En el marco de promover el diálogo con diferentes actores claves para la gestión en nuestros territorios, entrevistamos a Juan Carlos Bertoni, presidente del Instituto Nacional del Agua (INA). Tuvimos la oportunidad de conversar sobre las funciones y responsabilidades del INA, sobre sus proyectos y la ampliación temática y territorial que el mismo está llevando adelante. Además, se trataron temas coyunturales como la gestión de cuencas compartidas en el contexto de pandemia y el impacto de la bajante extraordinaria en el río Paraná.
Bajante extraordinaria en el río Paraná: causas y consecuencias
La actual bajante del rio Paraná es parte de un “proceso que ya se evidenció el año pasado y todo indica que se convertirá en la bajante más crítica en la historia del río desde que tenemos datos observados” afirmó Bertoni. Y agregó que la actual bajante “ha venido copiando aquello que ocurrió en 1944, cuando se registró la bajante más crítica registrada desde 1884, año en que se iniciaron las mediciones de niveles del río en Rosario”.
La causa principal de la actual bajante se asocia a la falta de lluvias en territorio brasileño, más específicamente en la porción superior de las cuencas de los río Paraná y Paraguay, este último afluente al primero en las proximidades de la ciudad de Corrientes. Ello se puede asociar a dos aspectos: “por un lado a la variabilidad climática natural, con bajantes y crecidas, y por otro lado es altamente probable que el cambio climático esté exagerando esa variabilidad climática”, explicó Bertoni.
Además, hay que considerar que la variabilidad natural se conjuga con algunas actividades realizadas por el hombre que afectan negativamente al ambiente. Entre ellas “la deforestación, la eliminación de humedales, los incendios en áreas rurales y de islas, las prácticas agrícolas no adecuadas que provocan una disminución de la infiltración y el consecuente aumento del escurrimiento superficial, causando erosión y diversas modificaciones del comportamiento hidrológico”, ejemplificó el presidente del INA. Y concluyó: “por lo tanto, si no llueve no tenemos el mismo grado de aporte de las aguas subterráneas de otras épocas, y así los caudales disminuyen”.
La ausencia de aguas tan bajas en las últimas décadas se debe a dos situaciones bien diferenciadas: a un aumento de las lluvias desde la década del 70 hasta el 2000 y a la presencia de represas sobre los ríos, que almacenan y turbinan aguas, con lo cual se enmascararon algunas bajantes. Pero esta bajante ha sido tan severa que Brasil comenzó a erogar caudales próximos a los naturales, por la escasez de agua.
Otras diferencias para tener en cuenta, según el experto en recursos hídricos, es el aumento de la población, el mayor uso del agua y la navegabilidad en el río Paraná, preparando un coctel “con posibles impactos mayores a los ocurridos en la bajante del año 1944”, advirtió el presidente del INA.
Debido a la persistencia de aguas bajas en el Paraná se producen un conjunto de impactos que engloban efectos económicos, sociales y ambientales.
En cuanto a la afectación del ecosistema, Bertoni indicó que: “a medida que va bajando el río Paraná, van quedando desconectados algunos cursos laterales menores que conforman ese gran sistema hídrico del Paraná. Lo propio ocurre con algunas lagunas laterales, que son utilizadas por la fauna para la reproducción. También se verifica la exposición de materia vegetal seca que podría contribuir a la propagación de incendios, que generalmente son intencionales”.
También se ve afectada el consumo de agua, por quedar al descubierto, o con poca profundidad, las tomas de aguas en el rio, la generación hidroeléctrica y la navegabilidad del mismo, con efectos negativos en el intenso tránsito de barcos de cargas.
El presidente del INA invita a toda la población a actuar en esta situación crítica, teniendo “mucho cuidado en el consumo racional del agua y la energía eléctrica para paliar esta bajante” y de esta manera “poner nuestro granito de arena para salir adelante”.
Implementación y desarrollo de una política hídrica nacional
Juan Carlos Bertoni nos habló sobre la agenda de trabajo del INA, entendiendo que el mismo contribuye a la implementación y desarrollo de la política hídrica nacional tratando de promover una gestión equitativa y sustentable del agua.
“El INA es un organismo científico tecnológico descentralizado del Ministerio de Obras Públicas, que tiene por objetivo tratar de satisfacer todos los requerimientos de estudios, de proyectos, de investigación, de desarrollo y de prestación de servicios en la temática de los recursos hídricos”, explicó Bertoni. El Instituto cuenta con un polo hídrico en Ezeiza y además en el interior del país se ubican diferentes sedes regionales en Santa Fe, Córdoba, Mendoza y San Juan.
Al observar que en el norte y en el sur de nuestro país no hay sedes del Instituto, le preguntamos acerca de posibles miradas y proyectos en estas regiones. Bertoni nos comentó que, como parte de esta gestión, están interesados en hacer dos tipos de expansiones: una expansión temática y otra geográfica. En el primer caso se trata de abarcar una visión más transversal de la gestión del agua dado que se asocia con prácticamente todas las actividades del hombre. “En un país tan agroexportador como Argentina no podemos pensar que un instituto que se denomine Instituto Nacional del Agua no aborde todos los aspectos del agua”, mencionó el presidente.
Con respecto al otro tipo de expansión, Bertoni explicó que desde el Instituto están interesados en promover un crecimiento geográfico abarcando distintas áreas de la Patagonia. A su vez, expresó el trabajo en conjunto que están realizando con la Comisión Regional del Río Bermejo (COREBE) para estar presentes en el Noroeste argentino. “La idea hoy en día es crecer de la mano, o apoyándose, junto a otros organismos y provincias para una extensión hacia la zona norte del Litoral” nos contó Bertoni.
Huella hídrica y otros proyectos
El presidente del INA también dialogó acerca de puntos muy importantes como ligar el Instituto en temas de economía circular y producción sustentable. Para ello se trabaja desde la sede de Mendoza con gente especializada en la huella hídrica. Certificar la huella será un requerimiento muy importante para los productos argentinos, a nivel de exportación y otros procesos. Por eso desde el INA se buscará certificar los productos al nivel de la huella hídrica que cada uno de ellos cumple.
Otros proyectos sobre los que se está trabajando son los estudios de inundaciones urbanas y rurales. Algunos de ellos son los análisis de crecidas y comportamientos de los ríos en toda la Cuenca del Plata. Además, en cuanto al análisis de sequías, el Instituto está trabajando en esta Cuenca por un proceso de sequía que se ha iniciado en el 2020 y que se verifica no solo en Argentina sino también Paraguay y Brasil. “En otras regiones también estamos trabajando sobre las sequías. En San Juan, por ejemplo, donde se está desarrollando una sequía muy importante, estamos trabajando junto al gobierno provincial para tratar de hacer estudios que ayuden o se orienten a minimizar las problemáticas”, agregó Bertoni en la entrevista.
En cuanto a temas como hidroelectricidad el presidente del INA nos contó que el Instituto siempre ha trabajado sobre estas temáticas, pero en este momento se está haciendo hincapié en el trabajo de modelos físicos y numéricos sobre dos presas muy importantes: Cóndor Cliff y La Barrancosa, ambas en la provincia de Santa Cruz. También se han llevado a cabo estudios referidos a la navegación e hidrodinámica, en distintos sectores del Río Paraná que conforman la Vía Navegable Troncal más conocida como Hidrovía. A su vez, se hizo hincapié en el trabajo del Río de La Plata con el Canal Punta Indio y también algunos estudios que se han realizado sobre el proyecto hoy conocido como Canal Magdalena.
Otro tipo de estudios que se están desarrollando desde el Instituto tienen que ver con la producción, por ello le preguntamos al entrevistado sobre un posible viraje hacia la producción agroecológica. Bertoni resaltó la importancia del inadecuado manejo de agroquímicos y mencionó: “Nuestro cuerpos de agua, es decir los embalses o los lagos, sufren de una contaminación muy importante, es una temática absolutamente relevante que debemos tener en cuenta y mucho tiene que ver con el inadecuado manejo agrícola de los suelos”.
El trabajo en cuencas del AMBA
Bertoni nos explicó algunas de las gestiones que se están llevando a cabo en la metrópolis de Buenos Aires. Por ejemplo, en el caso de la Cuenca Matanza Riachuelo comentó que hay un convenio específico con ACUMAR de monitoreo de la calidad del agua subterránea y superficial. “También hemos iniciado reuniones para trabajar junto con la Provincia de Buenos Aires, el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y la Secretaría de Infraestructura y Política Hídrica para el estudio hidrológico e hidráulico de la Cuenca del Medrano y, a partir de allí, proyectar la ampliación del sistema de monitoreo y alerta temprana”, expresó.
Otro ejemplo de trabajo en esta región es Quilmes, donde un grupo de hidráulica computacional del INA ha desarrollado un proyecto junto con la PBA. Sobre este tema finalmente sostuvo: “tenemos la intención de extendernos a todas las cuencas del AMBA progresivamente. Son todas cuencas interjurisdiccionales y justamente ese es el ámbito de trabajo más adecuado para el INA”.
El impacto de la pandemia en la gestión del agua y recursos hídricos
“La pandemia impacta de diversas formas debido a la heterogeneidad que tiene nuestro país”, comenzó diciendo Bertoni respecto a este tema. En su exposición hizo énfasis en una serie de factores que se combinan y explican estas diferencias regionales. Entre ellos mencionó el grado de seguridad hídrica y de urbanización.
La disponibilidad o no de agua segura en áreas urbanas es un elemento fundamental. “La recomendación más importante de la OMS ha sido el lavado de manos. Entonces claramente si uno dispone de agua segura cuenta con los elementos necesarios (pero no suficientes) para disminuir los contagios” nos comentó el entrevistado. A su vez, mencionó la importancia de otros factores como la rapidez para promover el aislamiento social, la concientización de la población, la conducta comunitaria y la capacidad de resiliencia de los sistemas de salud.
Con respecto a las zonas donde no se dispone de agua segura, el presidente del INA explicó que se destacan tres componentes principales: uno es la deficiencia de los servicios urbanos básicos (limpieza, residuos sólidos, etc.), otro aspecto es el serio déficit habitacional, y el tercero es la tendencia (más de tipo cultural) a compartir la calle en dichas zonas. Entonces, en esas regiones urbanas donde no se dispone de agua segura, si bien las recomendaciones de la OMS son muy importantes, muchas veces no han sido fáciles de cumplir.
“En cuanto a las zonas rurales con acceso al agua potable generalmente uno podría decir que son las mejores zonas en el sentido de que hay dispersión y condiciones de aislamiento. En las zonas rurales sin acceso al agua el problema es más serio y prácticamente la falta de servicios básicos acentúa el grado de vulnerabilidad total de la población” expresó Bertoni en cuanto al grado de urbanismo.
Además, le preguntamos al presidente del INA por el trabajo en cuencas compartidas con otros países en tiempos de COVID-19. Ante esto contó que “se mantiene un contacto permanente con autoridades y equipos técnicos especialmente de Brasil y Paraguay”. Bertoni nos explicó que es absolutamente importante destacar que a diferencia de lo que ocurría hace décadas atrás, hoy en día se trabaja de manera mancomunada.