El último Foro Temático del 2017 “Actividad Hortícola en el periurbano del AMBA” se está desarrollando en la Plataforma BAM 21. El mismo está turoreado por Germán Quaranta y Andrés Barsky, y está basado en tres ejes de discusión:
– Cuáles fueron los principales logros y las mayores dificultades que enfrentó hasta el momento la implementación de BPA en el sector?
– ¿Qué desafíos presenta a la implementación de Buenas Prácticas Hortícolas la heterogeneidad del sector?
– ¿Qué especificidades deben considerarse para implementar de forma inclusiva principios de Buenas Prácticas considerando la diversidad de actores involucrados en la cadena de producción hortícola?
El encuadre del Foro
Desde fines de la década del 90 y principios de este siglo, la horticultura del cinturón verde del AMBA experimentó una transformación sustancial que acentuó algunas tendencias y generó nuevos procesos que modificaron el perfil y las características del sector.
Territorialmente, estos fenómenos se producen de forma paralela a la consolidación del liderazgo del área sur, fundamentalmente el partido de La Plata que, acompañado por Florencio Varela y Berazategui en la misma zona, y Pilar en el norte, concentran la mayoría de la producción y los establecimientos hortícolas en fresco del AMBA.
Entre los principales trazos de este proceso de concentración territorial, se acentúa el retiro de la actividad de productores tradicionales descapitalizados y, paralelamente, se profundiza y consolida un segmento de productores tecnológicamente de punta. Estos últimos se caracterizan por tener en producción una significativa superficie de ésta bajo cubierta, aproximadamente 10 hectáreas, y priorizar en sus estrategias de producción cultivos de altos requerimientos de capital como las hortalizas de fruto (tomates y pimientos). Estas unidades ocupan una importante cantidad de trabajadores tanto bajo la modalidad de trabajador a porcentaje (medieros) como peones asalariados permanentes y transitorios remunerados a destajo.
Al mismo tiempo, se generaliza la presencia de productores de nacionalidad boliviana. Este segmento de productores inicia un proceso de diferenciación social y complejiza su participación en la actividad, así como también sus trayectorias, que se articulan con otros espacios sociales y económicos.
Las familias bolivianas consolidan su centralidad en la actividad, pasando a constituir el principal número de productores y trabajadores, y explican una importante proporción del total de las hortalizas de hoja producidas en el área. Su transformación en productores, a partir de un proceso de movilidad socio-laboral que se inicia como trabajador y puede concluir, en algunos pocos casos, accediendo a la propiedad de la tierra, fue la trayectoria predominante de estos sujetos hasta mediados de la década pasada.
Se puede remarcar que los estudios de las transformaciones del sector hortícola de los últimos años se centraron básicamente en este migrante limítrofe, un actor de indudable influencia, pero que no monopoliza la producción ni el rumbo del sector en la actualidad. En ese sentido, aparece como necesario reconsiderar la figura de los grandes productores hortícolas, que no por ser pocos ven menguadas su influencia y su capacidad de decisión en el sector.
Se estima que alrededor de medio centenar de productores son responsables de la mitad de la producción de tomate en La Plata. Su influencia no resulta sólo de su volumen de producción, sino también por el modelo económico-productivo “exitoso” que representan. Esto último no sólo es aceptado por los horticultores bolivianos, sino que también es reforzado por las empresas de insumos, que hacen ensayos y organizan días de campo en dichos establecimientos, y son a la vez, los que impulsan por su propia cuenta innovaciones tecnológicas (por ejemplo, el control integrado de plagas).
Más aún, la diferenciación del horticultor boliviano habría posibilitado el rompimiento de un proceso de polarización típico de las actividades agropecuarias, caracterizado por pequeños productores con estrategias de resistencia, y pocos pero cada vez más grandes productores de “punta”. Esta estructura social poco común podría explicar la dinámica actual del sector, que muchos autores empiezan a entender como un aglomerado económico.
En este marco, en los últimos años se avanzó en la implementación de Buenas Prácticas en la Producción Hortícola del Área Metropolitana de Buenos Aires. Estas normas se orientan, no sin contradicciones, a cuidar el medioambiente, favorecer la seguridad alimentaria en el sentido restringido de la inocuidad de los alimentos, y prestar atención a la seguridad de los productores y los trabajadores, aunque esto último -en muchas ocasiones- sólo formalmente.
Analizar los avances, las limitaciones y las consecuencias sociales y productivas de esta política pública es crucial para promover un desarrollo equitativo de la cadena hortícola.
Como sigue el Foro Temático
Ya se terminó el intercambió virtual y próximamente se subirá el documento síntesis que será enriquecido en el encuentro presencial de cierre.
Para más información http://www.bam21.org.ar
La participación en los Foros Temáticos es abierta y gratuita solicitando inscripción a info@bam21.org.ar