En el marco de la asistencia que brindamos durante el año 2023 al Ministerio de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, continuamos compartiendo las entregas que resumen los trabajos realizados, y que, entendemos vital que sean leídos por la comunidad que desea conocer cómo se encuentra la Cuenca baja del Río Matanza-Riachuelo.
En esta oportunidad, nos propusimos analizar la factibilidad de la navegabilidad en la zona sur de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, a través de la implementación de una evaluación del impacto ambiental de la misma. La intención es coordinar y consolidar las intervenciones presentes y futuras destinadas a la revitalización integral del Riachuelo, a través de la identificación de los aspectos técnicos, legales, administrativos, económicos y sociales que hacen al ecosistema total del Riachuelo. Además, se analizan los impactos inmediatos y estratégicos que la navegabilidad podría tener en la calidad del agua, la biodiversidad, los contaminantes atmosféricos y los residuos marinos.
Para contextualizar, hay que señalar que a los efectos de mitigar el problema de la contaminación ambiental en la cuenca del río Matanza-Riachuelo, producto del descontrolado crecimiento económico de la zona desde los tiempos coloniales hasta entrado el siglo XXI, en 2006 se sancionó la Ley N° 26.168 por la cual se creó la Autoridad de la Cuenca Matanza-Riachuelo, ACUMAR. Dos años después, la Corte Suprema de Justicia de la Nación intimó a la ACUMAR a implementar un plan de saneamiento en respuesta a la causa judicial conocida como “Causa Mendoza”, reclamo presentado en 2004 por un grupo de vecinos preocupados por la situación ambiental de la zona.
Como consecuencia del estudio de los escenarios, la interacción entre los gobiernos y las sanciones recibidas, así como las sentencias que así lo determinan, ACUMAR articuló políticas públicas comunes y coordinó los esfuerzos interinstitucionales para la implementación del Plan Integral de Saneamiento Ambiental (PISA). La implementación del PISA, al igual que la de otras políticas para el desarrollo de grandes proyectos de infraestructura, logró mejoras progresivas en la calidad del agua, lo que va a generar condiciones para la navegabilidad de la cuenca Matanza-Riachuelo. Por ejemplo, el 21 de mayo de 2023, luego de 50 años, 80 remeros de siete clubes pudieron participar en una regata y navegar una distancia aproximada de 5,6 kilómetros en las aguas del Riachuelo.
La navegación en el Riachuelo podría generar varios impactos ambientales adversos. En primer lugar, la calidad del agua es una preocupación central debido a la posible presencia de contaminantes químicos y microbiológicos provenientes de los vertidos de los barcos.
Otro aspecto crítico es la biodiversidad. El tráfico de embarcaciones puede afectar a las especies acuáticas y sus hábitats, generando riesgos de colisiones y alterando los patrones migratorios de diversas especies. Además, las emisiones de gases y partículas de las embarcaciones son factores que deben ser monitoreados para evaluar su impacto en la calidad del aire en la región.
La gestión de residuos marinos también es fundamental. La acumulación de residuos sólidos y tóxicos en el agua podría deteriorar aún más el ya frágil ecosistema del Riachuelo. Por ello, el informe propone diversas acciones para mitigar estos impactos ambientales. Entre las medidas sugeridas se incluyen la implementación de tecnologías limpias en las embarcaciones, la creación de zonas ambientales designadas para proteger áreas sensibles, y el desarrollo de programas de concientización dirigidos a comunidades, empresas y operadores portuarios.
Este informe representa un paso fundamental hacia la recuperación del Riachuelo, integrando una visión holística que abarca desde la evaluación técnica hasta la inclusión social. La cooperación entre las autoridades locales, el sector privado y las comunidades es esencial para garantizar un equilibrio entre el desarrollo económico y la conservación ambiental. Estos programas no solo buscan rehabilitar los ecosistemas afectados por la diversidad de actores y el paso del tiempo, sino también promover la continuidad de los servicios ecosistémicos en la región. La implementación de estas medidas no solo mejorará la navegabilidad del río, sino que también asegurará la sustentabilidad del entorno acuático para las futuras generaciones.