opinión sobre esta herramienta. “Es interesante porque crea ciudadanía y fomenta la relación entre la población y el estado municipal. Un dato no menor es que ya hay unos 50 municipios implementando el presupuesto participativo, y eso representa a algo más del 25 por ciento de la población argentina. Prácticamente todas las grandes capitales de provincia lo están llevando a la práctica”.
En relación al margen de maniobra por la cantidad de recursos disponibles, para López Acotto “El presupuesto global es rígido en un gran porcentaje: personal, funcionamiento básico; es algo que no se puede discutir por fuera de determinados ámbitos porque así se lo determinó jurídicamente a lo largo de los años. El tema es cuánto se destina para debatir con la participación ciudadana”. Hay casos donde se destina un 1 por ciento, y en otros, como en San Miguel, esa cifra ha trepado hasta el 7 por ciento. Y los demás se manejan dentro de ese rango.
Además de varios municipios del área metropolitana, varias ciudades de relevancia nacional incorporaron la medida. Sin embargo, aun no ha llegado a Buenos Aires. “Lo de la Capital Federal es una experiencia frustrada”, remarca López Acotto.
En tiempos de la crisis de 2002, Aníbal Ibarra intento implementarlo sin éxito, una iniciativa que luego continuó el gobierno de Jorge Telerman. Sin embargo, la idea quedó trunca. Sergio Abrevaya, ex legislador porteño, preside hoy el Consejo Económico y Social de la Ciudad de Buenos Aires y cree que la nueva etapa que se abre con las comunas puede representar una oportunidad. “El problema en tiempos de Telerman fue darle demasiada preeminencia a Internet para encarar esto, que debe ser más directo en cuanto al contacto con el vecino”, especifica. “Las comunas elaboran su presupuesto, yo creo que los comuneros pueden servir en términos de participación”, señala. Por ley, el 30 de septiembre es la fecha tope para que cada organismo de la ciudad entregue a la Legislatura su presupuesto para el año siguiente. “Quizás estos meses del año sean útiles para que las comunas actúen en materia presupuestaria, consensuando con los vecinos”.
Así, la comuna vendría a ser algo similar a las unidades de gestión. Aunque con diferencias, porque aunque la Ciudad tenga el tamaño y las similitudes de un municipio del área metropolitana, es prácticamente una provincia más. “Hablamos del tercer presupuesto del país, después de la Nación y la Provincia; o del segundo, considerando solo los provinciales, además que la ciudad implica una de las coparticipaciones más bajas”, define Abrevaya. Eventualmente, un porcentaje similar al que destina Morón para el componente participativo, en la Ciudad significaría una cantidad mucho mayor. “La cantidad que maneje la comuna es algo que se puede hacer de manera participativa, los comuneros pueden ser el vínculo entre el gobierno y los ciudadanos. Además, como está estipulado que la comuna debe presentar su presupuesto, hablamos de algo que empieza y termina en la propia comuna, con los siete comuneros”, asegura el titular del Consejo.
López Acotto cuenta que, “analizamos la relación entre descentralización y políticas públicas, y por lo general se complementan. En el caso de Buenos Aires, vemos que Macri no tiene intención de profundizar la descentralización con las comunas, no creo que le interese una herramienta como el Presupuesto Participativo”.