Pedro Pirez: Abogado, con postgrado en sociología y doctor en Derecho y Ciencias Sociales (Universidad de Córdoba). Investigador principal de la carrera del CONICET. Profesor titular de ‘Gobierno local, procesos e instituciones’ en la carrera de Ciencia Política de la Universidad de Buenos Aires. Profesor de postgrado en las universidades de Buenos Aires, Torcuato Di Tella, San Martín y otras nacionales y extranjeras. Miembro del Consejo de Expertos de Fundación Metropolitana. Ha publicado más de noventa artículos sobre temas metropolitanos. Es uno de los referentes del mundo académico que más se ha dedicado a estudiar y analizar la metrópolis Buenos Aires. Pionero en el tema, en el año 1994 publicó sus primeros libros, que abordaron la política y gestión regional, y la problemática de los residuos sólidos urbanos. En esta charla, y en consonancia con el aniversario de la Fundación, repasa los últimos diez años de la metrópolis.
Informe Digital Metropolitano: En clave de debe y haber ¿Qué balance realiza de la metrópolis en estos diez años?
Pedro Pirez: En estos años creo que uno de los logros –y en esto tiene mucho que ver la Fundación Metropolitana- lo metropolitano dejó de ser un no tema. Hoy el tema está instalado. Ningún político que quiera ser más o menos serio deja de mencionarlo, aunque eso no necesariamente signifique mucho. Pero lo metropolitano existe y hace diez años no existía. Me parece que es una primera conclusión. En segundo término, no existe sólo en lo superficial sino que ha habido una gran cantidad de trabajo, tanto desde el mundo académico como desde el técnico público. Los Lineamientos Metropolitanos desarrollados por la gestión anterior en la provincia de Buenos Aires, con Alfredo Garay a la cabeza, creo que son representativos de esta producción. También el Plan Estratégico de la Ciudad nombra lo metropolitano, y la Provincia está impulsando un proyecto de desconcentración encabezado por Montoya, y aunque no aborda profundamente el tema, no deja de mencionarlo. Esto en relación a la presencia dentro de los aparatos del Estado. Creo que hay un reconocimiento, una legitimidad sobre el tema, una percepción de asunto pendiente. En términos académicos ha habido una gran cantidad de trabajos sobre lo metropolitano en distintas dimensiones, no sólo sobre los gobiernos municipales en el área metropolitana, sino sobre la cuestión metropolitana. El hecho de que la cuenca Matanza Riachuelo esté teniendo una lectura metropolitana marca un cambio importante. Lo peculiar es que lo metropolitano aparece recién ahora.
IDM: En ese punto se percibe un atraso, que debería anotarse en el ‘debe’…
PP: En Buenos Aires la ciudad se metropoliza a partir de los años 30. En otros lugares, en ciudades de menor tamaño aún, por ejemplo en Boston a fines del siglo ya había una autoridad metropolitana del agua. Lima y Quito hace más de diez años que tienen gobiernos metropolitanos. Y aquí era un tema inexistente como tal. Creo que también hay un déficit grande en derecho constitucional público provincial. En general la producción jurídica argentina respecto a lo urbano está mas atrasada que en las demás disciplinas. En el área municipal no se han encarado los problemas metropolitanos, como, por ejemplo, proponer una institucionalidad. Las propuestas que existen son políticas, sociológicas. Pero no existe, no se ha dado una base jurídica para hacerlo. Es raro que no se planteen qué posibilidades jurídicas hay de institucionalizar un área metropolitana en el país.
IDM: ¿Otros aspectos metropolitanos que quiera destacar?
PP: Dentro de los estudios académicos, en estos diez años, ha habido de alguna manera una confusión entre cómo deben ser y cómo son las cosas. Aparecen propuestas programáticas o normativas que no se sustentan en análisis de la realidad. Se basan en valoraciones o experiencias de otras sociedades. Por distintas razones creo que ha habido un desarrollo de estudios sobre qué es lo pasa, sobre cómo son las cosas aquí. Por ejemplo los estudios sobre planes sociales en el área metropolitana, cómo se distribuyen, como se aplican en los municipios, contribuyen a eso. En el último tiempo me he dedicado a este tipo de estudios, y publiqué con un colaborador un artículo titulado ‘El área metropolitana Buenos Aires tiene gobierno’. Analizando políticamente lo que ocurre en esa área vemos que el gobierno federal es de hecho un gobierno metropolitano. Creo que falta fortalecer ese aspecto, falta investigación, hipótesis, construir históricamente.
IDM: Entonces se puede concluir que en estos diez años pudieron haberse desarrollado acciones locales y/o provinciales para promover y/o avanzar en una regionalización…
PP: Si, es posible. Se está avanzando. Por ejemplo el pago con tarjeta – el SUBE- que es una coordinación que además toca varios intereses concretos, se puede pensar otras cosas. Pensar las tarifas en términos metropolitanos, por ejemplo. Mi impresión es que el funcionamiento político del área metropolitana impide que esas acciones prosperen, impide esos acuerdos. No sería tan difícil que el gobierno de la Provincia lo hiciera en su territorio. Es muy raro que no haya tomado mucho más este tema, que está abandonado desde hace años. Existe un conjunto de problemas que podrían ser resueltos en ese ámbito. Sin duda que para una gran cantidad de temas es necesaria la Ciudad de Buenos Aires, es el centro metropolitano. Pero hay cosas que se podrían empezar a pensar, resolver, a sacar una idea, a juntar a los intendentes para pensar algo… creo que esa ausencia tiene que ver con cómo esta funcionando la política.
IDM: En ‘La Gran Buenos Aires, rompecabezas Metropolitano’ usted plantea la existencia de dos formas de acumulación en la sociedad política metropolitana: votos y recursos. En ese marco ¿Qué opina de las colectoras? ¿cómo le parece que impactan en la construcción de institucionalidad de la metrópolis.
PP: Desde el ’94 en adelante ha habido un cambio muy importante en la manera de acumular del gobierno federal que ha sido la de hacer cosas paralelas a los gobernadores – por ejemplo el caso de la Tupac Amaru en Jujuy- y a otros gobiernos locales… y todos acumulan para el gobierno federal. En el libro del ’94 muestro una ciudad con muchos gobiernos y sin gobierno. Y con el tiempo quedó claro que en la práctica esto no sucede de esa manera. El gobierno federal ha tenido y tiene una capacidad de decisión sobre el territorio metropolitano que ya quisiera una autoridad metropolitana tener. Y además tiene una capacidad de incidencia en el sistema de relaciones políticas que sin duda condiciona la forma de decisión. En las elecciones que ganan Macri y Scioli, después de las elecciones y antes de la asunción, se difundió que iban a reunirse para trabajar una agenda. Y Kirchner dijo no. El gobierno federal tiene poder de veto. Pareciera que es muy difícil reproducirse políticamente fuera de este esquema… Y ahí creo que las razones financieras son claras, basta ver la dependencia que tienen los municipios de las transferencias. Más allá de la coparticipación, por la importancia que tienen los fondos discrecionales.
IDM: Como menciona en el capítulo del libro, el diálogo con actores económicos fuertes en el territorio se da con el gobierno nacional. Automáticamente esto trunca la posibilidad del fortalecimiento a través del desarrollo de recursos propios…
PP: Hay toda una literatura, básicamente norteamericana, de la asociación entre empresarios y políticos locales. Existen teorías muy importantes que se basan en eso. Pero aquí eso no es aplicable. Nuestros municipios no son interlocutores relevantes para los actores económicos. Por eso en pocos casos hay asociaciones importantes. Es así porque los recursos municipales no dependen del crecimiento económico del municipio. El crecimiento económico del municipio lo capta fiscalmente el gobierno provincial o lo capta el gobierno nacional.
IDM: Para terminar, Pedro ¿cómo se imagina la metrópolis en los próximos diez años?
PP: Estoy pensando más en la producción de ciudad en términos urbanos. Y creo que estamos mal porque nuestras ciudades no tienen capacidad de resolver las injusticias, de integrar a la población. Creo que ahí hay un tema. Sin dudas tiene una pata político-institucional, y que también es clave en lo metropolitano. Si pudiéramos tener una política de vivienda, debería ser metropolitana. Porque el mercado de trabajo es metropolitano. Igual que una política económica. Los datos del Censo anterior indicaban que más del 40% de los que trabajan en la Ciudad viven fuera de ella. Si hacemos diez empleos aquí, casi la mitad son para personas que viven en otras jurisdicciones. Entonces ¿donde hay que generar empleo? Creo que tiene que ver con las formas en que se está produciendo suelo, cómo se está produciendo vivienda y qué papel va a tener el Estado en esto. Sin duda, para el área metropolitana va a ser muy difícil de resolver si no hay una mirada global. Estamos en una ciudad cada vez más desigualitaria, que se está consolidando cada vez más en la desigualdad. En la medida en que los procesos de mercado sigan operando, esto va a seguir siendo así. Me parece que tenemos un reto.