POR EDUARDO RICCIUTI SUBSECRETARIO DE LA UNIDAD DE PROYECTOS ESPECIALES AREA METROPOLITANA DE BUENOS AIRES, MINISTERIO DE GOBIERNO, GCBA – El Área Metropolitana de Buenos Aires es una región definida por características comunes, pero que no se corresponde completamente con las jurisdicciones que la integran. Sin embargo, su ciudadanía la vive en toda su extensión diariamente de manera dinámica, desplazándose y realizando actividades en localidades que administran sus recursos y servicios de manera autónoma.
La política está comenzando a internalizar la necesidad de considerar al AMBA como una unidad, con el objetivo de gestionar de manera eficiente la región a partir de la cooperación de las diferentes jurisdicciones que la administran. Además, determinadas características territoriales comunes obligan a tener una mirada integral sobre la región. Al fin y al cabo, lo que se pretende es proveer los mejores servicios para una ciudadanía que no conoce fronteras en su reclamo de respuestas a los problemas que padece. El ejemplo que nos enfoca en esta problemática con claridad es el actual tratamiento de la Av. General Paz como materialización de un borde que impide y obstaculiza la integración ciudadana entre la CABA y los municipios que la rodean.
Hoy me toca estar a cargo de la articulación técnico-política del AMBA por parte de la Ciudad de Buenos Aires desde la Unidad de Proyectos Especiales Área Metropolitana de Buenos Aires (UPEAMBA), dependiente del Ministerio de Gobierno. Entre sus funciones principales, junto con la Secretaría General de Gobierno y sus pares de la Provincia de Buenos Aires, se destaca -por su relevancia político-institucional- la coordinación del Gabinete Metropolitano, conducido por la Gobernadora de la Provincia de Buenos Aires y el Jefe de Gobierno de la CABA.
La oportunidad de generar políticas comunes para el AMBA a partir de la articulación es un desafío inmenso, pero también es una gran oportunidad. El desafío consiste justamente en impulsar agendas comunes a largo plazo, a través de herramientas de articulación que funcionen como dispositivos de negociación y consenso, forjando instancias de coordinación intergubernamental horizontales para la generación de políticas públicas comunes.
De esta manera, se debe buscar potenciar esfuerzos para que los recursos disponibles (humanos, de conocimiento, económicos, etc.) de cada una de las unidades territoriales puedan incidir en un mayor número de personas, y así aumentar su impacto. Las diferentes jurisdicciones son la consecuencia de la organización político-institucional de nuestro país, pero eso no impide que determinadas cuestiones no deban ser abordadas integralmente. Se me ocurren varios ejemplos, como la política integral de los residuos sólidos urbanos (RSU), las emergencias ambientales, el transporte, la salud, la educación, y tantos otros.
En este marco, nunca hay que perder de vista que todas las decisiones y esfuerzos del sector público, pero también de la sociedad civil, deben apuntar a mejorar la calidad de vida de las personas del AMBA, que quizás sin saberlo- son ciudadanos metropolitanos. Y lo son porque utilizan sistemas de transporte interurbanos, porque estudian o trabajan en una localidad diferente de la que residen, porque se atienden en centros de salud más próximos al trabajo que a sus hogares, porque sufren las consecuencias de las anegaciones de los mismos cursos de agua; en síntesis, porque realizan un sinfín de actividades cotidianas independientemente de las jurisdicciones concretas a las que pertenecen. Hoy el desafío, por lo tanto, es acompañar esta realidad desde la dirigencia política para que esa “Ciudadanía Metropolitana” exista de manera explícita e integrada.
No se trata de un proceso ni corto ni sencillo. Ciertamente se trata de un cambio cultural de todos los ciudadanos, incluidos los que tenemos responsabilidades de administrar lo público en nuestro rol de funcionarios. La lógica de la articulación, si bien existe y hay numerosos ejemplos, tiene mucho camino por andar, especialmente para que sea sostenible. Hoy la oportunidad de trabajar con la Provincia de Buenos Aires y el Gobierno de la Nación desde la Ciudad de Buenos Aires es evidente y hay que aprovecharla, pero sin perder de vista que el objetivo no puede ni debe evitar incluir la institucionalidad a largo plazo, es decir, la gobernabilidad del AMBA más allá de los periódicos procesos electorales y los colores partidarios de turno.
Desde UPEAMBA decidimos articular también desde lo local para pasar a lo regional en una escala mayor. Estamos llevando adelante un proyecto de gobernabilidad, cuyo fin es identificar problemáticas comunes entre la CABA y los municipios lindantes a través de la constitución de mesas de trabajo. La novedad es que estamos incorporando en estas mesas a las comunas de la Ciudad que se encuentran colindantes y comparten problemáticas con dichos municipios. De esta manera, buscamos que la Av. General Paz no funcione como un límite sino como un eje integrador. En la práctica, estas reuniones se basan en una conversación responsable entre vecinos, que tantas veces ha quedado rezagada tanto por cuestiones de color político como por el día a día de la gestión.
El 20 de abril y el 4 de mayo realizamos los primeros dos encuentros en el Centro Metropolitano de Diseño de la CABA. Del primero participaron el Municipio de Tres de Febrero, y las Comunas 9, 10 y 11 de la CABA; mientras que del segundo participaron el Municipio de Vicente López y las Comunas 12 y 13 de la CABA. En ambos casos con la moderación de la UPEAMBA. La primera conclusión fue la evidente buena predisposición para el diálogo por parte de los participantes y la avidez de compartir las problemáticas, que en la mayoría de los casos resultaron ser las mismas sin saberlo. Se trabajaron numerosos temas: seguridad, educación, salud, juventud, espacio público, etc. Algunos de ellos los estamos volcando en los proyectos que ya existen en la Agenda Metropolitana, y otros los identificamos como nuevos ejes de coordinación.
Las próximas reuniones se realizarán entre el resto de los municipios linderos a la CABA, con las respectivas comunas. Próximamente realizaremos la mesa de trabajo entre Lanús y las Comunas 4 y 8. Más allá de las conclusiones y líneas de acción inmediatas que surgen de cada mesa de trabajo en particular, una vez finalizado el ciclo de los siete encuentros podremos advertir problemáticas comunes a todos de modo de seguir alimentando la Agenda Metropolitana a partir de la identificación de problemas y soluciones “de abajo hacia arriba”. Se trata de un primer paso que busca nada más y nada menos que la conversación de jurisdicciones vecinas, a partir del encuentro de los representantes más cercanos a la ciudadanía.
Las mesas de trabajo interjurisdiccionales, tanto en este ejemplo como en las mesas de trabajo sectoriales que organizamos para proyectos específicos de salud, medio ambiente, desarrollo humano, etc. son una herramienta de articulación fundamental para poder generar marcos normativos específicos a través de convenios o estructuras metropolitanas duraderas, como es el caso de organismos ya existentes como CEAMSE, la Agencia de Transporte Metropolitano y ACUMAR. Parece una obviedad que la vinculación entre los decisores y ejecutores de las políticas públicas debe ser el primer paso, pero muchas veces es el paso más difícil de concretar; sin embargo, una vez logrado, permitirá que se generen consensos poco imaginados antes del encuentro.
Para finalizar, no quiero dejar de mencionar -en línea con la columna publicada recientemente por Fernando Straface, Secretario General de Gobierno y Relaciones Internacionales y Bruno Screnci Silva, Ministro de Gobierno, ambos del GCBA- que la conformación del Gabinete Metropolitano es una oportunidad histórica y una manifestación concreta de que la política comprendió la necesidad de articular políticas públicas para la región del AMBA, incorporando una nueva mirada a escala regional, y respondiendo a una demanda histórica de amplios sectores de la sociedad civil que vienen pregonando estos principios desde hace muchos años sin su merecido reconocimiento.