POR CARLOS PALLOTTI, SUBSECRETARIO DE SERVICIOS TECNOLOGICOS Y PRODUCTIVOS DE LA NACION – En los últimos años se produjo una profunda transformación productiva, de la mano del acceso a la tecnologÃa. La llamada EconomÃa del Conocimiento. Argentina quiere ser jugador y no un espectador. ¿Cuál es el camino que estamos transitando para lograr esto?
Quienes vivÃan durante los años de la llamada revolución industrial, no sabÃan que estaban ante un cambio de época. No fue sino hasta varios años después que comenzaron a identificar de esa manera a ese perÃodo de la historia de tantas transformaciones. De la misma manera está ocurriendo en estos momentos. Todos los dÃas nos sorprendemos con cambios en los procesos productivos, y que se producen tan vertiginosamente que empresas que hacen una década no existÃan hoy son lÃderes mundiales indiscutibles. Vivimos en un proceso acelerado de transformación, ya no en la vida cotidiana -la revolución digital ya se inició hace unos años -, sino en el aspecto laboral o productivo. Robots que reemplazan mano de obra manufacturera, nuevas actividades productivas, nuevos puestos impensados años atrás, y hasta cierta incertidumbre sobre las carreras del futuro…de un futuro que ya no se mide en décadas sino en años. En suma, es la economÃa del conocimiento la que actualmente nos transforma y obliga a readecuarnos.
En este contexto los paÃses deben prepararse para esta nueva economÃa, trabajando simultáneamente en dos frentes: el talento humano y las capacidades productivas. Por un lado preparando nuestra gente para las habilidades cognitivas que son demandadas. Pero por el otro, impulsando un ecosistema productivo que tenga capacidad de convertir el talento en conocimiento y el conocimiento en riqueza.
Si solo nos concentrarÃamos en el talento sin pensar en qué harÃamos con él, posiblemente producirÃamos la peor de las exportaciones, la de las personas, ya que migrarÃan hacia donde puedan desarrollar dicho talento. Y si solo nos concentrarÃamos en el ecosistema productivo, en poco tiempo se agotarÃa por ausencia del capital humano preparado para escalarlo.
Por lo tanto, participar en la economÃa del conocimiento requiere nuevos talentos (personas con capacidades más intelectuales que manuales), y nuevos procesos productivos y empresas.
Es por eso que estamos empeñados desde el gobierno de dar apoyo a los dos aspectos: impulsando leyes aplicables a desarrollar nuevos emprendedores y liberar su capacidad de transformación (la ley pyme y la de emprendedores, por ejemplo), y por el otro preparar a nuestra gente para los empleos del futuro, dotándolos especialmente de la capacidad de aprender (el Programa 111 Mil, o los planes educativos en ciencias duras, por ejemplo). Una sin otra nos harÃa tener menos oportunidades la economÃa del conocimiento.
Dicho de otra manera, de no encarar estas acciones, nos podrÃamos quedar mirado como pasa la revolución digital productiva sin poder ser actores en la nueva economÃa. En el pasado muchos se quedaron viendo como pasaba el tren. Nosotros debemos ser los que instalemos nuevas vÃas, y generemos las nuevas locomotoras.
En suma, ser jugadores y no espectadores. Estamos en ese camino yo creo.