(Por Noelia Leiva) Accesibilidad, servicios, trabajo: las metrópolis ofrecen prestaciones que llaman a la instalación de la población en crecimiento. Más personas que requieren nuevos caminos y edificios, mayor infraestructura. Pero esa demanda debe convivir con las características previas del paisaje, las preexistentes al cemento. Los cursos de agua son parte de esa geografía que se vio afectada, a tal punto que no sólo reciben más caudal del natural sino que hasta han tenido que reorientar su cauce. En el Gran Buenos Aires, los intendentes de la zona sur entendieron que deben implementar obras en común para las cuencas que los conectan, con el fin de evitar inundaciones y de mejorar la calidad de vida de la comunidad. Los vecinos ponen el acento en que ya no puede haber más demoras.
Hace al menos un año que las comunas conectadas a través del sistema de cuenca mantuvieron reuniones para encarnar proyectos de infraestructura en común, con el objetivo de acompañar con los dispositivos adecuados la circulación hídrica para impedir anegamientos. En octubre de 2012, la Primera y la Tercera Sección Electoral bonaerenses -que en total reúnen a 43 distritos y el 15 por ciento de la población del país- recibieron el compromiso presidencial de inversiones por 8700 millones de pesos en infraestructura, en el marco del programa Más Cerca. El mal sabor que dejaron las inundaciones acaecidas en marzo último en la Provincia, provocó que los funcionarios volvieran a encontrarse.
En mayo pasado, el encuentro fue menos numeroso: sólo los 19 partidos de la Tercera se reunieron con secretario de Obras Públicas del Ministerio de Infraestructura de la Nación, José López, y con el titular de Cascos Blancos, Gabriel Fuks; con el objetivo de abordar la contingencia de manera integral. Días antes, jefes municipales y secretarios se habían encontrado en Lanús para debatir sobre la conveniencia de impulsar iniciativas colectivas.
“Hay que establecer claramente dos escalas: una regional donde son necesarias acciones conjuntas con la participación de la provincia de Buenos Aires, y otras locales, donde cada municipio deberá atender sus situaciones puntuales, como la ejecución de alguna obra de desagües focalizada y el rutinario mantenimiento de conductos y sumideros”, le explicó a IDM José Fernández Dortona, secretario de Obras de Infraestructura lanusense y uno de los participantes de ambas reuniones zonales. Florencio Varela, La Matanza, Ezeiza, Cañuelas, Ensenada, Berazategui, Magdalena, Quilmes y Brandsen también estuvieron presentes.
El criterio general que se acordó en los encuentros fue el de mantener el diálogo para impulsar iniciativas sobre cursos de aguas compartidos, como “en las cuencas de los arroyos Galíndez y Las Perdices, comunes a Almirante Brown, Lomas de Zamora, Lanús y Avellaneda, para lo que se realizan reuniones periódicas con la Dirección de Hidráulica provincial”, resaltó el referente del distrito que conduce Darío Díaz Pérez. Se confirmaron 241 iniciativas para ayudar a que las características naturales de la Provincia convivan con el crecimiento metropolitano.
Bajo este paradigma de unidad, uno de los proyectos consiste en avanzar en la construcción de canales para aumentar la capacidad receptiva, y de esta manera ir mitigando los efectos generados por la presencia de vecindarios de emergencia en las veras de los cursos naturales, como una forma de ir congeniando el territorio con el incremento de las precipitaciones y de la población. En Avellaneda, por ejemplo, el intendente Jorge Ferraresi explicó a la prensa local que se propone “hacer canales aliviadores paralelos al Sarandí, al Santo Domingo, para que ‘arriba’ se hagan otros que desemboquen en el Río de la Plata”, ya que los que están en funcionamiento “no pueden ensancharse”. Al repasar las necesidades, se pone en evidencia el cambio climático de una manera sumamente cotidiana: “Todo lo que se hizo estaba calculado para soportar lluvias de 30 milímetros. Ahora llueven 70 en una hora”, graficó el dirigente. En la región también decidieron establecer nuevos desagües y desobstruir con frecuencia los existentes, como otra herramienta para responder a las modificaciones climáticas antes de que sea demasiado tarde.
Injerencia vecinal
¿Por qué es tan importante que los municipios coordinen sus acciones? Los vecinos y las vecinas pueden responderlo desde la experiencia. Un caso testigo es el de Lomas de Zamora, en el segundo cordón del Conurbano bonaerense. En los alrededores del Arroyo del Rey, que se extiende desde la browniana Longchamps hasta el Riachuelo a lo largo de unos 18 kilómetros, los residentes denuncian que reciben el agua de “la cuenca alta”, que incrementa el cauce y no es contenida. Como supera la capacidad propia del curso, desborda e ingresa a sus casas del distrito que conduce Martín Insaurralde. “Las obras de infraestructura que planificamos no las puede costear un municipio, pero primero queremos avanzar sobre la prioridad, porque más allá del financiamiento lo importante es la regionalización”, recalcó el jefe comunal de ese partido en la reunión con sus pares, previa a la que mantuvieron con López. Sin embargo, la experiencia de los barrios pide que ya no se dilaten las decisiones.
“Ante las inundaciones en La Plata hay mucha más preocupación, porque si caen 300 milímetros en Lomas, como sucedió allá, sería un desastre. No se podría contener”, enfatizó Víctor Frítes, integrante del Foro Hídrico de ese distrito. En Villa Lamadrid, su vecindario, son frecuentes los anegamientos cada vez que el Del Rey desborda porque “Almirante Brown, Ezeiza y Esteban Echeverría envían agua”, señaló. El colectivo territorial mantuvo reuniones con autoridades bonaerenses y nacionales pero, aunque en el mejor de los casos la planificación existe, todavía no se liberaron los fondos para que se concrete la tarea. Por eso están pensando en movilizarse desde el ex Camino Negro hasta el Puente La Noria si las respuestas concretas no aparecen.
Ese enojo basado en las vivencias desembocará en la 27° reunión de Intercuencas anunciada para el primer día hábil de junio, donde participarán representantes de las áreas afectadas por el Matanza -Riachuelo, el Reconquista, el Río de la Plata, el Luján, Tigre y el platense Arroyo del Gato, principal afectado por la catástrofe que ocurrió hace unos 60 días. La intención de los vecinos parece ir por andariveles similares a los de los intendentes: establecer un plan de acción con ideas comunes para el Conurbano y otras específicas de cada distrito. Luego, resta que quienes disponen del presupuesto tomen la decisión política de avanzar en la planificación y la concreción de proyectos sustentables.
Una revisión del Matanza-Riachuelo
El criterio de trabajar articulada y transversalmente también se observó en los proyectos de saneamiento de la Cuenca-Matanza Riachuelo, promovida a partir de la causa “Mendoza, Beatriz Silvia y otros”. Luego de que se haya sido cuestionado el desempeño del juez Luis Armella en ese ámbito, su sucesor y titular del Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional Federal 12, Sergio Torres, convocó el 15 de mayo pasado a una audiencia pública en la que las empresas y los organismos involucrados en la recuperación del sistema hídrico tuvieron que dar cuentas de sus proyectos.
La responsabilidad del Tribunal radica en monitorear cómo se vinculan las obras de expansión de agua potable y cloacas con las de control de los cauces, de la actividad industrial, el tratamiento de los residuos y la instalación poblacional a la vera del sistema natural. Según la Autoridad que maneja la cuenca, la ACUMAR, hay “439 familias relocalizadas de las márgenes del río, 174 empresas reconvertidas, 186 basurales saneados, 14 EcoPuntos a inaugurarse este año y una disminución en los niveles de cromo” en la actividad fabril, puntualizó Juan José Mussi, responsable del área, en el marco de la audiencia.
En el encuentro, Mussi también hizo hincapié en la necesidad de contar con los fondos que deben aportar las jurisdicciones de la Provincia la Ciudad, para mejorar el cumplimiento de los programas previstos. Entre 2010 a 2012, el Estado nacional entregó el 80 por ciento del presupuesto total, aunque debería haber sido del 50 por ciento, y la mitad restante haber corrido por cuenta de los gobiernos dirigidos por Daniel Scioli y Mauricio Macri. Sin embargo, desde el Ejecutivo capitalino negaron, en el seno de la misma audiencia, que tal distribución de fondos esté fijada por ley.
En tanto, para Aguas Bonaerenses Sociedad Anónima (ABSA), la prioridad fue “atender la descarga de líquidos cloacales en la cuenca alta, que en algunos casos pasa a una planta sin tratamiento”, indicó el informe presentado ante el magistrado y sus pares de Agua y Saneamientos Argentinos (AySA), el Ente Nacional de Obras Hídricas de Saneamiento (ENOHSA) y la Coordinación Ecológica Área Metropolitana Sociedad del Estado (CEAMSE).
A partir de la exposición de las instituciones convocadas, Torres anunció que evaluará los informes para “establecer una agenda para definir cómo seguir en el corto, el mediano y el largo plazo”.
Conocer para actuar
Aunque el temor de las familias y la ocupación de los funcionarios crezcan cada vez que hay una crisis climática o hídrica, los especialistas recomiendan actuar antes, de acuerdo con “el paradigma internacional de reducción de riesgos: no esperar que lo malo suceda”, le explicó a este medio Gabriel Fuks, responsable de Cascos Blancos y uno de los invitados a la reunión que los intendentes mantuvieron con funcionarios de la Nación. Para impedir que las zonas sensibles de cada distrito queden desprotegidas, se debe trabajar en el “reordenamiento territorial, la elaboración de planes urbanos y la capacitación desde los primeros niveles de la escuela”, sintetizó el especialista que coordina la actividad solidaria del equipo de ayuda internacional. Su experiencia le permitió recomendarles que, para actuar, hay que conocer el terreno, casi tanto como saben de él quienes lo habitan todos los días.
En términos formales, Fuks llamó a que los municipios elaboren o actualicen su “mapa de riesgo, que es la ecuación resultante de las amenazas que ese distrito tiene con la vulnerabilidad de la población en las zonas específicas, cuyo cruce permite tomar medidas de prevención”, detalló. Es decir que si bien el Servicio Meteorológico podrá anunciar un alerta general para una región, cada departamento ejecutivo debe saber cómo podría traducirse ese fenómeno en los barrios más necesitados. Así, podrán tomar medidas previas para minimizar los daños, además de generar lazos con otras comunas u organismos de auxilio para actuar en caso de que se identifique una emergencia.