POR PEDRO DEL PIERO, FUNDACIÓN METROPOLITANA – Algunas informaciones periodísticas y el proyecto de ley que modifica la ley de basura cero enviado a la Legislatura por el ejecutivo de la Ciudad, preanuncian la incorporación de la termo valorización en el tratamiento de la basura del área metropolitana de Buenos Aires.
Frente a ello aparecen resistencias que descalifican sin más trámite esta tecnología atribuyéndole maldad intrínseca. No lo aceptamos porque a las tecnologías, como instrumentos del quehacer humano generadas por el desarrollo científico y tecnológico, corresponde evaluarlas por su uso y no negarlas en abstracto. Numerosos ejemplos en la historia avalan la inutilidad de demonizar tecnologías, tanto como los perfeccionamientos logrados por críticas a su aplicación.
No dudamos que, en las condiciones licitatorias de los equipos a instalar, habrá que atender el impacto en la calidad del aire incorporando los estándares más exigentes del mundo en la materia además de establecer estrictos controles de cumplimiento. Como buenas prácticas existen numerosos casos de plantas instaladas en plenos centros urbanos de países con altos estándares ambientales.
También será necesario definir qué lugar ocupará la termo valorización dentro de un verdadero ciclo sustentable en el tratamiento de los residuos sólidos urbanos para, entre otras cosas, evitar crear una dependencia nociva en la generación de energía por este modo.
Es por ello que esta tecnología debe encuadrarse en los parámetros de la economía circular donde el proceso productivo está signado por la recuperación de materiales en un ambiente de consumo responsable.
La idea es ir reemplazando la hoy imperante economía lineal en la que, en una sola dirección, se fabrican productos que una vez que cumplen su ciclo útil son desechados con alto dispendio de materiales recuperables, útiles.
En la gestión de los residuos, que es responsabilidad de todos, para un correcto y sustentable uso de los recursos naturales es imperioso reducir la generación de RSU e incentivar la plena recuperación de todos los materiales utilizables, destinándolos a ser materia prima de otros productos.
Esto es lo que habitualmente llamamos reciclado. Integra este ciclo la generación de energía -tal como lo sostiene la Fundación Mc Arthur líder mundial en la promoción de la economía circular- pero definiendo qué lugar debe ocupar en un escenario equilibrado de reciclaje. Nosotros la imaginamos en última instancia, es decir capturando aquellos materiales que no tienen otra posibilidad de recuperación.
Por ello insistimos en el concepto de consumo responsable proponiendo evitar cualquier tipo de dependencia de esta fuente -por parte de la matriz energética- que termine incentivando la generación de residuos.
La termo valorización, es decir generar energía con residuos, debe ser parte de un proceso virtuoso de economía circular donde previamente a su intervención ya tuvieron destino sustentable todos los materiales posibles de ser recuperados e insertos nuevamente en el circuito productivo. Para la energía generada por esta tecnología el mercado energético tiene que ser un destino, no una demanda.
Finalmente, y a favor de la economía circular, vale destacar que para su desarrollo es necesaria la separación en origen. Pero no es suficiente. Es imprescindible pero no alcanza si no existe un eficaz sistema de recolección diferenciada. Es más, en muchas oportunidades ya viene frustrándose la creciente conciencia colectiva de separar porque a la hora de recolectar, en algún momento, se va todo junto.