POR MAXIMO LANZETTA, FUNDACIÓN METROPOLITANA – El saneamiento de la Cuenca Matanza Riachuelo entra decididamente en una nueva etapa, marcada por tres hechos significativos. El primero, a fin de año el Juez Federal Jorge Rodríguez, a cargo de la ejecución de la sentencia de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, dispuso que la Autoridad de Cuenca Matanza-Riachuelo (ACUMAR) elabore una nueva edición del Plan Integral de Saneamiento Ambiental (PISA), esto es, una revisión del mismo. El segundo hecho es la nueva composición de Consejo Directivo de la ACUMAR, se trata de un ente tripartito, compuesto por representantes del gobierno nacional (50 %) del gobierno de la Provincia de Buenos Aires (25 %) y de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (25 %), por primera vez, todos ellos responden a gobiernos del mismo signo político, la coalición Cambiemos. El tercer factor es que la ACUMAR ha regresado a depender institucionalmente de la cartera ambiental nacional, ahora devenida en ministerio, vale decir, el titular de la ACUMAR es ministro, y por lo tanto miembro del gabinete nacional.
La revisión del PISA es hoy una manda judicial, y resulta una excelente oportunidad para reformular el plan, cuyo origen estuvo tensionado por tiempos judiciales cortos y apuros en las presentaciones, que hicieron que muchas veces los procesos de consulta a las jurisdicciones no tuvieran la discusión necesaria; y que la participación de los municipios y los actores comunitarios, académicos y económicos fuera escasa o nula. Un plan realista, es un plan que debe abrir los oídos a todas las voces, y tiene que poder plasmar los grandes acuerdos para alcanzar los objetivos; al mismo tiempo debe dejar planteados los puntos de disenso sobre los cuales los directivos de ACUMAR tendrán que tomar alguna decisión.
El PISA tiene una gran cantidad de temas, algunos de los cuales necesitan una activación más eficaz, como es el caso de la relocalización de las familias en riesgo ambiental, cuyo proceso se viene concretando con lentitud, siendo clave la articulación en la Nación (financia las viviendas), la Provincia de Buenos Aires (debe proveer las tierras) y los municipios y la CABA (construyen las viviendas y realizan el acompañamiento social de la población). El control industrial y los niveles de calidad ambiental tuvieron un avance en estos años, pero lo realizado no ha sido suficiente. Es importante esta oportunidad para no ver sólo lo que se debe mejorar de los sistemas de control, sino fundamentalmente la necesaria apuesta a un sistema de gestión del territorio que permita planificar los nuevos espacios industriales que se están generando en la cuenca media y alta, favorecidos, entre otras cosas, por la mejora de la conectividad de la ruta 6; en todos ellos sigue pendiente la adecuada articulación entre los organismos provinciales que otorgan permisos: OPDS para certificados ambientales, ADA para permisos de vuelcos líquidos, y la ACUMAR que realiza controles y solicita adecuaciones.
Los residuos son un gran tema que pone en tensión la dinámica de gestión de la cuenca con la dinámica metropolitana de gestión de los RSU. Aquí el mapa es heterogéneo, como heterogénea es la trama urbana en la cuenca; el problema de los basurales está atado la calidad de la infraestructura vial (más deficiente en el periurbano de la cuenca media) y a los presupuestos municipales para abordar la gestión de los RSU, el volumen de estos presupuestos están linealmente asociados al nivel socioeconómico de la población de los municipios. Vale decir, los municipios pobres tienen sistemas de gestión de RSU más pobres, sin una intervención externa que los fortalezca, la tendencia simplemente se mantendrá, y lo que es peor aún, serán culpabilizados por no poder cumplir con los objetivos del fallo. En materia de reciclado, la ACUMAR ha realizado en estos años una apuesta interesante en inversión de plantas de separación de RSU, no obstante a nivel nacional sigue ausente la ley de envases, una herramienta fundamental para contribuir al sostenimiento financiero de las políticas de reciclado; sin ello, el costo del reciclado recaerá sobre los municipios, los mismos que en algunos casos tienen problema para sostener la cobertura. Otro de los temas importantes es el saneamiento básico, la empresa AySA avanza con su plan, y este ha sido también un tema relevante, no obstante, la expansión horizontal de la mancha urbana metropolitana, los nuevos asentamientos en las zonas periurbanas nos deben llevar a la pregunta acerca de su inclusión en el Plan Maestro, acaso un nuevo PISA signifique alguna revisión del Plan Maestro.
Los cambios políticos auguran un escenario monocolor en varios organismos interjurisdiccionales, entre ellos la ACUMAR, y otro organismo relevante en materia de residuos como el CEAMSE. Este hecho ha sido destacado por varios analistas como una oportunidad para poder llevar adelante políticas que requieren grandes acuerdos. Acaso su fortaleza devela la debilidad que aún tiene el sistema político argentino, que ha demostrado baja capacidad de llegar a acuerdos en escenarios de diversidad política institucional. Esta es sin dudas una oportunidad, pero la falta de adversario político externo, fabrica rápidamente los internos, por lo que es muy posible que las tensiones tengan un primer foco en las internas de la coalición Cambiemos al interior de la ACUMAR, las demoras en la definición de las autoridades ya han adelantado algo de esto.
Un segundo foco de tensión puede darse en el Consejo Municipal, que si bien tiene un rol meramente consultivo, el hecho de que muchas políticas de la ACUMAR estén descentralizadas en las comunas, les ha ido dando un rol relevante, no tanto en la decisión de las políticas pero si en la eficacia de la implementación de las mismas. Cabe recordar que 11 de los 14 municipios que integran la cuenca están gobernados por intendentes que accedieron al cargo recientemente con la boleta del Frente para la Victoria, y los restantes 3 lo hicieron por Cambiemos. Mientras que el Consejo Directivo parece destinado a digerir los temas internos de la coalición gobernante, en la relación con los intendentes se jugará gran parte de la relación con la oposición. La oportunidad que significa la homogeneidad política del Consejo Directivo para acordar políticas, no debe dejarnos de observar la necesidad de acuerdos elementales con los intendentes para alcanzar eficazmente los objetivos. El mapa institucional se completa con las ONG´s, organizaciones barriales, académicas, sindicales y empresarias, para las que aún está pendiente un funcionamiento orgánico, sistemático y dinámico de su espacio organizacional, hoy colocado en la “Comisión de Participación Social”.
Por último, la creación del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sustentable, con Sergio Bergman como titular, constituye un hecho significativo, en primer lugar porque es el máximo nivel institucional de un organismo nacional, y en segundo lugar porque es la primera vez que lo alcanza. Esto es una oportunidad, pero no una fatalidad; vale decir, lo que es sin dudas una mejora institucional de la cartera ambiental, no significa que necesariamente vendrán atrás una cataratas de éxitos, esta lectura resulta un tanto ingenua. Pero la equiparación del rango institucional con otras carteras relevantes en lo ambiental, generan mejores condiciones políticas para discutir los temas de infraestructura básica, movilidad, producción, salud, educación, ordenamiento territorial, etc. Atento que la ACUMAR ha regresado a este ministerio, su titular es al mismo tiempo titular de la ACUMAR; por lo tanto el proceso de reformulación del PISA encuentra otro punto de fortaleza para apalancar procesos y decisiones de otros ministerios y organismos nacionales que tienen incidencia directa en el proceso de saneamiento de la Cuenca Matanza-Riachuelo. Cabe también señalar que su presidente, encuentra en la ACUMAR un organismo desarrollado, con un staff técnico consolidado.
Los tres hechos que analizamos, sin duda despiertan un prudente optimismo, las nuevas condiciones han generado un escenario interesante para poder dar un salto cuali y cuantitativo para avanzar de manera eficaz en el proceso de saneamiento de la Cuenca Matanza-Riachuelo. No se trata de comenzar de nuevo, sino de avanzar sobre lo transitado, que no ha sido poco. El aprovechamiento de estas condiciones va a depender de todos los actores, aunque claro está, la mayor responsabilidad recaerá en la conducción política de las nuevas autoridades de la ACUMAR.