El pasado 29 de mayo, con la presencia de la Presidenta de la Nación Cristina Fernández de Kirchner quedó formalmente inaugurada la planta depuradora de líquidos cloacales ‘Del Bicentenario’. Emplazada en Berazategui, es la obra de saneamiento más importante de la Argentina y una de las mayores del mundo. De esta manera, la empresa de saneamiento saldó una deuda de larga data en la infraestructura sanitaria de la metrópolis Buenos Aires.
La planta, es una estación de pretratamiento de líquidos cloacales que atiende un volumen diario de 2,2 millones de metros cúbicos. Fue construida con el objeto de realizar una remoción de sólidos gruesos tamaño mayor a 6 mm, arenas, grasas y otras sustancias flotantes contenidas en el líquido cloacal, como acondicionamiento previo a la disposición en las aguas del Río de la Plata. De esta manera los líquidos de 4 millones de habitantes –que eran arrojados al río sin ningún tipo de proceso- pasan por los procedimientos de tamizado de sólidos, desarenado y extracción de materiales flotantes. Con una capacidad de tratamiento de 33,5 metros cúbicos por segundo (lo que la convierte en una de las importantes del mundo en su tipo) la planta puede remover diariamente 22 toneladas de residuos sólidos, 52 toneladas de arena y 95 toneladas de grasas. Además realiza el acondicionamiento de los sólidos extraídos luego del proceso.
La planta de Berazategui es una de las deudas pendientes de más larga data del saneamiento en el AMBA. En 1993, la empresa Aguas Argentinas (por entonces a cargo del servicio, que había sido privatizado) se comprometió a construir una planta de tratamiento de desechos cloacales en dicho Municipio. La planta debía estar lista para 1998, pero en 1997 la entonces secretaria de Medio Ambiente de la Nación María Julia Alsogaray, renegoció el contrato con la empresa de capitales franceses y extendió los plazos: la planta funcionaría recién en 2018. En tanto, los desechos cloacales continuaban siendo arrojados en las costas de Berazategui, sin ningún tipo de tratamiento, lo que originó una enorme mancha marrón frente al Municipio.
En el año 2000, el Municipio a cargo de Juan José Mussi inició un juicio contra Aguas Argentinas, y tres años después la Cámara Federal de La Plata falló a su favor, pero la empresa apeló y el juicio terminó en la Corte Suprema de la Provincia de Buenos Aires. En septiembre de 2004 finalizó la causa con una conciliación de partes: firmada ante cinco ministros de la Corte, obligaba a la empresa a inversiones por 300 millones de pesos para construir la planta, financiada mediante fondos de fideicomiso de la concesión y eventualmente aumentos tarifarios que la empresa reclamó en el marco de la renegociación del contrato que estaba llevando a cabo con el Estado Nacional.
Las obras debían estar terminadas antes de 2008 y, entre otras acciones, contemplaban la extensión del ‘caño emisario’, que conduce los residuos cloacas aguas adentro, y debería tener 8 kilómetros. En ese momento su extensión era de 2 kilómetros. Aguas Argentinas demoró los tiempos de la planta, en tanto renegociaba con el estado nacional el contrato de concesión. Dos años después, el contrato no sólo no fue renegociado sino que se estatizó nuevamente la prestación del servicio sanitario, con la creación de Agua y Saneamiento Argentinos.
Para el funcionamiento de la planta, que quedó inaugurada a fines de mayo, se están ejecutando tres obras principales: la planta de depuración cloacal propiamente dicha (que ya fue inaugurada y se encuentra en funcionamiento) y dos obras más, que se encuentran en etapa de licitación: una estación de bombeo y un emisario que pasará de 2 a 7,5 kilómetros de longitud, con un diámetro de 4 metros. La estación de bombeo impulsará los líquidos en dicho trayecto y el caño tendrá, en los últimos 2,5, una serie de difusores que espaciaran el volcado en el Río de la Plata. La inversión de la planta fue de 786 millones de pesos, y generó 800 empleos durante la etapa de construcción.
En todos estos años, alrededor de la salida caño emisario de 2 kilómetros (que volcaba los desechos sin tratar directamente en el Río), se formó una mancha de materia orgánica que, en algún momento, originó una campaña de opinión pública donde se nominaba a Berazategui como el inodoro de la región. El proyecto, según AYSA, cambiará esta situación a partir del tratamiento que se realiza en la planta y la extensión del emisario más los difusores. Consultado sobre este punto por el Informe Digital Metropolitano, el Ing. Oscar Velez – director de la empresa- detalló que “Alrededor del caño emisario, en la zona de difusores, se va a generar una zona de mezcla que va a estar delimitada por boyas donde sólo se va a restringir el contacto directo con el agua. Es el área dónde normalmente se va a restringir en el río de La Plata el uso recreativo con contacto directo o sea que nadie puede zambullirse ahí pero se puede navegar sin ningún problema”.
En relación al tamaño de la mancha y a la tecnología empleada, Velez definió que “Durante tres años monitoreamos el comportamiento del Río, pusimos equipos en el fondo, instalamos cuatro estaciones hidrometeorológicas que en forma continua leen cómo se mueve el río en su profundidad, cómo van las corrientes, cuáles son los vientos, cuál es el efecto sedimentario de las corrientes con los vientos. También dispusimos equipos que flotan a media agua influenciados por el viento y la marea y que teóricamente siguen la trayectoria de una partícula, cada uno de esos equipos que pusimos tenía un GPS que nos permitió seguirlo y saber la trayectoria de las partículas. Esta información la cargamos en un modelo especial, contratamos al número uno en el mundo especialista en caños emisarios, que fue quien avaló el proyecto y determinó la longitud que debe tener para garantizar que a la franja costera no lleguen bacterias que afecten cualquier toma de agua potable. En el caso de Berazategui determinó 7,5 km y en la salida del Riachuelo, de 10. También definió la cantidad de difusores, que estarán alojados en los últimos 2,5 km”
Voces en contra
Una de las pocas voces en contra que se alzó contra la obra de la Planta es el Foro en Defensa del Río de la Plata, la salud y el medio ambiente. Esta ONG nació en abril de 2000 a partir de la preocupación de un núcleo de organizaciones sociales, vecinales, culturales, y políticas, e impulsado por un grupo de concejales y ex concejales del los Distritos de Berazategui, Quilmes y Avellaneda. Tal como se presenta en su sitio web, “Surgió, en primera instancia, para sostener el trabajo de quienes desde hacía algunos años venían batallando para detener la contaminación del Río de la Plata, particularmente denunciando las negociaciones del Gobierno Nacional con Aguas Argentinas S.A. que suspendían la construcción de la planta de tratamiento integral de líquidos cloacales en la costa de Berazategui, la inacción cómplice del gobierno de Carlos Menem y la entreguista gestión de la Ing. María Julia Alsogaray”.
Para esta organización, que se movilizó por la implementación de la Planta, la obra realizada por AySA está lejos de ser una solución. El Foro cuestiona no sólo el tratamiento técnico de los desechos cloacales, sino también los tiempos y los plazos en la ejecución de la obra. Según un comunicado difundido el 30 de mayo (un día después de la inauguración de la planta)
“La presentaron como “la solución” al problema de la contaminación del Río de la Plata. Nada más lejos de la realidad, puesto que esta mega obra, que terminó costando alrededor de 1.000 millones de pesos y tardó más del doble del tiempo previsto, no depura –ni nada parecido- los líquidos cloacales que por allí se arrojan al río. Entre una Planta de “pre-tratamiento” y una de “tratamiento” existen al menos tres procesos de depuración (sedimentación, aireación y clarificación) que no se le realizarán a los líquidos cloacales en el Planta del Bicentenario de Berazategui. La planta recientemente inaugurada, según información oficial, sólo tamiza, desarena y desengrasa, de allí la denomina de pre-tratamiento. Por eso, la planta no sirve para mejorar la calidad de las aguas de nuestro río, cuyas aguas están vedadas para bañarse y para consumir sus peces debido a la alta contaminación química y bacteriológica que posee (…) Desde el Foro repudiamos que se oculte la información y más aún que se “siembren” falsas expectativas sobre los habitantes del Municipio de Berazategui y de todos los consumidores de este vital elemento. Al mismo tiempo que exigimos soluciones reales para frenar la contaminación y sanear el río de la plata”
Consultado por esta situación, Diego Muñiz vocero de AySA definió en una charla con el Informe Digital Metropolitano que “En el desarrollo de este tipo de obras, siempre surgen atrasos relativos a su envergadura y la complejidad, tanto en el desarrollo como por el financiamiento internacional. Hay razones que tienen que ver con la dimensión de la obra y cosas que suceden en el territorio a medida que se van haciendo los trabajos. Creo que lo importante es que está hecha”.
En otro orden, Muñiz definió que “AySA no tiene continuidad jurídica ni relación con el trabajo de Aguas Argentinas, comenzamos a trabajar en esta planta en 2009 y hoy, 5 años después, la obra que nadie había empezado, está terminada y en funcionamiento. Retiene 22 toneladas de sólidos por día, 56 de arena y 95 de grasa que antes iban al Río de manera directa y hoy son tratadas. La planta la hizo AySA gracias al apoyo del Gobierno Nacional y está dando beneficios a una zona que había sido olvidada durante mucho tiempo y que estaba estigmatizada justamente porque ahí se descargaban todos los líquidos cloacales sin tratar. Hoy la situación es bien distinta”.
En respuesta a las críticas del Foro, la empresa emitió un comunicado donde detalla que el grado de tratamiento que se realiza sobre los líquidos cloacales depende de las características del lugar donde serán dispuestos. Esto implica que dicho tratamiento difiere de acuerdo si se trata del suelo, de un lago, de un río de bajo caudal, de un río caudaloso o el mar.
En el caso del AMBA, la disposición se realiza tanto en el Río de la Plata como en ríos interiores, como las cuencas Matanza – Riachuelo y Reconquista. Y cada curso de agua tiene distinta capacidad natural de autodepuración, lo que marca a su vez la diferencia en el nivel de tratamiento que requieren los líquidos cloacales.
Según la empresa, los ríos interiores tienen una capacidad de autodepuración acotada y requieren un tratamiento avanzado, adicionalmente es necesario aumentar la oxigenación del curso de agua por aireación. Por el contrario, el Río de la Plata tiene una capacidad de autodepuración de 10 toneladas de oxígeno disuelto por kilómetro lineal desde la sección de escurrimiento del difusor. “Esta situación ha sido modelada con los datos de tres años de medición continua de la dirección y velocidades del Río de la Plata, de la concentración de oxígeno disuelto y de la dirección e intensidad de los vientos”. Por el lugar de disposición final y los componentes de los líquidos cloacales a tratar, la empresa definió las características de la planta y los procesos que realiza: tamizado, desengrasado y desarenado.
“En este caso, este es el sistema de tratamiento factible ¿por qué no hago lo mismo en el Matanza Riachuelo? ¿Por qué no lo haría en el río Paraná? Primero por las características del río y segundo porque el efluente que estamos recibiendo en Berazategui, y que lo hemos monitoreado durante años, es de muy baja concentración. Los efluentes se clasifican en bajo, medio y alto, y en este caso se trata de un efluente de concentración muy baja. El ser humano genera en todo el mundo un efluente de características similares. Los efluentes extraños como plomo, cadmio, mercurio o combustible no forman parte, son de origen industrial y, en este caso, nuestro instrumental no los ha registrado”, definió Velez durante la charla con el IDM.
En relación a los reclamos de la organización, Velez definió que “Los efluentes de tipo industrial son los que generan un impacto negativo en el río, sobre la fauna y la flora, y es esto lo que los ecologistas deben cuidar que no ocurra nunca. También es nuestra obligación cuidar no ocurra, porque ni esta planta ni una de tratamiento cuaternario los puede remover. En el Río de la Plata estamos disponiendo materia orgánica disuelta, porque se elimina todo lo que está precipitable o suspendido y también lo que pueda generar un impacto estético como grasas o aceites. La planta de Berazategui tiene una eficiencia altísima en la remoción de sólidos y materiales flotantes, por ejemplo el líquido pasa por unos tamices de 6 milímetros y retiene todo lo de mayor tamaño. Si hubiéramos optado por una planta de tratamiento secundario, terciario o cuaternario de este tamaño; hubiéramos generado miles de toneladas de biosolidos cuya disposición final tendría mayor impacto ambiental”. Como ejemplo, el Ing. Vélez detalló la similitud entre este tipo de tratamiento y el que se realiza en Montevideo (Uruguay).
Hoy, el Foro ha incluido otros temas que entienden hacen a la contaminación del Río de la Plata, como el tratamiento de los residuos sólidos urbanos, la contaminación electromagnética, la defensa de los humedales y los espacios verdes. El IDM intentó comunicarse sin éxito con los referentes del Foro, para conocer su opinión al respecto.
La Planta del Bicentenario y las Metas del Milenio
El 21 de marzo de 2006 –después de rescindir el contrato a Aguas Argentinas- el Gobierno Nacional encabezado por el Presidente Néstor Kirchner creó Agua y Saneamiento Argentinos, AySA, para proveer de servicio sanitario a la Ciudad de Buenos Aires y a 17 municipios del primer cordón del Gran Buenos Aires. La empresa diseño un Plan Director, con el objetivo de asegurar y expandir la prestación del servicio.
Según Vélez, “La diferencia de AYSA respecto de la empresa anterior es que Aguas Argentinas era una empresa privada que vendía un servicio por el cual los usuarios pagaban. En el modelo AySA el servicio no es algo que se vende al usuario, sino que es un derecho al acceso al agua potable y el saneamiento. Es un cambio de paradigma con respecto al servicio, que impulsa los objetivos que se planteó la empresa, muy ambiciosos, de llegar a la cobertura del 100% en ambos aspectos en los próximos años”.
La superficie total del área de concesión es de 1.811,3 kilómetros cuadrados, y la población total es de 10.211.072 habitantes. Desde que comenzó a operar, AySA incorporó más de 2.000.000 de personas al servicio de agua potable, y más de 1.800.000 al de desagüe cloacal.
A fines de 2013, de los más de 10 millones de habitantes del área de concesión, 9.100.682 disponían del servicio de agua potable, en tanto 7.052.224 tenían acceso al servicio cloacal. La red de distribución de agua potable tiene 18.872 kilómetros, en tanto que la de desagüe cloacal suma 11.067 kilómetros.
La visión de la empresa se enmarca en las Metas del Milenio, aprobadas por la ONU durante una asamblea general realizada en Nueva York (Estados Unidos) en septiembre de 2000. Entre los objetivos clave, el tercero se refiere al desarrollo y la erradicación de la pobreza, y en el artículo 19 dice textualmente “Decidimos reducir a la mitad, para el año 2015, el porcentaje de habitantes del planeta cuyos ingresos sean inferior a un dólar por día y el de las personas que padezcan hambre; igualmente, para esa misma fecha, reducir a la mitad el porcentaje de personas que carezcan de acceso al agua potable o que no pueda costearlo”.
La Argentina, que adhirió a las Metas del Mileno en 2003, lo hizo realizando una adecuación de las necesidades y expectativas, así como estableció los indicadores de seguimiento especifico para el país, en el marco de los convenidos a nivel internacional.
Según el trabajo “Agua y saneamiento: un Objetivo de Desarrollo del Milenio. Los avances en la Argentina”, realizado por Emilio Lentini y Federica Brenner (y publicado en Voces en el Fénix)
“(…) Con relación a las metas del milenio aquí analizadas, corresponde señalar que la Argentina se comprometió a reducir en dos tercios para el año 2015 (en vez de a la mitad) la población carente de los servicios de agua y saneamiento en 1990, lo que implica alcanzar el 90% de cobertura en agua y el 75% de cobertura en cloaca. Además, optó por considerar como indicador de seguimiento y cumplimiento de esta meta la población abastecida con agua y desagües cloacales por red pública, en vez de considerar también otras alternativas “mejoradas” de provisión de los servicios como perforaciones con bomba a motor o desagüe a cámara séptica. Por lo tanto, la meta argentina es por partida doble más exigente que la acordada internacionalmente”.
El mismo trabajo cita una declaración de la Organización Mundial de la Salud emitida en 2011, que detalla que “La cobertura universal de agua, cloaca y tratamiento de aguas residuales no sólo es deseable, sino fundamental para mejorar la calidad de vida de la población, principalmente de los sectores más vulnerables. ¿Dónde estamos y qué falta para alcanzar los objetivos pautados? “Unas 2.600 millones de personas –la mitad del mundo en desarrollo– carecen hasta de una letrina sencilla «mejorada», y 1.100 millones de personas carecen de acceso a cualquier tipo de fuente mejorada de agua de bebida. Como consecuencia directa de ello 1,6 millones de personas mueren cada año de enfermedades diarreicas (incluido el cólera) atribuibles a la falta de acceso a un agua potable salubre y al saneamiento básico, y un 90% de esas personas son menores de 5 años, principalmente de países en desarrollo”. (OMS, 2011)”