Por Kalen Obregón
El 8 de marzo de 1875 fue reconocido por las Naciones Unidas como el Día Internacional de las Mujeres Trabajadoras, fecha a la que se unen más de 170 países en el mundo. Aquel día, cientos de trabajadoras textiles se manifestaron para cambiar la situación de desigualdad laboral con el género masculino. La primera manifestación feminista fue reprimida y causó el asesinato de 120 mujeres.
Esta y otras situaciones de violencia de género marcaron un antes y un después en la historia mundial. Es un día para valorar los derechos adquiridos, pero también para reflexionar sobre las deudas pendientes, ya que tener las mismas oportunidades sigue siendo una sombra en el camino que queda por disolver.
La trama de la desigualdad laboral de las mujeres
Estas son algunas de las situaciones que se deben atender desde la agenda de la igualdad de género.
Pisos pegajosos
Cuando las brechas son mayores en los puestos de menores salarios, está impactando en los escenarios conocidos como #PisosPegajosos. Esto puede suceder cuando las mujeres se encuentran estancadas en puestos de menor certificación, menos valorizados o con mayores niveles de precariedad que los hombres.
Escaleras rotas
Las escaleras rotas son el segundo escenario de la trama de la #DesigualdadLaboral. Esto refiere especialmente a mujeres que abandonan sus trabajos cuando son madres y revierten su vida o no logran avanzar.
Paredes de cristal
Las #ParedesDeCristal hablan de la participación de las mujeres en el mercado laboral, donde es predominante en actividades altamente feminizadas como enseñanza (74%), salud (71%) y trabajo doméstico remunerado (99%) que tienen salarios menores a la media de la economía.
Techos de cemento
En las industrias hiper masculinizadas, en las que las mujeres tienen una participación muy baja, están afectadas por los #TechosDeCemento, ya que tienen pocas oportunidades de desarrollo.
Acantilados de cristal
Los entornos en los que las mujeres tienen más posibilidades de liderar proyectos son cuando las circunstancias son adversas, en medio de una crisis o cuando hay más probabilidades de fracasar.
La llegada de la pandemia agrandó la brecha laboral con la llegada de la digitalización y el home office. A pesar de que produjo una mayor flexibilidad en los entornos laborales y una mayor posibilidad de organización del trabajo a distancia, es habitual que las mujeres sean desplazadas en las áreas de gran demanda en el mercado, como es el caso de la tecnología, en las que se perciben los sueldos más elevados.
Según el Panorama Social de América Latina y El Caribe, publicado por la CEPAL, en 2022 las mujeres fueron las más afectadas por la pandemia. A casi tres años del inicio, su efecto repercute hasta hoy en día en la sociedad y economía de la región. En algunos casos desencadenó en la caída de ciertas ocupaciones y la participación laboral, siendo más afectadas las mujeres, las personas jóvenes y las que trabajan en el sector informal y perciben ingresos bajos.
Es importante dar cuenta de las políticas públicas de igualdad de género que se orientan a paliar estas situaciones. En el contexto de procesos históricos específicos y usando los recursos disponibles socialmente, consiguen resultados que tienden a la justicia distributiva, de reconocimiento y de representación, fortaleciendo los logros de las mujeres en las tres áreas de preocupación planteadas y trabajadas por el Observatorio de Igualdad de Género: autonomía física, económica y en la toma de decisiones de las mujeres.
La matriz del análisis para identificar las políticas de igualdad de género elaborada por el Observatorio refiere la noción de política pública en tanto “cursos de acción y flujos de información relacionados con un objetivo público definido en forma democrática; (…) desarrollados por el sector público y, frecuentemente, con la participación de la comunidad y el sector privado” (Lahera, 2002). Considera las distintas fases del ciclo de la política, de modo que el análisis se realiza en la identificación y definición de los problemas públicos, la formulación, la implementación, y la evaluación (control y vigilancia) y el seguimiento de la política, en función de su capacidad de respuesta frente a las exigencias y búsqueda de igualdad y justicia de género, para aquellas sujetos de derechos que están sometidas a diversas dimensiones de la desigualdad, la injusticia y la discriminación.
La matriz sugiere evaluar las políticas públicas en su capacidad para enfrentar la injusticia socioeconómica, reflejada en la distribución injusta de bienes y recursos; las injusticias legales y culturales que se manifiestan en el dominio cultural, y la injusticia en la representación en la jurisdicción del Estado.
Es tarea de todos, pero más importante es contar con que todos los actores sociales contribuyan a instaurar tareas y políticas públicas articuladas y consistentes para impulsar y acompañar estos cambios. Para disminuir la brecha, es necesario seguir estimulando el desarrollo de liderazgos empáticos, gestiones políticas innovadoras y el avance de la inteligencia colectiva.
Desde la comunicación, es importante promover campañas que no den lugar a la desigualdad, así como también implementar políticas que promuevan la diversidad y re-pensar productos y servicios.
Otras propuestas significativas serían recocer la historia y la lucha no únicamente de las mujeres cis, sino también de mujeres trans e identidades feminizadas. Y sin duda, promover espacios de sensibilización durante todo el año, no solamente en fechas importantes como el #8M (día de la mujer) o el #3J (Ni una menos).
En algunos casos, las personas que tienen una identidad adquirida o por así decirlo se consideran “tradicionales”, no ven la importancia de lograr un cambio. Por el contrario, existen las personas que no necesitan un día para poder demostrar la lucha.
Un recordatorio para todas las mujeres, digan lo que digan lo importante es ser la mujer que cada una quiera ser. La única forma de sentirse orgullosas es estudiar, trabajar, equivocarse y volver a levantarse hasta encontrar un lugar.