Por Valentín Rojas Lovecchio
La Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) es una organización regional compuesta por todos los países de América Latina y el Caribe. Fue fundada en 2010 con el objetivo de promover la integración económica, política y social de la región, así como de fortalecer su presencia en el plano internacional. La CELAC es vista como una alternativa a la Organización de Estados Americanos (OEA), en la que están todos los países de América, incluyendo Estados Unidos y Canadá.
La organización se fundamenta en principios y valores como el respeto al derecho internacional; la igualdad soberana de los Estados; el no uso de la fuerza; la democracia; el respeto a los derechos humanos; el respeto al medio ambiente; la cooperación internacional para el desarrollo sustentable; la unidad e integración de los Estados de América Latina y el Caribe; y un diálogo permanente que promueva la paz y la seguridad regionales.
Para lograr esto se basa en la solidaridad, la inclusión social, la equidad e igualdad de oportunidades, la complementariedad, la flexibilidad, la participación voluntaria, la pluralidad y la diversidad para los más de 600 millones de habitantes de América Latina y el Caribe.
Los objetivos de la CELAC están enfocados en promover la concertación política, impulsar la agenda latinoamericana y caribeña, posicionar a la región en temas globales, fomentar los procesos de diálogo entre actores, impulsar la integración regional para el desarrollo, promover la coordinación entre organismos subregionales y desarrollar nuevos esquemas de cooperación regional y de Estados.
Su membresía incluye a los 33 países de América Latina y el Caribe, entre los que están: Antigua y Barbuda, Argentina, Bahamas, Barbados, Belice, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, Ecuador, El Salvador, San Cristóbal y Nieves, Granada, Guatemala, Guyana, Haití, Honduras, Jamaica, Mancomunidad de Dominica, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana, San Vicente y las Granadinas, Santa Lucía, Surinam, Trinidad y Tobago, Uruguay y Venezuela.
Desde su puesta en marcha, en diciembre de 2011, la CELAC promueve que América Latina y el Caribe se asuma a sí misma como una comunidad de naciones, que sea capaz de dialogar y de buscar consensos en temas de interés común. Además, contribuye a profundizar el diálogo respetuoso en temas como el desarrollo social, la educación, el desarme nuclear, la agricultura, la cultura, las finanzas, la energía y el medio ambiente.
Este organismo es la única voz de la región en temas de consenso que puede promover y proyectar al Caribe y América Latina en la discusión de los grandes temas globales, con el objetivo de buscar una mejor inserción de la región en el ámbito internacional.
Celebración de la Cumbre
Argentina ejerció la Presidencia Pro Tempore de la CELAC durante el año 2022, sobre los principios de Unidad en la Diversidad y América Latina y el Caribe como Zona de Paz. Nuestro país emprendió la tarea sin excluir a nadie y valorando nuestra riqueza cultural, favoreciendo la voz de América Latina y el Caribe en el escenario global, y fortaleciéndose de cara a los desafíos de nuestra región.
Para el gobierno del presidente Alberto Fernández y Martín Schapiro, subsecretario de Asuntos Estratégicos Internacionales, “la CELAC cumple un rol estratégico en la concertación de posiciones entre los países de la región al servicio del desarrollo y la preservación de la autonomía en un contexto de reglas cada vez menos previsibles”. La última cumbre de la CELAC, celebrada en Buenos Aires el 24 de enero fue la que dejó una declaración con más de 111 puntos.
La vuelta de Brasil
El aspecto más destacado del cónclave regional fue el regreso de Brasil, luego de que en enero de 2020, Jair Bolsonaro decidiera retirar a su país del foro creado en 2010.
La vuelta de Brasil resulta significativa por diversas razones. En primer lugar, el país sudamericano había sido el único que se había retirado del foro. En segundo lugar, se trata de la economía más grande y de la nación más extensa y populosa de la región. En este sentido, cualquier iniciativa, propuesta u organismo regional en el que no esté Brasil resulta debilitado. Y, en tercer lugar, con su presencia en la Celac, Lula intentó dejar en claro que pretende terminar con el aislamiento que caracterizó a la gestión bolsonarista y reconstruir los pilares de la política externa brasileña, impulsando la integración regional y poniendo el foco en Argentina como aliado estratégico y socio principal del Mercosur.
Polémicas con Venezuela
Otro punto para destacar es el lugar que ocupó en las discusiones la cuestión del deterioro democrático en la región. Previamente a que se celebre la cumbre, sectores de la oposición argentina rechazaron la presencia de los mandatarios Nicolás Maduro, Daniel Ortega y Miguel Díaz-Canel y llegaron incluso a amenazar con presentar un pedido de captura contra el presidente venezolano ante la oficina local de la Administración para el Control de Drogas de Estados Unidos (DEA). Finalmente, Maduro no asistió y figuras como la ex-ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, celebraron la decisión como un triunfo propio.
El hecho de que la Celac se haya constituido como una instancia informal y flexible permite que quienes ejercen la Presidencia pro tempore tengan una mayor discreción al momento de organizar las reuniones. En teoría, no existe obligatoriedad de invitar a la totalidad de los países miembros.
Es común que la situación de Venezuela, Cuba y Nicaragua sea utilizada en varios países de la región como parte del juego político. Por ejemplo, Bolsonaro decidió retirar a Brasil de la Celac argumentando que “daba protagonismo a regímenes no democráticos”. El presidente de Uruguay, Luis Lacalle Pou, señaló en su discurso que instancias como la CELAC no pueden “tener un carácter de club de amigos ideológicos” y denunció que “acá hay países que no respetan la democracia ni los derechos humanos”, en clara referencia a Venezuela, Nicaragua y Cuba.
Los jefes de Estado de la Celac firmaron en 2011 la “Declaración especial sobre la defensa de la democracia”, que habilita a suspender el derecho de un país miembro a participar en los distintos órganos e instancias si se considera que se ha producido una ruptura del orden democrático. No obstante, hasta el momento esa cláusula nunca fue invocada y además requeriría el consenso de los demás países, por lo que decidir unilateralmente no invitar a uno o más miembros constituiría un error diplomático y atentaría contra la forma en que viene funcionando el mecanismo desde su creación.
Como resultado, las discusiones sobre defensa de la democracia se hicieron eco en la declaración final de los presidentes. Hubo una mención explícita a la situación en Venezuela: por un lado, se reivindicó el proceso de diálogo y negociación entre el gobierno de Maduro y una parte de la oposición; mientras que, por otro, se señaló el “firme compromiso con la democracia, los derechos humanos” y “la celebración de elecciones libres, periódicas y transparentes”.
Maduro, por su parte, aseguró que hubiese querido estar pero hubo “razones que escapan a nuestra propia voluntad”. Destacó “la persecución permanente y de las emboscadas que se calculan”. En ese sentido, pidió hacer un ejercicio de “tolerancia e inclusión”. Además, agregó que tomó la decisión correcta para “no caer en las provocaciones que pretendían manchar este momento esperado para América Latina y el Caribe”.
El documento final
Dentro del documento final llamado la “Declaración de Buenos Aires”, los puntos más relevantes firmados por los 33 participantes de la cumbre CELAC, se encuentra en primer lugar, una extensa consideración sobre la importancia de la vigencia de la democracia en la región, y en este punto resalta que es necesaria “la no intervención en los asuntos internos de los Estados y en la defensa de la soberanía”. Una referencia indirecta a la fuerte crisis que sacude a Brasil y a Perú.
El organismo exige, a la vez, que se incremente y agilice la ayuda financiera para los Estados latinoamericanos. Aunque sin nombrar al FMI o al BID directamente (los nombra como “Bancos Multilaterales de Desarrollo”), el documento señala: “Expresamos nuestra preocupación porque varios países emergieron de la pandemia con niveles mayores de deuda pública y necesitan facilidades de crédito a través de mecanismos limpios, justos, transparentes y accesibles, sin exclusiones”.
También se menciona en el documento las consecuencias para la región por la guerra de Ucrania – Rusia y el cambio climático, que es responsable, en gran parte, de los problemas en la producción de productos primarios exportables. Desde esta perspectiva, los representantes de la CELAC recuerdan el proyecto para “convertir a América Latina en proveedor de alimentos para el mundo”.
Asimismo, en el documento de la CELAC se destaca “la necesidad de expandir la cooperación entre los Estados para avanzar en la pelea contra la desinformación y el contenido ilegal en internet” frente al peligro de la desinformación en las redes sociales porque puede “crear realidades paralelas e inducir la radicalización política”.
El documento nombra un nuevo pedido de levantamiento del bloqueo comercial que mantienen Estados Unidos y la Unión Europea sobre Cuba, diciendo “Reiteramos el llamado de la Asamblea General de las Naciones Unidas para poner un final al bloqueo económico, comercial y financiero en contra de Cuba, que además de ser contrario a la ley, provoca serio daño al bienestar del pueblo cubano”.
Por último, reitera “el más firme apoyo regional al reclamo de la Argentina sobre las Malvinas, así como el interés permanente de los países de la región en la reanudación de las negociaciones entre la República Argentina y Gran Bretaña para encontrar, lo antes posible, una solución final y pacífica a esta disputa”.
En conclusión, este organismo, por más de que tenga sus pro y sus contra, nos ayuda a insertarnos en el ámbito internacional y favorecer las relaciones de los países de América Latina y el Caribe y, por esto, es importante que se siga apoyando sin generar una nueva grieta, en la cual, los más afectados son los pueblos.