POR ELISABET CONTRERA – El 10 de julio pasado los habitantes de la ciudad de Buenos Aires eligieron a los representantes para ocupar los cargos en la Jefatura del Gobierno porteño, en la Legislatura y en las 15 comunas. De los 12 candidatos que se presentaron para conducir la ciudad, sólo dos llegaron al balotaje: Mauricio Macri quedó primero, con el 47 por ciento de los votos, y Daniel Filmus (FpV) segundo, con el 28.
Pese a la gran diferencia de votos entre ambas candidatos, estos porcentajes habilitaron la entrada a la segunda vuelta, ya que la ley electoral porteña establece que para que un candidato sea proclamado ganador, debe obtener más del 50 por ciento de los votos. O sea, la mitad más uno. Muy atrás en la lista quedaron los otros postulantes. El tercero fue Fernando “Pino” Solanas, de Proyecto Sur, con el 12,8 por ciento. El resto quedó aún más lejos. La quinta fue María Eugenia Estenssoro, de la Coalición Cívica, con el 3,3 por ciento.
Los resultados sorprendieron hasta al mismo jefe de Gobierno porteño que no esperaba tanta distancia a favor con el candidato del kirchnerismo. El 47 por ciento de votos fue recibido con festejos, cumbia y globos de colores. También fue celebrado en el bunker contrario, ya que fue “la mejor elección en la historia del Frente para la Victoria en la Ciudad”.
De cara a la segunda vuelta
Mientras Macri continúa con su pegatina de afiches y reparto de globos en las calles, evitando el debate con su principal contricante, Filmus recorrió los medios de comunicación negando el rumor de que se bajaría del balotaje. “Jamás se nos pasó por la cabeza bajarnos de la segunda vuelta”, aclaró. También, tuvo que salir de tour mediático para despegarse de la columna de opinión escrita por el cantante Fito Páez diciendo que le daba “asco” el 47 por ciento de los porteños que votaron a Macri. Y recientemente, denunció al PRO por una supuesta campaña sucia orquestada en su contra, en una acción que llegó a la Justicia y que compromete seriamente a Jaime Duran Barba (asesor de imagen de Macri) y al jefe de gabinete porteño, Horacio Rodríguez Larreta.
El ex ministro de Educación se puso como meta captar el voto del más del 20 por ciento del padrón que no fue a votar y sumar el apoyo de los que votaron a otros candidatos, como Pino Solanas, la Coalición Cívica y la UCR, que representan el 25 por ciento del electorado. Por ello, el candidato kirchnerista llamó a los dirigentes de esos partidos a construir un programa conjunto y unirse para ganar la ciudad.
Las respuestas negativas no tardaron en llegar. Elisa Carrió aseguró que “bajo ningún concepto” votará al candidato del gobierno nacional en la segunda vuelta y otorgó a sus votantes “libertad de acción”. Por su parte, Ricardo Alfonsín dijo que, “si fuera porteño, votaría” por Mauricio Macri. En tanto, Pino Solanas consideró que el balotaje es “una pérdida de tiempo y plata” y que no apoyará a ningún de los dos candidatos.
Sin lugar para el debate
Otra de las características de las elecciones porteñas fue la falta de debate entre los principales candidatos. Macri se negó a participar del debate impulsado por las autoridades de la UBA y tras la segunda vuelta continuó con la misma posición. Todos los canales de televisión abierta se ofrecieron como espacio de discusión, pero se encontraron con la negativa del jefe de Gobierno porteño.
Su campaña continuó en la misma línea: consignas claras y sencillas, no confrontativas y un discurso apolítico, dato que contrasta en un contexto de revalorización de la política y de participación de los jóvenes, según el análisis de referentes del ámbito académico. Frente a las críticas que llovían de sus adversarios en materia de falencias en educación, salud y vivienda, su estrategia fue excusarse y acusar al Gobierno nacional de “discriminar a la ciudad”. Del otro lado, Filmus llamó a incluir a la ciudad de Buenos Aires en el mismo rumbo iniciado por la Nación en 2003 y recuperar lo perdido en materia de derechos humanos e inclusión social de la población.
Una mirada metropolitana
Resolver los temas de la ciudad desde una dimensión metropolitana no entró dentro de la agenda pública ni fueron una prioridad para los medios de comunicación. Tampoco formó parte del discurso de los candidatos, pero sí estuvo presente en algunas plataformas electorales.
La Fundación Metropolitana enumeró a los candidatos las situaciones urgentes que requiere resolver la metrópolis Buenos Aires y les entregó el Manifiesto Metropolitano, una iniciativa colectiva, impulsada desde 2009, que resume 15 líneas de acción prioritarias para mejorar la calidad de vida de la región. Un sistema de gestión integral de residuos sólidos, la coordinación y financiamiento regional de la salud, una autoridad metropolitana de transporte público y la implementación de un sistema coordinado de políticas de seguridad, son algunos de los ejes que propone el Manifiesto.
En el caso de los dos candidatos al balotaje, Macri no menciona esta dimensión en sus propuestas. El líder del Pro sólo resaltó su compromiso para tener “más educación, más cultura, más seguridad y más salud”. En cambio, Daniel Filmus incluyó esa mirada en su plataforma y tras la primera vuelta escribió, junto a su candidato a vicejefe, Carlos Tomada, un documento titulado “Encuentro por la Igualdad” con diez propuestas de trabajo abierto a sumar la adhesión y el apoyo de todos los sectores políticos.
El último punto propone planificar las políticas públicas “considerando a nuestra ciudad como parte de una región metropolitana”, lo cual implica “trabajar en forma conjunta con la provincia de Buenos Aires en la resolución de los graves problemas que nos aquejan” porque se trata de “un hábitat donde conviven más de 12 millones de personas”.
Si el 31 de julio, gana Filmus se avizora una posibilidad de iniciar un gobierno metropolitano para la ciudad. Pero si gana Macri, continuará siendo una tarea pendiente. El sociólogo Pedro Pírez, integrante de la comisión de expertos de la Fundación Metropolitana, analiza este tema en su trabajo “La gobernabilidad metropolitana como tarea pendiente en la sociedad argentina”. “Podemos preguntarnos por qué no se reconoce la existencia de lo “metropolitano” como parte de la agenda social y gubernamental (…)”.“Debemos reconocer que se trata de una abstracción y por ello, es difícil que surja de la población una propuesta de centralización metropolitana en forma espontánea”. Para el especialista, para avanzar en ese camino es necesario “proponer una forma institucional de gobierno metropolitano y superar las relaciones que la vuelven invisible a la realidad”.
Elisabet Contrera