Por Trinidad Reynoso Castillo – Una de las herencias más presentes de la posguerra del siglo XX fue la creación de un sistema internacional ampliamente conectado, que tiende diálogos constantes entre países para fomentar el trabajo conjunto en un amplio abanico de problemáticas. Así surgió, por ejemplo, la Organización de Naciones Unidas (ONU).
Más reciente, y quizás menos conocida, es la réplica de este fenómeno a escala local que, surgida en la década de los 90 bajo el nombre de cooperación intermunicipal, aplica la lógica de la cooperación global al interior de un país o provincia. Estos acuerdos entre municipios surgen como estrategias horizontales e innovadoras para el abordaje de problemáticas comunes a todas las unidades político-administrativas intervinientes, incrementando las sinergias entre ellas en busca de objetivos compartidos.
En un contexto mundial sacudido por la crisis del cambio climático, la cooperación intermunicipal surge como una nueva estrategia de trabajo para mitigar el cambio y potenciar la adaptación, teniendo en cuenta que el ambiente no respeta los límites jurisdiccionales y, por lo tanto, la coordinación de este tipo de políticas resulta imprescindible.
En Argentina, este fenómeno ya muestra altos niveles de desarrollo institucional, de la mano de la Red Argentina de Municipios frente al Cambio Climático (RAMCC).
Una iniciativa local frente a un problema global
Nacida en 2010, la RAMCC es una coalición de 225 municipios argentinos que impulsan y coordinan planes estratégicos para hacer frente al cambio climático. Entre sus miembros se encuentran las localidades de Olavarría (Buenos Aires), Rauch (Buenos Aires), Rosario (Santa Fe), Reconquista (Santa Fe), Ciudad de Salta (Salta), San Martín de los Andes (Neuquén), Ciudad de Corrientes (Corrientes), entre otros. A su vez, la organización se encuadra en el Pacto Global de Alcaldes por el Clima y la Energía (GCoM), logrando abordar los mismos objetivos también desde una perspectiva internacional ya que este pacto global mantiene objetivos similares a la RAMCC pero desde una enfoque internacional de cooperación entre gobiernos locales mundiales.
Las principales áreas de trabajo abordadas por la RAMCC son la mitigación del cambio climático, la adaptación a sus efectos adversos y el acceso universal a energía segura, limpia y asequible. En esa línea, la organización estableció como objetivos climáticos para sus municipios miembro reducir en un 55% las emisiones de gases de efecto invernadero para el 2030, alcanzando así el estatus de “carbono neutrales” (es decir, que sus emisiones netas equivalgan a cero) para el 2050, y aumentar su resiliencia frente a los fenómenos climáticos extremos que se agudizarán en las próximas décadas.
Para alcanzar estas metas los municipios de la RAMCC deben definir planes locales de acción climática con estrategias a largo plazo que permitan optimizar recursos y resultados. En todos los casos, los planes deben contar con dos instancias. En primer lugar, deben abordar la “mitigación” documentando las emisiones generadas en su territorio y estableciendo metas para reducirlas. En segundo lugar, deben abocarse a tareas de “adaptación”, evaluando los riesgos potenciales de los distintos eventos climáticos extremos y diseñando soluciones para minimizar su impacto. Una vez definidas estas pautas de trabajo, cada municipio debe empezar a implementar sus planes presentando informes periódicos que evidencien su progreso.
Algunas de las herramientas sugeridas a los municipios para el abordaje de estas problemáticas incluyen: la realización de campañas de concientización, el establecimiento de programas de formación en empleo verde, y el intercambio de información y experiencias con otros miembros de la red. Estas y otras actividades deben estar siempre enmarcadas en un nuevo paradigma de gestión municipal basado en la participación ciudadana, la descentralización del poder y la toma de decisiones, la reducción de las desigualdades, el uso eficiente de los recursos y el establecimiento de compromisos internacionales con impactos locales.
El valor de lo local
Organizaciones como la RAMCC demuestran la importancia de la política local a la hora de hacerle frente al cambio climático. Si bien el Estado Nacional cuenta con recursos y metas propios, generalmente más numerosos y ambiciosos, son los gobiernos locales los que mantienen una relación verdaderamente cercana con la ciudadanía. Por esta razón, son los responsables de conocer en profundidad las necesidades del territorio y la ciudadanía en su distrito. Los municipios cuentan con la posibilidad de generar políticas concretas para lograr hacer frente a la cuestión climática que nos atraviesa a todos y a todas, pero no de la misma manera y con igual magnitud.
Las experiencias de colaboración municipal encuentran su origen en el profundo proceso de transformación que vive la esfera estatal. La transferencia de competencias, funciones y responsabilidades, desde la Nación y las provincias, hacia los niveles inferiores de gobierno coloca a las autoridades locales frente a la necesidad de producir alternativas innovadoras de gestión y coordinación intergubernamental. La cooperación entre municipios permite generar lazos más cercanos entre “iguales” y de mayor fuerza para resolver las problemáticas climáticas comunes.
Un futuro sustentable que logre una mitigación y adaptación al cambio climático, sólo es posible si se escucha a la ciudadanía, se conoce el territorio en profundidad y se logra una cooperación entre pares.