POR MARINA WERTHEIMER – El pasado 9 y 10 de noviembre se llevó a cabo la octava edición del Foro Metropolitano, el evento anual de la Fundación Metropolitana. Bajo el lema “Construyendo gobernabilidad para la Gran Buenos Aires” más de 300 referentes de políticas públicas regionales se reunieron a debatir los temas comunes a la Ciudad y la Provincia. Una de las mesas de debate se centró en evaluar los avances de la sociedad civil de cara a Río+20, la Cumbre de Desarrollo Sostenible organizada por Naciones Unidas que tendrá lugar en marzo de 2012 en Río de Janeiro, Brasil.
Los expositores fueron Daniel Ryan, director de Política Ambiental y Desarrollo Institucional de la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN), y Carlos Zaballa, miembro del Consejo de Administración de la Fundación Metropolitana, quienes hablaron sobre cómo se prepara el país para la próxima cumbre del desarrollo sustentable, con particular atención en el rol de las “megaciudades”.
Buenos Aires: la megaciudad que crece desordenadamente
Las denominadas “megaciudades” son ciudades de gran expansión territorial y con más de 10 millones de habitantes. Se estima que el 10% de la población urbana mundial vive o trabaja en ellas. La Buenos Aires metropolitana —con un territorio de casi 14 mil km2, y más de 13 millones de habitantes— es uno de los emblemas más claros a nivel mundial de la concentración urbana: su población representa la tercera parte de la población total de la Argentina y el 85% del total de la provincia de Buenos Aires.
Además, por su extensión y dinámica, Buenos Aires presenta aspectos complejos de movilidad, uso y organización del espacio del suelo, problemas ambientales y un manejo deficitario de los residuos. El desarrollo humano y económico sustentable en megaciudades como Buenos Aires es un desafío importante cuando la urbanización crece de manera incontrolada y con déficits de planificación.
La Defensoría del Pueblo porteña realizó un trabajo conjunto con el tercer sector en el que se evaluó la cuestión del ambiente y el desarrollo sostenible en la Ciudad de Buenos Aires. En el mismo se identifican los principales problemas ambientales que dan cuenta de la contramarcha en el camino hacia el desarrollo sostenible que está tomando la Ciudad: falta de políticas integradas para el manejo del agua (del sistema hídrico, del servicio sanitario y de las redes de desagüe pluvial y cloacal); polución del aire (asociada a la falta de ordenamiento en el tránsito automotor); concentración en las edificaciones; falta de una gestión integral de residuos sólidos urbanos (RSU), considerada la gran deuda ambiental de la ciudad; insuficiencia de espacios verdes; falta de ordenamiento territorial y déficit de vivienda en asentamientos precarios.
Con el foco puesto en lo local
María Eugenia Di Paola, directora Ejecutiva de FARN, explicó especialmente para la Fundación Metropolitana la importancia de enfocar las cuestiones ambientales desde un escenario local: “En temas globales como el cambio climático, las ciudades también son focos importantes de emisión. Temas como energía y transporte tienen un importante impacto ambiental y es fundamental abordarlos en estas grandes ciudades, porque en el futuro van a ser más grandes todavía y también más insustentables, ya que hoy su crecimiento no es fruto de una planificación ordenada”.
Entonces, atacar problemas globales desde lo local aparece como un eje importante para pensar la sustentabilidad. Como se desprende de la exposición que Daniel Ryan realizó en el Foro Metropolitano: “Existe una revalorización de lo local desde la gestión. Para gobernar los problemas de la sustentabilidad, es importante la participación de los gobiernos globales y también de los actores locales. La gestión local aparece como un escenario privilegiado, con capacidad para abordar estos temas desde una gestión previa; pero por otro lado, tienen grandes limitaciones para incidir en las políticas de producción y de consumo. En este juego de fortalezas y debilidades hay una necesidad de ser innovadores”.
El rol creciente de las megaciudades y el manejo poco sustentable de sus factores de crecimiento han llevado a una preocupación creciente, tanto por parte de los gobiernos como de la sociedad civil y del tercer sector. En este sentido, explica María Eugenia Di Paola: “Río+20 nos hace reflexionar acerca del papel de las autoridades nacionales, que es preeminente, pero también de otros actores. Notamos que existe una necesidad de un trabajo conjunto y articulado entre las grandes ciudades y los estados nacionales”.
Las megaciudades en la cumbre por el desarrollo sustentable
“El objetivo fundamental de esas convocatorias de Naciones Unidas es focalizar la atención mundial en problemáticas que se consideran esenciales para el desarrollo –contó Carlos Zaballa a la Fundación Metropolitana– Los últimos censos mundiales están dando la pauta de la creciente urbanización de la población, a lo que tampoco Argentina es ajena, y ello por supuesto merece la atención de Naciones Unidas”.
Por eso, en los trabajos previos que la sociedad civil y el tercer sector ya están desarrollando de manera preparatoria para llegar a Río + 20 con propuestas concretas, la FARN organizó el 11 de octubre una mesa redonda con las autoridades ambientales de la Ciudad de Buenos Aires, La Plata y Rosario para compartir sus perspectivas en materia de estrategias de Desarrollo Sostenible y pensar en lineamientos desde un eje común. En el mismo se trató, como punto central, la creciente importancia de las megaciudades como escenarios centrales en los cuales abordar la problemática de la sustentabilidad global, y por ende la creciente relevancia que los gobiernos y actores locales van asumiendo en relación a esta agenda.
“Este enfoque partió de una preocupación que notamos junto con autoridades de grandes ciudades en Argentina, y que es compartido con otras organizaciones, respecto a la gran dimensión territorial y expansión poblacional de las megaciudades a medida que pasa el tiempo, y se proyecta en una dimensión mayor. Las megaciudades pasan a constituir un importante rol en lo que debería ser el desarrollo sustentable” reflexiona Di Paola.
En la mesa del Foro Metropolitano, Zaballa se refirió a los problemas de las megaciudades: “los temas de la urbanización, que son clave en este momento, no tuvieron tanta importancia en 1992 (la primera cumbre de Río). Por ejemplo, el tema de los desastres naturales no tenía la magnitud e impacto que conocemos actualmente. No es que sean más grandes, sino que los mismos desastres producen un impacto mayor porque la urbanización está más concentrada y hay un daño económico y a las personas mucho mayor que en otra época”.
Por ello, Río + 20 puede ayudar a que los estados nacionales y locales, junto a la sociedad civil, establezcan compromisos sobre el cuidado medioambiental, el desarrollo sustentable y la economía verde. Como señala Di Paola: “las agendas locales están tomando dimensión en aspectos fundamentales. El impacto puede ser importante”.
Marina Wertheimer