Enrique Maurtua Konstantinidis es coordinador del Proyecto Agendas Climáticas Nacionales de FARN. También es responsable del Departamento de Cambio Climático de la Fundación Biósfera, y coordinador de Climate Action Network Latin America (CANLA). Ha trabajado para la Secretaría de CAN International en el área de Política y sigue las negociaciones sobre Cambio Climático desde el año 2004. En diciembre de 2015 año asistió a la COP 21 y, en esta entrevista, nos cuenta su mirada sobre el acuerdo y la conferencia.
IDM: En la inauguración el presidente Holland definió a la COP 21 como la reunión más importante a nivel internacional dedicada al calentamiento global y a la cuestión climática ¿Coincide con esta mirada? ¿Por qué?
Enrique Maurtua Konstantinidis: Sí, definitivamente la COP 21 es un mito muy importante de la historia climática. Hubo otros momentos, como fue el protocolo de Kioto, la cumbre en Bali en 2007, Copenhague en el 2009, se suponía que iba a ser un gran momento, de hecho lo fue y tuvo una gran cantidad de atención internacional para lo cual nadie estaba preparado y por eso colapso. Esto definitivamente fue otros de esos momentos muy importantes porque desde que se hizo el protocolo de Kioto no hubo nada así, un acuerdo legalmente vinculante que compromete a todos los países del mundo.
IDM: ¿Cuál es el rol de América Latina y de la Argentina en particular, en la XXI COP 21? ¿Existe un conflicto entre los intereses de los países desarrollados/centrales y subdesarrollados, al momento de adecuar sus políticas?
EM: A las negociaciones del cambio climático a veces es difícil plantearlas en términos de la participación latinoamericana, o de ciertos países porque la negociación ocurre en bloques, la mayoría de las veces no son de un continente y muchos menos en el caso de Latinoamérica.
Brasil y México juegan por sí solos, los países de Centroamérica juegan más o menos juntos. Y después tenés un grupo particular en el que están: Chile, Perú, Colombia y Paraguay, entres otros, que es el AILAC, un grupo bastante novedoso que aporta un montón de ideas nuevas. Después está el ALBA (Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestras América) que negociaban junto con la Argentina, en un grupo mucho más grande que se llama “Like Minded Group of Developing Countries”. En ese grupo está India, China, todos los países petroleros, Argentina, Malasia y otros.
Hablando ya puntualmente de la región, Brasil juega poniéndose a la altura de cualquier economía emergente, con un rol bastante pro-activo en donde ha asumido compromisos de cara a este nuevo acuerdo climático en el que todos tienen que empezar a hacer de su parte y asumió algunos compromisos más importantes que los de varios países desarrollados.
Argentina juega un rol principalmente con este grupo Like Minded, un grupo que se caracterizo por frenar a los países desarrollados, que básicamente no querían hacer más y querían transferir la responsabilidad a los países menos desarrollados. Argentina es bastante activo, pero este grupo siempre se esconde detrás de esa responsabilidad de los demás para no tomar acción propia. Entonces ese era un poco es el doble juego, por lo menos es lo que siempre se criticó de ese grupo. Entonces Argentina cumplió un rol muy activo hasta los últimos momentos del kirchnerismo. En la segunda semana de la negociación empezó a suavizar sus posiciones. Empezó a tener un rol más de mediación a tener más diálogo con otros actores.
IDM: ¿Esto se da cuando llega Villalonga?
EM: Villalonga fue la persona que traía el mensaje del nuevo gobierno. Eso es lo que yo tengo entendido, que se integró muy bien en la delegación, que realmente pudieron tener dialogo y que hubo un buen trabajo conjunto. Trabajó con el equipo de cancillería y sector ambiente para digamos empezar a matizar este nuevo perfil que va a tener la argentina a nivel internacional. Hay un factor a tener en cuenta y es que la delegación argentina la agarra en un momento un poco incómodo. O sea, si el cambio de gobierno hubiera sido una semana anterior a la COP 21 o una semana posterior le hubiera sido más fácil.
Argentina, no es China, no es India, ni EEUU. No es un país que puede por sí solo bloquear una negociación. Juega un rol que es bastante más de acompañar todo el proceso con el resto los países en vías de desarrollo, que están nucleados en el grupo de los 77 + China. Entonces, lo que queda ahora en el marco de toda esta transición es que Argentina ahora tiene que empezar a ver qué lineamientos internacionales, cómo va encarar su política exterior y que rol quiere jugar, hay un montón de cosas que se están reacomodando, que se está evaluando desde lo que es el propio país puertas adentro. Siempre lo que uno quiere es a que tenga un rol que sea realmente bueno dentro de la negociación, un país que pueda construir puentes entre diferentes posiciones, pero el tiempo irá diciendo como la política exterior se va a acomodar y como va a impactar también a nivel climático.
Al interior del país Argentina tiene que hacer un trabajo importante para tomar compromiso, debe proponerse ser un país modelo de cambio climático, para mejorar la contribución nacional, debe redistribuir los fondos nacionales para generar eficiencia energética, energías renovables, o sea iniciativas que puedan promover que argentina pase a ser un país modelo y liderar a nivel mundial el tema cambio climático. Son caminos que todavía le quedan por elegir a este nuevo gobierno.
IDM: ¿Cuál es el rol de las ONG en la COP21? ¿Y el de FARN como representante de Argentina?
EM: Las ONG´s desde hace unos años estamos hablando de un movimiento climático. En el marco del cambio climático están involucrados los sindicatos, los grupos de granjeros, los grupos indígenas, los grupos de género, el sector académico, etc. Entonces, después del fracaso de Copenhague empezamos a trabajar mucho en lo que es construir un movimiento mundial de cambio climático. Entonces, ya no era una ONG que impulsaba, varios grupos se sumaron, hace 4 años aproximadamente, y empezaron a cobrar muchísima fuerza: movimientos católicos, americanos, musulmanes y budistas se han reunido en el marco del cambio climático. Lo más notorio a veces es una marcha entonces se ve movimiento circulando por las calles, protestando y demás.
Desde FARN estuvimos adentro de las negociaciones, y ese es otro rol que se cumple más allá de las marchas, de visibilizar. Este es un rol súper importante, poner de relevancia el tema, mostrar que a la gente le importa. O sea, en la semana anterior a París el movimiento católico recaudo 1.800.000 firmas para pedir por un acuerdo justo, ambicioso, imponente. Eso genera que a la gente le importe, genera que los políticos vean que no son solo estas ONG´s las que siguen el proceso sino que hay un público que también lo conoce y demanda. Y después esta también el rol de seguir la negociación, de analizar el texto, de poder interpretar como va la negociación.
IDM: ¿Cuál es tu opinión sobre el acuerdo logrado?
EM: El acuerdo cuenta con todos los elementos que tiene que tener un acuerdo climático para después del 2020. Lo que le falta es el ajuste de las tuercas para explicitar como se cumple. El acuerdo es una señal política muy grande, muy buena por que casualmente marca los temas y la trayectoria hacia la cual todos los países del mundo coinciden que hay que ir. Al acuerdo le faltan detalles en algunos temas más que en otros, por ejemplo, en mitigación habla de un objetivo a largo plazo y lo detalla bastante, eso es importante porque habla de picos de rendiciones, de que los país desarrollados llegarían antes que los países en vías de desarrollo, de que para la segunda mitad de siglo habría que estabilizar las emisiones de todos los gases, lo que significa que para la mitad del siglo tendríamos que “descarbonizar” al mundo. El acuerdo no lo dice directamente pero se puede interpretar, porque dice explícitamente que tiene que estar basado en la mejor ciencia disponible con relación al objetivo de temperatura que es llegar a 1,5 grados centígrados. Entonces, por ahora no dice el acuerdo que le corresponde a cada uno y que pasa si alguien no cumple, transfiere la responsabilidad un poco a la población y ahí es donde al sector social, como observador y motivador, nos toca también cumplir el rol de generar presión en los gobiernos para que cumplan. Esto nos da una herramienta a todos los que formamos parte de una sociedad de reclamar a nuestros gobiernos que cumplan.
IDM: ¿Cuáles son a grandes rasgos las políticas que propone el documento para que las ciudades o los países sean más sustentables? Porque la COP trabaja a nivel país, no tiene políticas diferenciales para los grandes centros urbanos.
EM: El acuerdo tiene una parte central que es lo que se llama contribuciones nacionales, es el compromiso que pone el país. Se llama contribución porque es el propio país el que la auto determina, nace de la propia política nacional. Entonces, un país no va a comprometerse a algo que sabe que no va cumplir. Ahora en esa contribución nacional pueden entrar un sin número de iniciativas: reflexiones en la industria, cambios en la tecnología, mejoras de transporte, cambios de producción de energías, mejoras de prácticas agropecuarias, etc. Esta es, tal vez, la parte del acuerdo que genera desconfianza porque está muy librado a la voluntad de cada país. El acuerdo menciona a los gobiernos sub nacionales como una parte importante de lo que es el cumplimiento de todas estas decisiones. Los gobiernos sub nacionales son parte de la convención, también a nivel provincias y ciudades.
El acuerdo no habla de ciudades, explicita lineamientos generales y el foco más interesante es la contribución nacional. Lo que es muy importante para las ciudades es el tema de infraestructura para la adaptación. En general, en los centros urbanos hay muchísima más concentración de gente, entonces, como las contribuciones nacionales tienen que incentivar un balance entre lo que es adaptación y mitigación, uno tiene que prever e incorporar esas variables, tiene que tomar lo que son los recursos que destina para una contribución nacional, de argentina en este caso, y empezar a ver en qué medida le da importancia a mitigación y en qué medida a adaptación. Es muy normal que todos hablemos siempre de la parte de mitigación porque es como la parte “sexy” del acuerdo ya que implica cambiar la tecnología, tener autos nuevos, transportes novedosos. Pero la adaptación es igual o más importante.
El clima va a cambiar igual, los impactos se van a sufrir igual y las ciudades tienen que estar preparadas para eso. Muchas veces tiene más atractivo hablar de una mega obra de infraestructura que de preparar un sistema de emergencia que de respuesta rápida ante catástrofes, que no sabes cuándo lo vas a usar y que en una de esas te puede hacer la diferencia entre 2 muertos o 500. Pero si vos podes reaccionar rápido y la gente está concientizada, en una de esas te ahorras un montón de trabajo de infraestructura porque simplemente la gente sabe lo que tiene que hacer. Entonces eso que es la parte no tan sexy, porque implica un trabajo que no se ve.
Este tema tiene que ver con la percepción de cómo se hace la política y cómo aprovechar las herramientas que da este acuerdo, porque éste habla de transferencia de tecnología y fortalecimiento de capacidades. Entonces también está en la inteligencia de un Estado no solamente en hablar de que está bueno de fortalecer las capacidades sino decir específicamente qué cosas, dónde le vendría bien, que tipo de capacidades tendría que usar. Y ahí hay mucho en donde se puede explorar, muchos países que tienen experiencia como Chile o Perú que tienen muchos terremotos. Entonces, se pueden empezar a trabajar cuestiones que tienen que ver con ese tipo de actividades que a las ciudades las beneficiaría muchísimo.
IDM: Argentina fue premiada con el “Fossil of the day”. ¿Qué piensan de esto? ¿Qué políticas deberían encararse para revertir este premio?
EM: Climate Acción Network (CAN) es la red que nuclea la mayor cantidad de ONG´s en todo el mundo en materia de cambio climático. Esa red participa de las negociaciones hace muchos años y genera este evento que es el Fósil del Día. Lo que hace CAN es monitorear la negociación y ver lo que hacen los países. Al país que menos hace o que más obstruye le dan un premio.
CAN le dio a Argentina el premio porque, en plena COP en donde estamos hablando de que el acuerdo dice descabornizar el mundo, en donde todos estamos hablando de 1.5 grados y de un futuro sustentable, Argentina el miércoles 9 de diciembre iba a tratar la Ley de Yacimientos carboníferos fiscales. O sea, cuando todo el planeta va por energías renovables, va a descarbonizar, mientras la COP está en pleno auge, el Congreso está por aprobar una ley para considerar al carbón de interés nacional para producir energía eléctrica. Un disparate. Entonces, desde FARN estuvimos muy de acuerdo con que CAN le diera ese premio. En pleno auge de las renovables y de un futuro limpio hacen una movida tan grande para promover el carbono, encima en la Argentina no es bueno porque la calidad del carbón que hay en la Argentina no es lo suficientemente bueno como para alimentar usinas termoeléctricas. Realmente era un disparate.
Por otro lado, Argentina hizo una propuesta de contribución nacional que no está a la altura de las capacidades que podría dar. China es la primera potencia mundial y la mayor emisora, pero no tiene la misma responsabilidad que EEUU y la Unión europea, aunque contamine más que ellos porque la cantidad de pobres en Europa no es la misma que en China. De eso se trata la conversación de equidad. Y Argentina es un país que podría hacer mucho más que Portugal o que Grecia, porque tiene una economía que es mucho más grande, es G20. Esas son las cosas que este nuevo escenario político climático nos presenta donde Argentina es un país de G20 pero tampoco es un país desarrollado.
Está claro que lo que propuso la Argentina no alcanza. Argentina en el ranking mundial hoy está en el puesto número 21, o sea, contamina más que 174 países de todo el planeta en materia de cambio climático. Necesita también que se le de un apoyo para poder cumplir con algo que sea acorde. Por eso las contribuciones tienen una parte que es incondicional que es lo que van a hacer con sus propios recursos y una parte condicional, si le dan apoyo.
El objetivo que se puso argentina está prácticamente cumplido, no hay un esfuerzo que se vea en esa contribución. Argentina tiene un potencial enorme, entonces no es un sacrificio, es una oportunidad tremenda, más en este nuevo gobierno. Por lo tanto, está bueno que este gobierno empiece a ver toda esta cuestión climática como una oportunidad para cumplir con estándares ambientales en su producción agrícola, bajar la huella de carbono, de nitrógeno, la huella hídrica a toda su producción, para que sean más rentables, más apetecibles por un mercado que va a empezar a pedir estándares ambientales, con el tiempo eso va a venir. Por otro lado está la deforestación, proteger los bosques nativos que tenemos es sumamente importante. No nos podemos permitir que por producir más terminemos con los ecosistemas naturales de Argentina que son sumamente importantes. Me comentaron que Argentina es responsable del 4% de la forestación mundial, es mucho.
Otra cuestión son las energías renovables. Todos ya saben a esta altura el potencial que tiene Argentina en este tema. Solo con energía eólica Argentina, le podría dar energía eléctrica a todo el continente sudamericano, y eso es para empezar la conversación de renovables. Después podemos hablar de la solar, de mareomotriz, de biomasa. Imaginate, la seguridad energética de la Argentina la podríamos tener resuelta en un ratito nomás. La inversión en renovables es clave y además también es una cuestión de justicia en materia de los beneficios, Argentina es un país que subsidia muchísimo sobre todo los combustibles fósiles. Alrededor del mundo hay un problema muy grave de subsidios a los combustibles fósiles, si vos subsidias los combustibles fósiles le estás dando una ventaja a los demás. Es muy difícil poner energía solar, energía eólica si todo lo que viene del petróleo esta subsidiado. Subsidien pero al que realmente no puede acceder a la energía, y al que pueda acceder se lo debe incentivar a optar por eficiencia energética. Solo con eficiencia energética se podría ahorrar una cantidad de energía enorme. Fundacion Vida Silvestre tiene muchísimo trabajo en eso. La mitad de la contaminación que produce Argentina viene de la pata energética.
En agricultura también se puede mejorar muchísimo. Las emisiones vienen en gran parte del uso de fertilizantes, de los agroquímicos, y de todo lo que tiene que ver con seguridad alimenticia, el hecho de lo genéticamente modificado, glifosato, etc. Todo esto que tradicionalmente se planteó como problema en realidad es una oportunidad para un ambiente más sano, un aire más limpio, alimentos más seguros y ricos. Creo que el gran desafío está ahí, en que la gente empiece a ver todo esto como beneficio, que es lo que se está instalando a partir de la búsqueda de una mejor la calidad de vida. Eso debe ir acompañado de “yo quiero vivir mejor bueno, tengo que consumir menos energía, puedo usar más la bici, transporte público”. Ahí es donde interviene el Estado. Tienen que estar las condiciones para que puedas usar la bici, para que tengas buen transporte público, para que un empresario invierta en energías renovables, para que haya controles de cómo los productores producen, tienen que haber controles del Estado para que no se deforeste, para cuidar las áreas protegidas. Ese es el rol del Estado. ¿Por qué una lámpara Led se le hace tan cara a un usuario? Porque una sola lámpara Led no la voy a amortizar en 50 facturas de luz.
Entonces en el marco del acuerdo sería genial que para el año 2018, a más tardar, Argentina venga con una nueva contribución nacional. Porque la contribución nacional es para el 2030, dentro de 15 años. Uno de los objetivos más grande va a ser que el gobierno ponga un trabajo muy serio de los próximos años para hacer una buena revisión de esa contribución y plantear un objetivo que realmente pueda hacer que Argentina tenga oportunidades, un crecimiento limpio, desacoplar el crecimiento económico de la contaminación y conseguir ser parte de la solución mundial.