POR NAHUEL PALOMO – Los detalles de una de las obras estratégicas más importantes de los últimos años. Idas, vueltas y tirones políticos. La planificación estratégica con vistas al futuro. Soberanía energética. Sustitución de importaciones y ahorro de divisas. La posibilidad de revertir la balanza energética.
El pasado 9 de julio se llevó a cabo la inauguración del primer tramo de la construcción del Gasoducto Presidente Néstor Kirchner. El acto, que contó con la presencia del presidente de la nación, Alberto Fernández, de la vice, Cristina Fernández, y del Ministro de Economía de la Nación, Sergio Massa, se desarrolló en la localidad de Salliqueló, provincia de Buenos Aires, por ser el punto geográfico de finalización de la primera parte de la obra. A continuación se detallan algunos puntos centrales para entender de qué hablamos a la hora de hablar del Gasoducto Presidente Néstor Kirchner.
Punto de partida: Tratayén, Neuquén
En la localidad de Tratayén se encuentra la principal formación de petróleo y gas no convencional de nuestro país, la segunda reserva de shale gas más grande del mundo y la cuarta de petróleo no convencional a nivel mundial. Allí se aloja Vaca Muerta, que se encuentra dentro de lo que se conoce como cuenca neuquina y que ocupa una extensión de 30 mil km², de los 124 mil km² de la cuenca total. Para tomar una referencia, la provincia de Misiones cuenta con una superficie similar a la de Vaca Muerta.
Según estimaciones de la Administración de Información Energética de Estados Unidos, solo Vaca Muerta posee alrededor de 9 billones de metros cúbicos de shale gas, una reserva similar a la que tiene el país más extenso del mundo, Rusia, mientras que todo nuestro país poseería un total de 23 billones de m3. Actualmente la producción de shale gas de Vaca Muerta representa el 42 % de la producción total de gas en la Argentina y, según cifras de la Secretaría de Energía de la Nación, en 2012 Vaca Muerta produjo 125 millones de metros cúbicos de gas diarios.
Antes de continuar cabe señalar la definición de gas no convencional que hará más comprensible el desarrollo de la nota, dado que allí reside una gran diferenciación técnica que hace a la brecha de costos en su extracción. Las explotaciones tradicionales funcionan mediante una perforación que llega a las reservas de hidrocarburos que se encuentran juntos de forma homogéneas y que se extraen por diferencia de presión o por bombeo, mientras que los métodos no convencionales utilizados en Vaca Muerta se dan de manera diferente porque los hidrocarburos están dispersos en la roca y no poseen un gran nivel de permeabilidad. Este proceso, que aquí se detalla con gran precisión, requiere de una mayor cantidad de tecnología y maquinarías, lo cual a su vez hace necesaria la aplicación de agua a alta presión junto con otros elementos, como cemento y arena, que permiten que los hidrocarburos atrapados en la formación fluyan hacia la superficie.
La exploración y explotación de Vaca Muerta no siempre estuvo en la agenda de discusión política nacional, por ende, no figuró dentro de un programa de políticas públicas destinadas al desarrollo energético de nuestro país. En mayo de 2012, con 208 votos afirmativos, 32 en contra y 5 abstenciones en la cámara de diputados, se produjo la re-estatización de Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF). Esto permitió que el estado argentino firme un Memorando de Entendimiento (MOU) con Chevron, una de las compañías petroleras más importantes del mundo y el principal inversor privado del sector energético de toda la región, para explorar oportunidades de desarrollo de hidrocarburos no convencionales en Vaca Muerta. Anteriormente, la empresa petrolera Repsol tenía preferencia por inversiones en otros pozos del mundo que les generaban una mayor rentabilidad económica. Al día de hoy son 6 las empresas que intervienen en la producción total de gas de Vaca Muerta: YPF, Tecpetrol, Pampa Energía, Total Austral, Pluspetrol, y Pan American Energy.
¿Para qué un gasoducto?
Argentina no tiene grandes problemas en lo que respecta a la extracción de los recursos naturales, tampoco podría llegar a tener problemas de desabastecimiento en el mediano y largo plazo, ya que se estima que solo en Vaca Muerta hay suficiente gas para 200 años de consumo interno. El problema central que tiene nuestro país es el transporte del gas que usamos para la generación de electricidad, el consumo particular, y su utilización para mantener y potenciar el sistema industrial nacional, es decir, para generar puestos de trabajo y desarrollar la matriz productiva.
En nuestro país, el gas es la principal fuente primaria de energía, pero las limitaciones logísticas de su transporte nos llevan a tener que importarlo de países como Bolivia o Qatar para lograr satisfacer la demanda energética interna. Para tener una idea de qué hablamos, en los primeros 6 meses del 2021, se importaron USD2.281 millones en combustibles y lubricantes, mientras que en el mismo periodo del 2022 se fueron USD6.609 millones del país.
Ante este escenario, la construcción de un gasoducto que transporte el gas es fundamental para la soberanía energética, el abastecimiento de la demanda interna, el equilibrio de la balanza comercial, el ahorro de divisas y, en una primera etapa estratégica, la posible futura exportación de gas natural a países de la región como Chile o los polos industriales brasileros. Estar atados a los valores internacionales de los combustibles como el gasoil, gas natural, gasolina y fuel oil para satisfacer la demanda interna, conlleva a depender absolutamente de las situaciones geopolíticas internacionales. Para el mismo semestre que se comparaba en el párrafo anterior, se encuentra que los valores aumentaron en un 83%, guerra de Ucrania de por medio y teniendo en cuenta que Rusia es el segundo productor de petróleo y gas, y su principal exportador a nivel mundial.
El desarrollo de la construcción del gasoducto implicó una serie de idas y vueltas por parte de los gobiernos nacionales que estuvieron a cargo de su administración y ejecución. Sin ánimos de generar una línea del tiempo que jamás tienen en cuenta contextos y escenarios, se pueden mencionar algunas fechas clave que terminaron en la inauguración de la primera etapa del gasoducto. En julio de 2019, el entonces presidente Mauricio Macri firmó un decreto de necesidad y urgencia (DNU) a través del cual instruyó a la Secretaría de Gobierno de Energía que convoque a licitación pública y abierta para la construcción del gasoducto. Si bien la apertura de las ofertas presentadas tenía fecha para el 12 de septiembre del mismo año, se finalizó el gobierno macrista sin realizar tal acto administrativo dado que postergaron la fecha en dos oportunidades. En abril de 2020, bajo el gobierno de Alberto Fernández y pandemia mediante, se volvió a postergar el plazo límite de presentación de las ofertas y se fijó como nueva fecha el 30 de diciembre de ese año. En noviembre, el Presidente de la Nación declaró de interés público la promoción de la producción de gas natural, y el 29 de diciembre del último mes del año, el secretario de Energía, Darío Martínez, derogó el llamado a licitación de julio de 2019 e instruyó a la Subsecretaría de Hidrocarburos a “…llevar a cabo una evaluación técnica y legal, a fin de considerar las mejores alternativas de construcción de un nuevo gasoducto y/o la ampliación de las capacidades de transporte, para la evacuación de gas natural producido en la Cuenca Neuquina hacia los centros de consumo del Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) y el Litoral”. El 7 de febrero de 2022 se declaró de interés público la construcción del gasoducto, y días después se le otorgó la concesión a la empresa estatal Energía Argentina, ex IEASA. Para junio de ese año se lanzó la licitación de la obra civil, sin antes generarse conflictos políticos hacia dentro del Frente de Todos por la adquisición de cañerías, cuyo único oferente resultó la empresa SIAT, del grupo Techint. En mayo de este año, se produjo la última soldadura de los 48.000 tubos de 36” y las 300.000 toneladas de cañerías que se utilizaron en el proyecto. Finalmente, el 9 de julio se produjo la inauguración formal del primer tramo del Gasoducto Presidente Néstor Kirchner.
En relación al financiamiento de esta etapa 1 Tratayén-Salliqueló, los fondos tienen origen en la sanción de la Ley N° 27.605 “APORTE SOLIDARIO Y EXTRAORDINARIO PARA AYUDAR A MORIGERAR LOS EFECTOS DE LA PANDEMIA”, que especifica que el 25% de lo allí recaudado sería destinado para la infraestructura de gas natural de nuestro país.
El tramo inaugurado, que contó con un 80% de sus componentes de origen nacional, tiene destino final en Salliqueló, Buenos Aires, abarca 573 kilometros, y además de la mencionada provincia, atraviesa Neuquén, Rio Negro y La Pampa. Esta obra que, según especialistas técnicos, demora en situaciones normales 24 meses, a nuestro país le demoró 10, y contó con 5000 trabajadores directos y 40.000 indirectos.
El gasoducto permitirá aumentar la capacidad de transporte de gas diario en un 25%, fortalecerá el abastecimiento de aproximadamente 6 millones usuarios, y usinas de generación eléctrica que abastecen al Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) y que será conectado desde Salliqueló, gracias al gasoducto Neuba II, en una primera instancia con 11 millones de metros cúbicos por día. Ese volumen se ampliará a, entre 22 y 24 millones, cuando se incorporen las nuevas plantas compresoras de Tratayén, Salliqueló y Mercedes; y a 44 millones, una vez inaugurado el segundo tramo que conectará Tratayén con San Jerónimo (sur de la provincia de Santa Fe) y abriendo la posibilidad de abastecer a grandes ejes urbanos e industrias del centro y norte del país, como así también la oportunidad de exportar los excedentes a Brasil y Chile. En términos económicos, gracias a la sustitución de importaciones que contempla este proceso, se estima que este año nuestro país ahorrará USD2.000 millones, y que una vez que esté finalizado el segundo tramo esa cifra ascenderá a USD4.200 millones.
El Gasoducto Presidente Néstor Kirchner debe ser el primer paso en pos del desarrollo nacional. Si bien en épocas de bajo consumo interno se podrá exportar gas a países limítrofes, la guerra de Ucrania y Rusia demostró la necesidad de gas que tiene el mundo y la volatilidad de sus precios internacionales. La exportación de gas se puede realizar en diferentes estados, pero hay algunos que son más estratégicos que otros. Por ejemplo, trasladar gas en su estado natural conlleva demasiado espacio en barcos y exigiría demasiado tiempo; por otro lado, exportar gas en gasoductos a largas distancias demandaría grandes costos económicos que nuestro país no está en condiciones de afrontar. La respuesta a la necesidad de aumentar nuestro nivel de divisas internacionales, a la urgencia de la demanda internacional y a la oportunidad de explotar nuestros recursos naturales de manera responsable con el medio ambiente y de la mano de una menor cantidad de emisiones, reside en la exportación de gas natural licuado (GNL). Según un informe de Fundar, para 2050 podríamos exportar US$27.000 millones, lo equivalente a lo que se exportó de soja en 2021. El proceso de licuación del gas natural conlleva de una ingeniería industrial mucho más compleja y precisa, exige proyecciones y obras estratégicas a futuro, y por sobre todas las cosas, demanda una inversión de capital acorde a los resultados fructíferos que produciría.
Punto de destino: a desarrollar
Vaca Muerta ha estado en la conversación pública de la dirigencia política y hasta ha sabido demandar compromiso, responsabilidad y capacidad de trabajo alrededor de ella. El cruce vía Twitter entre Cristina Fernández y el ex presidente, Mauricio Macri, sobre Vaca Muerta y los números de inversión que desarrolló cada gobierno dan de ejemplo la importancia del gasoducto y el valor que tienen los recursos naturales allí presentes para el desarrollo productivo de nuestro país. Si en 2012 había controversias sobre la re-estatización de YPF, y la consecuente explotación de Vaca Muerta, hoy en día parecería que esa discusión no está saldada.
A 40 años de la recuperación democrática, nuestra situación social e institucional exige una mayor capacidad de diálogo entre todos los sectores que poseen poder de influencia y transformación del sistema que nos rige. Así como se ha sabido construir la cuestión Malvinas como política de estado, o como se ha generado un consenso mayoritario sobre el repudio a las dictaduras militares gobernando los destinos del país, es necesario construir y reconstruir acuerdos base que permitan el desarrollo estratégico de la matriz productiva de Argentina. El uso soberano y la explotación responsable de los recursos naturales que la tierra le ha regalado a esta Nación conlleva una planificación transversal a los gobiernos nacionales de turno en pos de dar respuesta a las necesidades de los hombres y mujeres que habitan este país, así como también estabilizar y potenciar nuestra macroeconomía.
La experiencia del primer tramo del Gasoducto Presidente Néstor Kirchner ha demostrado una clara sinergia entre el sector privado y público con la participación indispensable de las asociaciones gremiales representativas del sector trabajador. La valentía y el coraje no residen en romper estructuras sólidas fructíferas para las mayorías, sino en poner la capacidad intelectual y el liderazgo necesario al servicio de la construcción de nuevas estratégias que permitan explotar los puntos positivos con los que cuenta nuestro país. Replicar experiencias efectivas que se desarrollaron localmente, profundizar aciertos y estudiar casos de éxito en el plano internacional debe ser la regla y no la extraordinariedad. La planificación es estratégica cuando está al servicio de los intereses nacionales, de lo contrario se caerá en improvisación que impedirá desarrollar las potencialidades de nuestro país, lo cual será beneficioso para intereses ajenos a este pueblo.