POR GUSTAVO TITO, Director de la Estación Experimental Agropecuaria del Area Metropolitana de Buenos Aires (EEA AMBA) INTA – El mundo en general, Latinoamérica y Argentina en particular vive un proceso de urbanización intenso que genera tensiones ambientales tanto en su área de influencia como en las áreas alejadas, de donde se extraen las materias primas, alimentos y se genera la energía para su funcionamiento. Estas tensiones se manifiestan fuertemente en el borde periurbano que establece un área de amortiguación (y de conflicto) entre el medio urbano y el rural. El peri urbano es un territorio sometido a la incorporación real o potencial de nuevas tierras a la ciudad, un espacio en situación transicional, en transformación, intensamente sometido a la acción antrópica.
En este espacio se producen una serie de interrelaciones ecológicas entre dos conjuntos aparentemente dicotómicos u opuestos: el campo y la ciudad. Se trata de un paisaje físico y social altamente heterogéneo que posee una secuencia de intensidades decrecientes en el uso del suelo, partiendo desde el borde de la ciudad. Allí se diferencian zonas donde se despliega: la expansión de nuevos frentes de urbanización dispersa (barrios cerrados, clubes de campo, hoteles, clubes, asentamientos populares, etc.), actividades segregadas de las áreas densas del tejido consolidado (rellenos sanitarios, industrias contaminantes, tosqueras, ladrilleras, etc.) y zonas de producción agropecuaria.
La Producción Agropecuaria en el Territorio Periurbano
Definimos como Agricultura Periurbana a un tipo de producción situada en el territorio homónimo que define y condiciona la actividad. Es un territorio en consolidación, pero inestable en cuanto a la constitución de redes sociales y gran heterogeneidad en los usos del suelo. Allí la Agricultura Periurbana compite con la urbanización, la agricultura rural, la industrialización, el turismo, y el cambio del uso del suelo de los mismos sistemas productivos.
El periurbano no es campo ni ciudad: es un complejo territorial que expresa una situación de interfaz campo-ciudad en cuyo espacio se desarrollan actividades propias y distintivas, tanto de territorios rurales como urbanos, esa actividad distintiva es la misma Agricultura Periurbana. Es “territorio de borde” sometido a procesos relacionados con la valorización económica del espacio, donde en virtud de ello, la Agricultura Periurbana puede ser desplazada. Pero también es un territorio central desde el punto de vista geopolítico, pues define esa valorización económica del espacio, donde la Agricultura Periurbana tiene protagonismo.
La Agricultura Periurbana también interpela y modela el periurbano, generando externalidades negativas (la contaminación) y positivas (el abastecimiento de alimentos). La Agricultura Periurbana en tanto sistema productivo es un recurso significativo en la estrategia de vida tanto de los mismos agricultores y pymes relacionadas, como de los consumidores, que convienen en mismo territorio.
Así, la Agricultura Periurbana puede ser un eje importante de una economía integrada, al localizarse estratégicamente alrededor de la demanda, rodeando a las ciudades, y constituyéndose en un elemento clave del mercado interno. En manos de los agricultores y pymes locales evita una concentración de la economía por lo que contribuye a una regulación de los precios de los alimentos. Por otra parte, desarrolla una estructura de sostén territorial virtuosa para la generación de valor agregado y fundamentalmente generación de empleo (incluso autoempleo). También demanda insumos que en la medida que sean locales (o regionales), fortalece lazos productivos, que en caso de tecnologías mas autónomas como las de procesos, aumenta la capacidad de resiliencia de los sistemas productivos.
Finalmente, el Periurbano puede favorecerse con la integración de circuitos económicos internos pues el patrón de acumulación de la agricultura periurbana tiende a quedar en el mismo sitio donde se localiza la producción. En este sentido, la necesidad de realizar políticas públicas que tensionen un ordenamiento territorial distinto al promovido por el mercado se torna necesario. Para ello INTA propone llevar a cabo la Plataforma de Innovación para los Territorios Periurbanos con el objetivo de integrar esfuerzos en el desarrollo de tecnologías de la innovación que contribuyan a una producción agroalimentaria y agroindustrial sustentable en los periurbanos a través de la eficiencia productiva y la calidad, y que sirva para asesorar a los órganos responsables de la política tecnológica, agraria y alimentaria en los territorios Periurbanos.
La Plataforma está en marcha y pretende ser una herramienta para una planificación estratégica situada de la producción agroalimentaria y agroindustrial de los Periurbanos.