La Cooperativa La Juanita nace en la crisis de 2001 en Gregorio de Laferrere, Municipio de La Matanza. Miembros del Movimiento de Trabajadores Desocupados (MTD) deciden crear en tal coyuntura una cooperativa de trabajo para enfrentar dignamente la situación que los colocaba como los más desfavorecidos de la estructura social. La cooperativa de trabajo se pensó como una incubadora de emprendimientos y proyectos educativos y continúa con más de 100 emprendimientos y proyectos.
Su misión es ser referente social y motor de cambio hacia un mundo mejor. Esto implica recuperar los lazos solidarios y la dignidad a través del trabajo, la educación y la construcción de ciudadanía. “Para nosotros la integración social es el desafío para un mundo mejor al que cada uno aporta según su capacidad y cada uno recibe según sus necesidades, compartiendo los beneficios sin exclusión, sin explotación, sin marginación, sin discriminación, interactuando, con diferentes sectores que quieran sumarse a nuestro compromiso” sostienen institucionalmente.
En la actualidad, la cooperativa se perfila como una experiencia exitosa y ejemplar en el campo del desarrollo productivo y la economía popular. Gestionan desde un jardín de infantes hasta un Call Center en el que trabajan para varias empresas.
Uno de sus fundadores es el Diputado Nacional del ARI por la Provincia de Buenos Aires Héctor “Toty” Flores. En la actualidad la cooperativa es dirigida por su hija, Silvia Flores y demás miembros de un consejo directivo, pero el diputado sigue estando presente en el desarrollo institucional de La Juanita.
Fundación Metropolitana pudo conocer las instalaciones de La Juanita y dialogar con Toty Flores.
Fundación Metropolitana: ¿Cómo se forma la Cooperativa La Juanita y por qué? ¿Vos participaste de ese proceso?
Héctor Toty Flores: Sí, soy parte de los socios fundadores de la cooperativa, que se forma en 2001. Nosotros veníamos del Movimiento de Trabajadores Desocupados de La Matanza en los años 90. El movimiento tenía una particularidad, era el único que, en ese momento, no aceptó los Planes Trabajar. Nos dimos cuenta de que era muy difícil volver al mercado formal de trabajo y entonces armamos una cooperativa, que no es de trabajo, es una cooperativa de provisión de servicios, asistenciales, educacionales y comunitarios. La cuestión del trabajo entra en lo comunitario, por eso también nuestro trabajo es difícil de explicar.
Tenemos emprendimientos donde no se prioriza la ganancia, sino que se prioriza la posibilidad de hacer cosas en el barrio y siempre se están generando puestos de trabajo desde el aprendizaje. Y si algún compañero consigue un trabajo en una empresa del mercado, nos pone muy contentos.
Este espacio era una vieja escuela abandonada, no tenía dueño, era un aguantadero de malandras. Así que vinimos acá, hicimos un comodato con los dueños y en 2002 lo compró el Instituto Municipal de Fondos Cooperativos y nos cedió a nosotros en comodato. En 2009 compramos el terreno y después hicimos todo este edificio, que se va reformulando todos los días. También tenemos otro predio donde funcionan los emprendimientos productivos: una panadería, el taller de costura, el un call- center (uno de los emprendimientos más interesantes, le brindamos servicios al Banco Santander, Taringa! y La Nación). Hoy el call center emplea a 27 personas, creo que ha tomado algunos socios más y la idea es que a fin de año estén trabajando con alrededor de 80 personas.
La mayoría de los que estamos acá, por no decir la totalidad, somos inempleables en el mercado formal. Vos no entrás a estos trabajos si no tenés la secundaria terminada y acá la mayoría no la tiene. Es una obligación que si alguien es empleado en la cooperativa termine la secundaria. Se le da un plazo de un año o dos.
FM: ¿Cómo se toman las decisiones de la cooperativa?
TF: Hay una asamblea anual. Institucionalmente tenemos un consejo de administración, cada emprendimiento que se incuba en la cooperativa es autónomo y funciona como una unidad de negocio independiente. Es una estrategia para que si alguno de los emprendimientos anda mal, no se lleve puesto a los demás. Los que andan bien financian nuevos proyectos con el excedente de ganancias. Las decisiones se toman en asamblea, que son las formales marcadas por el reglamento de la cooperativa, pero acá cuando hay un problema los llamamos y decidimos entre todos. Ahí participo generalmente yo, me llaman para que intervenga.
Yo creo que lo más interesante, y esto lo aprendimos en el inicio de la cooperativa, es la necesidad de construcción grupal. Los emprendimientos, las asambleas y la cooperativa en si es posible sólo si hay un grupo de compañeros que la va a sostener. Cuesta mucho explicarlo e introducir a las personas en el trabajo en cooperativa y en el trabajo en grupo. Este tipo de trabajo brinda la posibilidad a la cooperativa de asociarse con otras empresas.
FM: ¿Y se asocian con otras organizaciones sociales?
TF: Permanentemente, estamos trabajando con merenderos. Ahora se está trabajando mucho en otros municipios, nos salimos un poco de La Matanza y estamos trabajando con la villa Carlos Gardel, el barrio Don Orione de Almirante Brown, el barrio Libertad que es lindero. Buscamos expandir nuestro modelo de trabajo a otros municipios donde puede ser útil, el modelo de trabajo de construcción colectiva.
FM: ¿Antes de formar la cooperativa tenías un grupo de trabajo?
TF: No, yo comienzo a gestar la cooperativa en 2001, antes pertenecía al Movimiento de Trabajadores Desocupados dentro del Movimiento Piquetero de los años 90. En 1995 fui fundador también del Movimiento de Trabajadores Desocupados seccional La Matanza. Los MTD eran autónomos y, por lo tanto, tenían un registro de lo territorial. Habían muchos: el de Solano, el nuestro, el municipio que transitabas era lo que te daba una identidad. Después vinieron las grandes corrientes: la Corriente Clasista y Combativa, la Federación de Tierra y Vivienda, más tarde los MTD se nuclearon en la Agrupación Darío Santillán.
Nosotros pertenecíamos a esta historia y esta tradición, pero al rechazar los planes sociales quedamos muy aislados, la mayoría de los movimientos los tomaron y nosotros quedamos como un caso medio raro.
FM: ¿Y hoy en día cómo es el vínculo con esos movimientos que aún están activos?
TF: Nosotros tenemos una relación de enorme respeto. Tomamos este camino sin criticar a los demás movimientos que siguieron con su forma de conducción. Nosotros queríamos probar que este camino también se puede hacer, el camino de la autogestión y el trabajo cooperativo. Este modelo de construcción nos permite avanzar sin depender de la coyuntura política.
El edificio de la escuela lo construimos con una cooperativa de la CCC. La única condición que pusimos fue que mientras durara la construcción no hicieran marchas o movilizaciones, porque necesitábamos terminar el edificio antes de marzo. Tuvimos ese acuerdo y se cumplió. El acuerdo fue no movilizarse hasta terminar el trabajo, salvo las marchas nacionales o federales, que son cada 2 o 3 meses. También conseguimos para que ellos puedan hacer la construcción de la sede del banco Santander que hay en el barrio.
FM: ¿Cómo se acercan las empresas a La Juanita?
TF: En general es gente que viene a visitarnos, nos conocen por charlas que damos. Nosotros vemos por ejemplo, esta entrevista como una inversión, no como una pérdida de tiempo. Sabemos que la difusión, las charlas, las redes pueden generar negocios. La experiencia más importante de estas conexiones de la que yo fui protagonista fue el contacto que generamos para poder exportar 100.000 remeras a Italia en el 2006. Nosotros íbamos a las asambleas barriales de Palermo en el 2001. Se habían formado asambleas y ferias en capital e íbamos a la de la calle Bondpland. En 2002 íbamos de acá a vender algunas cosas que producíamos en el barrio: pan, artículos en costura y algunos libros, porque uno de los emprendimientos más grandes que tuvimos fue una Editorial. La verdad es que no vendíamos mucho y era mucho el esfuerzo de ir desde La Matanza hasta Palermo un sábado o domingo. Pero la principal ventaja de participar en estas asambleas era que nos relacionábamos, creábamos conexiones, mucha gente de Palermo venia luego en la semana, nos daba un curso. Un día decidimos no ir mas, nuestra ida a Palermo desde el punto vista económico era un fracaso. Pero en ese lugar nosotros tomamos contacto con una persona que se llamaba Harold Picky que tenía relación con el Mercado Justo Italiano y nos propone el proyecto de exportación de remeras a Italia.
Entonces nosotros sabemos que es importante tejer estas redes, donde nos invitan vamos, nunca sabemos dónde va a surgir una nueva oportunidad.
FM: Y ahora que sos Diputado Nacional, ¿Cómo te involucras en el desarrollo de La Cooperativa?
TF: Paso todos los días por acá, vivo a 3 cuadras. Antes de ir a la Cámara de Diputados paso por acá. Trato de seguir presente. Cuando hay actividades y hay visitas, cuando referentes, políticos, vienen a ver la cooperativa generalmente estoy. La verdad es que uno no se puede des involucrar de una construcción en la que participo desde el comienzo. Uno sigue siendo un nexo, preocupándose por cómo van las cosas, a veces voy a dar charlas a diversos lugares que quieren interiorizarse en cómo funciona La Juanita.
Si bien ya no participo activamente en el día a día, me puedo ocupar en mi nuevo rol como diputado de la parte más estratégica. Acerca de qué proyectos se pueden gestar en el futuro.
Proyecto educativo autónomo
El jardín de infantes CIEL, en funcionamiento desde 2004 cuenta con formación en Nivel inicial, salas de 3, 4 y 5 años. Allí la educación es gratuita para más de 1.000 niños, lo único que se les solicita a las familias es que colaboren activamente en la comunidad educativa (asistiendo a reuniones y siendo auxiliares docentes por lo menos una vez al mes). Una de las noticias recientes es que se incorporó en 2017 la enseñanza bilingüe.
Por otra parte la escuela secundaria (con modalidad de secundario para adultos) tiene un convenio con la Universidad de Belgrano y cursos de introducción laboral para más de 500 alumnos. Sin embargo, es aún un objetivo pendiente obtener la aprobación estatal formal para la escuela primaria, secundaria y la universidad.
FM: ¿Tienen un sistema de educación secundaria?
TF: Funciona en nuestra cooperativa un plan FINES nocturno. Tenemos un jardín maternal también. Pero no una primaria, teníamos planeado ubicar en un edificio una escuela primaria, pero después nos dimos cuenta de que era más útil utilizar el edificio en una escuela de oficios. En el jardín de infantes hay alrededor de 90 alumnos inscriptos.
Potrero digital
Apadrinado por el director de cine Juan José Campanella, se está trabajando para inaugurar Potrero Digital, un centro de estudio de animación y capacitación en nuevas tecnologías para los jóvenes del barrio.
Flores explica “Lo más importante para este año es la apertura del Potrero Digital a cargo de Juan José Campanella. Estamos terminando la infraestructura. A mí me encanto la propuesta y es quizás el emprendimiento más interesante que podemos tener, porque esto marca lo que debe ser el trabajo para el futuro. Yo creo que este es el trabajo del futuro, los servicios digitales. Y es una genialidad de Campanella el concepto de potrero. Porque en el potrero todos jugamos, pero solo los buenos van para otra cosa y los buenos en ese sentido, serían aquellos que tienen cierta capacidad para la actividad creativa, que puedan aprender programación y animación, los oficios que más demandados están”.
FM: ¿Cómo se financia ese programa?
TF: La infraestructura viene del excedente de la campaña de pan dulce del año pasado. El año pasado vendimos 12.000. Siempre se conversa en las asambleas de fin de año cual va a ser el proyecto para el año siguiente. Y con el excedente de nuestra campaña y además de sacar un crédito, pudimos financiar la infraestructura para el Potrero Digital. Esto casi no tiene ayuda del Estado, es todo esfuerzo de los compañeros. Una vez que tenemos la estructura hay que sostenerlo en el tiempo. Por un lado está el Fondo Nacional de las Artes, que pone algunos coordinadores, Google, que estaría aportando también profesores. Estamos viendo si el Ministerio de educación nos pone algún rector o director del proyecto.
Después hay empresas privadas que aportan en menor medida y por única vez, como un sponsoreo, de $50.000, $60.000 como un capital semilla para poder iniciar el proyecto. Por eso con el Ministerio de Educación hay que ver bien si involucrarnos con ellos, si no va a generar algún tipo de dependencia o algún condicionamiento que no permita que el proyecto sea independiente. Los gobiernos te ponen condiciones y nosotros en ese sentido queremos siempre tener libertad. Este es un emprendimiento que creemos tiene perspectiva para muchos años. No es, por ejemplo, como la panadería que depende muchas veces de la coyuntura.
Además y dentro de su proyecto educativo, la cooperativa ofrece cursos de capacitación en oficios y talleres para más de 7.000 alumnos. Allí se enseñan competencias con salida laboral para jóvenes como peluquería, planificación, arte, inglés, reparación de computadoras, plomería y finanzas personales. El objetivo es integrar socioeconómicamente a una población que se encuentra en la práctica sin posibilidades de acceso al mercado formal del Trabajo debido a la falta de experiencia laboral o la interrupción de los estudios secundarios.
Los proyectos de integración social se encargan entonces de enseñar un oficio y capacitar a los vecinos en las competencias que requiere un empleo formal, para que adquieran experiencia y puedan luego adquirir un trabajo en el Mercado. Al respecto Flores señala: “hay señoras que trabajan en el call center pero que antes su única experiencia laboral era como servicio doméstico. Aprendieron en la cooperativa a escribir en la computadora y han podido capacitarse. O chicos que tenían problemas de consumos problemáticos, o tenían antecedentes judiciales. En la cooperativa podemos encargarnos de hacer todo un trabajo de recuperación y hoy están trabajando en el call center”.
“Tenemos convenios con empresas del mercado formal que toma a quienes se destacan, y a nosotros nos deja acá en la cooperativa un puesto de trabajo libre. Tenemos el problema de que no muchos se quieren ir de la cooperativa. Porque tienen que viajar si se van, en cambio la cooperativa está acá en el barrio. A las mujeres se les da la posibilidad de trabajar y llevar a sus hijos a la escuela, hay algunas ventajas. Pero bueno, nuestra idea es formarlos acá y que después puedan encontrar trabajo en otro lado, así dejan el puesto para otro compañero”.
Lejos de conformarse con la ayuda que un Estado en crisis les podía dar a los miembros de la cooperativa, estos decidieron desarrollar una propuesta de autonomía y autosuficiencia, que les permita opciones dignas de trabajo y educación, tanto en momentos de crisis, como también de bonanza económica.