Pedro Ortiz es planificador urbano del Banco Mundial, fue Director Adjunto del Consejo de Arquitectos de Madrid y director del Instituto para la Renovación Urbana, una empresa conjunta entre los sectores públicos y privados en Madrid. Se desempeñó como Director del «Plan estratégico para el Madrid» (1991-1994). También fue Director General de Planificación Urbana y Regional para el Gobierno de la Comunidad de Madrid. En esta entrevista nos cuenta su mirada sobre las metrópolis y analiza a la Gran Buenos Aires.
Informe Digital Metropolitano: ¿Cuáles son las complejidades principales a las que se enfrentan las autoridades al momento de gestionar una metrópolis?
Pedro Ortiz: El mundo se está urbanizando rápidamente. Desde el siglo XIX, en Europa la gente se trasladó del campo a la ciudad por el proceso de la Revolución Industrial, pero eso está ocurriendo en todo el mundo. Estamos pasando de muchos de países cuya población urbana era un 30% al 80%. China se encuentra a mitad de camino en ese proceso, la India está todavía en un 30%, y todos vamos a terminar en 80% porque es un proceso de desarrollo económico. Cuando se capitaliza y se tecnifica el campo se precisan menos trabajadores que migran a las ciudades a hacer algo. Si la ciudad tiene capacidad de respuesta y absorción hacen algo útil, sino entran en la marginalidad para sobrevivir. Además se van a la ciudad porque esta ofrece algo que el campo no ofrece que es la esperanza. Aunque vivan de recoger basura tienen la esperanza de que el hijo puede ser el presidente de un banco.
El proceso de crecimiento de las ciudades no es por población que venga a vivir, no es por inmigración, aunque en algunos sitios sí. Es por el proceso interno de bienestar. Por un lado el incremento de la renta, mientras más dinero tienes más cosas compras, más centros comerciales necesitas, más hospitales, más vivienda (más grande o mejor). Además, el bienestar genera reducción del tamaño familiar, cuanto más rico eres menos hijos tienes. En el campo tienes 5 hijos porque te ayudan en el campo, en la ciudad tienes 2. Las familias pasan de 5 miembros por familia a 2 y medio. Quienes vienen del campo precisan casas el doble de grandes, lo que multiplica por dos la ciudad. Por último, las periferias tienen menor densidad que los centros urbanos, con lo cual las ciudades están explotando y Buenos Aires es una de ellas. Por lo tanto, no hay que mirar a 10 años sino a 30, y no hay que mirar en términos de población sino en términos de ocupación de suelo.
El área metropolitana de Buenos Aires crece en 60 km2 de nueva ciudad por año, la cuestión es donde poner esa nueva ciudad. No se puede poner en cualquier sitio porque toda esa gente necesita utilizar el coche para venir al centro de la ciudad. En este momento tienen un índice de motorización del 2,5. Pero el índice de motorización de los países desarrollados es de 8 vehículos cada 10 habitantes. Si se llega a esa cifra deberían multiplicar por 4 la cantidad de coches, cosa que no es posible. Entonces, la metrópolis se debe construir sobre el transporte colectivo de alta capacidad, es decir el tren de cercanías. El AMBA tiene una red de trenes estupenda, pero hay que mejorar las vías, las estaciones, los servicios, etc. Entonces esos 60 km2 de viviendas hay que ponerlos alrededor de las líneas de trenes, para que sean servidos por el tren y puedan ir y volver de sus hogares. El tren nunca es rentable, en los países desarrollados se subvenciona este medio de transporte, porque se prefiere pagar la mitad de lo que cuesta ese viaje a tener que darle espacio al coche en el centro de la ciudad, que es mucho más caro.
Entonces, alrededor de las estaciones hay que generar las centralidades urbanas que se componen de 7 elementos: intermodalidad, espacios públicos, alta densidad residencial, oficinas y comercios, edificios de servicios sociales, equipamientos administrativos y elementos de referencia cultural. Lo que hay que hacer es articular la región metropolitana a través de esas centralidades urbanas. Pero el sistema que está planteado actualmente para Buenos Aires es un sistema antiguo, un sistema radial para distribuir el gráfico. Eso al final es contraproducente es congestionante, porque cuando tienes una orbital o una radial, estas fomentando el acceso al centro que está más servido, todo el mundo quiere accederé al centro, tiene más valor, los que poseen suelo en el centro especulan, o sea los ricos, los pobres deben ir a la periferia, etc.
Estamos entonces intentando de romper ese concepto de congestión, centralidad para ir hacia un sistema reticular, en lugar de jugar a los dardos jugar al ajedrez, donde cada casilla tiene una función diferente, cada uno decide que función quiere tener, y que es un sistema de transito estable. Por lo tanto, el ADN de Buenos Aires es un sistema reticular de manera natural y le estás imponiendo algo contra natura, el sistema radial. No deben ser esclavos de un sistema que no funciona por el hecho de haberlo heredado, ya que su ADN es diferente y deben aprovecharlo para generar una metrópolis donde, desde los municipios vinculados por el tren se puede llegar a todas partes, pero no llega a confluir, de tal manera que quedan espacios intersticiales (espacios verdes, ríos, el medio ambiente protegido).
IDM: Desde la Fundación siempre hablamos de la fragmentación política y de gestión. ¿Qué opina usted?
PO: Las metrópolis no se parecen en nada a las ciudades. La gente piensa que una metrópolis es una ciudad grande, pero no tiene nada que ver. Las metrópolis son enormemente poderosas si fueran países, el país número 15 sería Tokio, el número 16 sería Nueva York, o sea que entre los 100 países más importantes del mundo en cuanto a PBI, 48 serían metrópolis. Los Angeles, San Diego, tiene el PBI de España. París tiene el triple de PBI que Colombia, Atlanta tiene el PBI de Argentina. Las metrópolis son enormes máquinas de producción y de poder. Hay incluso una ley biológica, un animal, cuando le duplicas el tamaño es 15% más eficiente y eso en las metrópolis se aplica a la productividad, a la creatividad, al crimen y a muchos elementos.
La gestión de una metrópolis se parece mucho más a la gestión de un Estado, de un país, que a la gestión de una ciudad. En un sistema metropolitano están los distintos municipios, los ministerios, las agencias proveedoras de servicios, y cada uno en sus estatutos tiene un marco legislativo que establece sus competencias. El sistema de articulación de una coordinación es entonces una matriz de articulación entre los actores que se relacionan con cada problemática. Entonces eso es como un país y los países se gobiernan de tres maneras: por Confederación, por Federación o por sistema Unitario.
Las Confederaciones han existido a lo largo de la historia, pero no funcionan, funcionan por un tiempo, pero no tienen vigencia a largo plazo. El sistema Unitario es cuando manda el presidente como Francia, nombra a dedo a los gobernadores de las provincias y si no le gusta lo saca. En el estado Federal es diferente, el gobernante es responsable ante el ciudadano que le elige.
Entonces para Buenos Aires habría dos alternativas, pero no la Federal, porque si es elegido por los ciudadanos y comprende alrededor del 50% del PBI Nacional, inmediatamente esa persona tiene tal poder político que el Presidente se acaba de ganar un enemigo. Con lo cual se puede pensar lo contrario que el Presidente nombre a alguien para gestionar el AMBA. Esto puede ser de 2 formas: puede ser el propio Presidente, ya que es una cuestión de Estado, si Buenos Aires no funciona Argentina no funciona; o puede ser la Provincia; o pueden ser los dos de mutuo acuerdo. Yo creo que ese es el camino. Yo no veo a la CABA en ese equipo, porque donde metes a la CABA todos los demás actores se enojan, pero me dijeron que la CABA tiene un estatuto especial. Entonces sugiero que si la capital esta, también estén los otros 40 municipios. La suma de la CABA y los municipios no debería superar un 30% de la representatividad de esta institución. Entonces, si se ponen de acuerdo la Provincia y el Gobierno Nacional tienen un 70% y lo que ellos digan se hace. Pero si eso no funciona y están enfrentados, define la CABA junto a los municipios.
IDM: ¿Las metrópolis tienen borde? ¿Cuál es el rol de ese borde?
PO: Las metrópolis no tienen borde. En un sistema reticular, la metrópolis no deben tener borde como en el sistema radial, deben tener una seria de lenguas azules y verdes, ríos y parques, que vayan intersticialmente rellenando esos huecos, que eviten la confluencia de las zonas urbanas.
IDM: ¿Qué opina de la planificación participativa como método de consenso para la gestión?
PO: En una metrópolis la comunicación se da de par a par. Son una serie de instituciones que deben estar hablando continuamente. Esas instituciones, dentro de sí mismas, ya tienen su diálogo participativo, pero en un Estado ¿Cómo se lleva a cabo la participación? A través del sistema democrático, el voto, y a través de los medios de comunicación que informan al ciudadano. Una metrópolis es más como un Estado en cuanto a estos medios.
Las metrópolis tienen la complejidad de un Estado, siempre se pone como ejemplo una metrópolis a la que todas se quieren parecer es Singapur, y porque Singapur funciona tan bien, porque es un Estado, una metrópolis-estado, toma las decisiones presupuestarias, impositivas de infraestructura, etc. No estoy sugiriendo que Buenos Aires se separe, pero cuanto más tenga capacidad decisoria de articulación de políticas propias, mejor.
Entrevista: Diego Pozzo