Por Santiago Fernández – NEGyS UMET[1]
Desde el Núcleo de Estudios de Gobierno y Seguridad (NEGyS) hacemos hincapié sobre la centralidad actual que tiene la problemática de la seguridad pública en la Argentina, tanto desde una perspectiva objetiva, los indicadores que hay en términos de conflictividad, violencia y delitos en Argentina y en el AMBA, y también desde una perspectiva más subjetiva como las percepciones sociales.
La seguridad es, sin lugar a duda, la principal problemática percibida por la ciudadanía hoy en la Argentina en general y en el AMBA en particular. Por ejemplo tomando la evolución de las principales preocupaciones sociales se puede ver cómo desde mediados de los 90 hasta la actualidad, los indicadores muestran como aumenta la delincuencia como principal preocupación en detrimento, por ejemplo, de distintas cuestiones vinculadas con lo socioeconómico, como la desocupación. Esta situación hoy se replica también en las encuestas de victimización de la Ciudad de Buenos Aires, que muestran que más del 60% de la ciudadanía considera a la seguridad como principal preocupación. Hoy, en este décimo Foro Metropolitano, estamos discutiendo la principal preocupación social en el AMBA.
En paralelo se pueden ver cuáles son los indicadores más objetivos de la dinámica del fenómeno vinculado a las tasas de criminalidad tanto en la Argentina como en el AMBA. Si se observa una tendencia más bien larga, los últimos 20 años, se puede ver que crecieron exponencialmente la tasa de delitos en la Argentina. Si se compara 92-2008, se ve una tendencia de crecimiento, lo que se replica en la Ciudad y en la Provincia. En un texto reciente de Gabriel Kessler, “Ilegalismos en tres tiempos”, se analiza el nivel de conflictividad previo a los 90, donde hay una asociación entre una sociedad sin problemas socioeconómicos graves y un bajo nivel de conflictividad. Y analiza cómo de la mano de la desagregación social, del aumento de las conflictividades, hubo un crecimiento exponencial del delito desde principios de los 90 hasta la crisis. Y cómo poscrisis, y ahí se da un poco la paradoja, si bien mejoró la mayoría de los indicadores socioeconómicos, la baja del delito no fue tan notoria, a lo sumo hubo una pequeña baja con respecto a los niveles más altos de la década del 90. Y a partir del 2008, que la Dirección Nacional de Inteligencia Criminal dejó de publicar las estadísticas nacionales de criminalidad es difícil continuar con la serie porque no hay publicaciones oficiales.
Tomando otras fuentes habría indicios de que la problemática está creciendo, y en este punto empezamos a atar el diagnóstico con alfileres. Se pueden tomar las encuestas de victimización realizadas por distintas organizaciones y se ve cómo del 2008 hasta la actualidad en las ciudades pequeñas, medianas y grandes fue aumentando el porcentaje de población victimizada. Y, en perspectiva metropolitana, se puede ver que a lo largo de toda esa serie, son las ciudades grandes las que tuvieron mayor victimización que las medianas y pequeñas, con lo cual podría haber cierta asociación entre el tamaño de las ciudades y sus índices, y esto impactaría en el AMBA con el nivel de victimización.
En paralelo también hubo un crecimiento de la dimensión subjetiva, no sólo por la preocupación de la seguridad como tema principal, sino también por el temor de las personas y la percepción de inseguridad. En este sentido habría una cierta relación con la dimensión objetiva del fenómeno, pero empiezan a adquirir también cierta autonomía relativa estas variables.
Hacer un diagnóstico exhaustivo sobre la situación del delito de Argentina llevaría mucho tiempo. Esto es simplemente una foto, estamos discutiendo la principal preocupación social y ésta preocupación viene de la mano de una dinámica objetiva que amerita que sea la principal preocupación social, independientemente de la brecha que puede haber entre percepciones.
Partiendo de esta situación, nos preocupa qué se hace desde la política, cuáles son las discusiones y las alternativas.
En primer lugar, quiero abordar cómo se plantea el problema de la inseguridad en la Argentina y las dificultades que hay para lograr una discusión serena e informada. Y también que la lógica que se da entre el diálogo que hay entre la sociedad y la política condiciona las alternativas de políticas. En ese sentido vemos que se relega el análisis, que hay dificultad para tener una discusión informada, que las propuestas se hacen en función de su atractivo político, que se dan propuestas emocionales, demagógicas y superficiales.
A mi mamá nunca le preguntarían que hacer con la estanflación, es de economistas, sin embargo vale la opinión de mi mamá para los temas de seguridad. Cuando un economista va a un programa de televisión nunca lo interpelan con un desocupado, en cambio cuando van especialistas a discutir seguridad son interpelados por las víctimas y es muy difícil discutir con una víctima. Se de una dinámica de discusión que hace muy difícil tener un debate sereno e informado sobre estos temas y aparece un primitivismo en la discusión, como si no hubiera un problema. En un programa de televisión preguntan “¿cuáles son las tres medidas para resolver los problemas de seguridad?”, y lo que está por detrás de esta pregunta es la suposición de que se trata de un problema simple.
Nos preocupa la simplificación del debate en los temas de seguridad, nos parece que si se sigue con esta discusión trivial, simple, oportunista e improvisada, se van a condicionar las alternativas de políticas que se pueden formular y es lo que conduce a la ineficacia de las políticas actualmente, porque no llegamos hasta aquí por esperar evaluaciones o análisis para poder elaborar políticas. No llegamos hasta aquí por la dilación de medidas a la espera de estudios empíricos que demuestren la efectividad de las medidas, llegamos hasta aquí por ésta lógica. Uno de los núcleos temáticos de nuestro centro de estudios es intentar discutir cómo se plantea el debate sobre los temas de seguridad, y cómo esa lógica y ese diálogo entre la demanda social y la respuesta política oportunista termina condicionando la eficacia de las políticas.
El segundo aspecto que nos preocupa está vinculado a cómo se gestiona, porque otro aspecto que condiciona las posibilidades de tener respuestas eficientes es una lógica que se da en la gestión y es la delegación en las policías, la política termina delegando en esta fuerza la gestión. Esta delegación genera que las policías tengan amplios márgenes de autonomía, no sólo para definir puertas adentro qué hacer con su organización sino también para definir las políticas públicas de seguridad. Nos preocupa el desgobierno político de los temas seguridad, que la política delegue en la policía la gestión de los temas de seguridad.
Creemos que es muy importante interpretar el problema de forma distinta, ya que lo que nos ha traído hasta aquí es esta lectura, esta interpretación que son como una especie de anteojeras, que no nos permiten ver otro tipo de alternativas de políticas. Nuestra apuesta es construir gobernabilidad política donde creemos que hoy no la hay. Nuestra apuesta es el gobierno político de los temas de seguridad.
[1] Presentación realizada por Santiago Fernández en el segmento dedicado a seguridad del X Foro Metropolitano “Construyendo elecciones para la gran Buenos Aires”, que tuvo lugar los días 9 y 10 de octubre de 2013.